Unos escritos íntimos arrojan luz sobre la cosmología personal del psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung, una figura compleja y polémica que tuvo un rol clave en la etapa inicial del psicoanálisis y fue el fundador de la psicología analítica. En 1913 empezó un camino de autoexperimentación al que se refirió como “la confrontación con su alma”: un involucramiento con sus fantasías en estado de vigilia, cuyo registro llevó a cabo en una serie de cuadernos a los que llamó Los libros negros, obra hasta ahora inédita en español que El hilo de Ariadna, la misma editorial que en 2010 lanzó El libro rojo, publicará en una magnífica colección de siete volúmenes en caja contenedora. Esta edición de 1832 páginas, que llegará a las librerías en agosto, incluye en el primer volumen un revelador ensayo del destacado especialista Sonu Shamdasani, erudito y traductor de Jung, presidente y fundador de la Philemon Foundation, una selección de vibrantes obras figurativas de Jung y la versión facsimilar como la traducción de cada uno de los cuadernos.
Los editores María Soledad Costantini y Leandro Pinkler escriben en la introducción que si en El libro rojo observaban que ese texto hasta entonces inédito iniciaba el recorrido en busca de sus lectores en un contexto de “acuciante crisis de sentido en el mundo contemporáneo”; con la salida de Los libros negros “la situación de una epidemia psíquica a escala planetaria resulta más manifiesta aun”, comparan los responsables de la edición en español. “En consonancia con este clima civilizatorio, la cantidad de gente que busca ampliar su consciencia es cada vez mayor. El mensaje de Jung, surgido de las entrañas de su propia vivencia, tiene la potencia de transmitir cuál es el punto neurálgico de la existencia: el ser humano tiene la misión de sumergirse en la oscuridad para liberar la luz encubierta en las sombras. Desde esta perspectiva, la denominada muerte de Dios, la desacralización del mundo en la destrucción ambiental y la enajenación en el hipnotismo tecnológico son los síntomas de la pérdida del alma”, advierten Costantini y Pinkler. “Una frase nos interpela con implacable vigor en Los libros negros: ‘Tú eres en Dios cuando tú eres en ti mismo’. El extraordinario legado de la obra de Carl Gustav Jung revela su clave principal en este libro visionario en el que se despliega el proceso del renacimiento de la imagen de Dios en el alma”, comentan los editores de El hilo de Ariadna.
Bernardo Nante, doctor en Filosofía, presidente de la Fundación Vocación Humana y especialista en la obra de Jung (1875-1961), supervisó la traducción de Los libros negros realizada por Laura Carugati, Romina Scheuschner y Gastón Rossi. Carugati y Scheuschner ya habían trabajado con Nante en la traducción de El libro rojo, también publicado por El hilo de Ariadna en el 2010. Nante tuvo acceso a la copia del facsímil del manuscrito alemán de Los libros negros en 2019 y a la traducción inglesa que se publicó en 2010. “Me sorprendió profundamente la riqueza del material que completa y ahonda a El libro rojo, particularmente sus imágenes, y cuyo texto abarca el período que se inicia en noviembre de 1913 hasta abril de 1916. Los libros negros, en cambio, comienzan en la misma fecha y terminan en diciembre de 1932. Si bien hay partes en la que los textos coinciden, se tradujo todo desde cero”, confirma el especialista a Página/12. “Por tratarse de una obra visionaria, además del dominio de la lengua alemana es menester tener en cuenta toda la obra de Jung y sus vastas y variadas fuentes culturales. Los tres traductores trabajaron armónicamente en tándem, liderados por Laura (Carugati). La labor que duró trece meses consistió en que me hacían entregas periódicas ya muy cuidadas, que yo supervisaba y siempre mis observaciones o sugerencias se daban en el contexto de un diálogo constructivo que llevó a una versión definitiva muy esmerada”, agrega Nante, autor de El Libro Rojo de C. G. Jung. Claves para la comprensión de un libro inexplicable.
Los libros negros completan a El libro rojo, confirma Nante los vasos comunicantes entre las obras. “Jung anotó inicialmente sus experiencias con lo inconsciente en el primero (Los libros negros) y no llegó a copiarlas todas. Esta obra que ahora se publica nos brinda un contexto de El libro rojo y permite comprender un poco más tanto las imágenes como la prosecución de este misterioso experimento”, plantea Nante y aclara que las dos obras dan cuenta de núcleos inspiradores de la extensa obra teórica psicológica y de la praxis psicoterapéutica. "Desde el punto de vista de su aporte a la cultura, en Los libros negros se advierte de modo contundente y experiencial la realidad del alma que debe ser cuidada. Ignorarla o intentar dominarla conlleva a la catástrofe del individuo, de la comunidad y de la naturaleza. El alma es autónoma y su creatividad contiene oscuridades y luces que debidamente abordadas pueden ser orientadoras y hasta llevar al renacimiento de una imagen de Dios o de totalidad y de sentido, pero en caso contrario genera una peligrosa desorientación. Se trata de una obra íntima de Jung, no de un diario que consigna temas cotidianos o reflexiones teóricas sino de un noctario, con visiones, sueños y reflexiones. La obra no propone recetas ni doctrinas. Tampoco se opone a las confesiones ni se presenta como una nueva religión. Más bien es una invitación a que cada uno haga su proceso desde su contexto personal y cultural”.
“Esta obra centenaria tiene aún más vigencia que en su época y parece sincronístico que recién ahora salga a la luz”, analiza Nante. “El mayor valor consiste en el impacto que provoca su lectura; en este sentido, más que una experiencia estética es una experiencia sacra, más allá de si el lector o la lectora pertenece a una confesión o a ninguna. La obra no propone una doctrina pero sí el cuidado de la propia interioridad hasta ahora descuidada, lo cual permite sanar la cultura, caracterizada por relativismos individualistas o fundamentalismos”, explica el especialista. “Jung pudo anticipar el advenimiento de ambas guerras mundiales, no porque fuera un profeta, sino porque le bastaba advertir que la simbólica que se constela en la interioridad de los individuos está vinculada con los acontecimientos históricos. Es decir, más allá de la política, la ética, la legalidad tan necesarias es menester el cuidado de la profundidad de cada ser humano”, subraya Nante y recuerda que en la década del veinte del siglo pasado el psiquiatra y psicólogo suizo menciona a menudo que “el ser humano moderno cree haber superado a los dioses míticos pero hoy los dioses se han transformado en fobias y obsesiones, producen curiosidades médicas y generan epidemias psíquicas”. Para concluir, Nante insiste: “Jung no propone una religión o ideología alternativas porque sostenía que lo peor que le podía pasar es que hubiera junguianos, sino que invita a cuidar de la propia profundidad”.