La turística es la quinta actividad que más ingresos genera en la provincia de Buenos Aires, detrás de la industria manufacturera, el comercio al por mayor, menor y reparaciones, los servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler, y de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura. Sin embargo, las aristas que componen el entramado del universo del turismo bonaerense no escapan a la caída de la actividad económica y la recesión que pone al sector alerta frente a una realidad que sus actores describen como "alarmante". 

Soledad Martínez es la subsecretaria de Turismo de la provincia más grande del país y dice a Buenos Aires/12 que la actividad "viene en picada desde el verano" y que, en ese sentido, no puede dejar de observar la contracción que se generó a partir de la llegada de Javier Milei a la Presidencia, sobre todo cuando abre los números y los compara con los años anteriores. 

"Veníamos subiendo temporada a temporada la cantidad de turistas, aumentando el consumo e incrementando la cantidad de días que las personas se tomaban para vacacionar", analiza. Y compara: "En el verano que pasó, eso mostró una retracción y actualmente se sigue confirmando esa tendencia. Los destinos más caros continúan con cierta ocupación estabilizada, pero los destinos populares muestran más bajas". 

—¿Eso visibilizaron durante los dos últimos fines de semana largos?

—Sí, lo mismo se dio estos últimos fines de semana largos. Si se compara con las mismas fechas pero del año pasado, hubo una baja del 35 por ciento, aproximadamente. La baja del consumo fue la más marcada, y cayó sin distinción de lugares, porque la gente se dedicó a buscarle la vuelta. El que se fue a algún hotel, intentó optar por aquellos que tienen cocina y demás, para comer adentro. La gente no gasta en todo lo extra que históricamente hacía. Ahí se mostró mucho e incluso, la mayoría se fue a una casa prestada del primo, del tío o del pariente. Hubo mucha baja. Los números de ocupación indican que hay movimiento, pero no hay gasto. 

—¿Esta es la peor realidad turística desde que gobiernan la Provincia?

—El 2020 fue lo peor porque tuvimos, un parate del 100 por ciento de la actividad, pero hay alarmas de que esto puede llegar a ser igual que la pandemia porque lo primero que recorta la gente es el extra, el gustito y el disfrute. Y no es casualidad en estos tiempos hablar del merecimiento del disfrute, cuando se instaló como discurso que en realidad uno no se lo merece y que es sólo un lujo para pocos. Es el discurso y el relato de este Gobierno nacional actual, donde parece que no te merecés las vacaciones o que no te mereces, como niña o niña, ir a los juegos Evita. No te merecés el deporte, te merecés el sacrificio y te merecés la precarización laboral. Es todo lo que este gobierno pregona.

—¿Ustedes proyectan la continuidad de este escenario ?

—Si bien lo malo está pasando, los números que se vienen y que se vislumbran desde el área de turismo son aún peores. Nuestros destinos propiamente turísticos sufrieron una fuerte caída, no tuvieron una buena temporada y ya la están pasando mal, porque viven en el turismo y es con lo que bancan todo el año. Desde la Provincia estamos trabajando mucho con beneficios y descuentos del Banco Provincia, que armó una batería para las vacaciones de invierno con el fin de poder sostener, aunque sea un poco, el turismo durante estos meses. 

¿Qué hace el Gobierno nacional ante esta situación?

—Nada, estamos ante un desmantelamiento total del área. Uno, como funcionario provincial, no tiene persona a quien dirigirse. Desde la Provincia estamos intentando que nos acompañen con el pedido del feriado del 17 de agosto, para que sea trasladado al lunes, que es algo que se ejerce por Ley y desde hace casi 30 años se instaló de esa forma. Sin embargo, el año pasado, cuando sale el decreto de los feriados trasladables omitieron éste, que es uno de los más fuertes para nosotros. Pero estamos con ese período y ni siquiera nos contestan. Lo expusimos a través del Consejo Federal de Turismo, junto a todas las provincias de manera unánime, porque lo pidieron todos los municipios y el sector privado, pero no hemos tenido respuesta. Tampoco hay ningún tipo de incentivo, son sólo anuncios que no se traducen en ningún hecho. Queda todo ahí, volando, todo anda mal. Y mientras tanto, los funcionarios del Gobierno nacional paseando por el mundo como si estuviéramos en un festival. 

¿Qué sensaciones le dejó el Congreso Productivo Bonaerense? 

—El Congreso Productivo Bonaerense batió records en relación al año pasado y tuvo más del doble de gente, ya que fueron 2.500 inscriptos. Estuvo muy bueno porque el año pasado, durante el primer congreso, hablábamos del futuro pero por supuesto que no nos referíamos a lo que hoy estamos viviendo. Fue novedosa la manera de encarar los paneles, poniéndonos como contrapunto al Gobierno nacional, por la manera que tenemos de gestionar los que sí creemos en un Estado presente que acompañe a la producción. Remarcamos que somos una provincia industrial, una provincia que tiene que producir y tiene que conservar la fuente de empleo en todas sus patas productivas, que son el turismo, el comercio, la industria, la minería y demás. Estuvimos con los actores de todos los sectores, como el privado y el académico, junto a todos los ministros del Gabinete provincial, con el cierre a cargo del gobernador, que sintetizó de la mejor manera el espíritu del congreso.

¿Hubo reclamos puntuales? ¿Más allá de las diversas visiones, hubo ejes y puntos en común? 

—La idea de nuestro congreso era esa, escuchar todas las voces, aún la de los industriales, comerciantes y productores que sabemos que no nos apoyaron con el voto, o que no piensan como nosotros, como el gobernador y todo su equipo. Pero hoy, con este panorama, el eje común que todos tuvimos fue en torno a la importancia de tener un Estado que genere las condiciones para que las empresas de todos los sectores puedan crecer. Coincidimos en que no es posible desregular, porque no es posible una economía en crecimiento sin un Estado que acompañe. 

¿Y hubo consenso sobre esa mirada?

—Sí, esa fue la gran conclusión, independientemente de las distintas voces. Obviamente hubo algunas diferencias en relación a cómo y cuánto tienen que afectar los impuestos a las distintas actividades, pero no quedan dudas de que tiene que haber un Estado que regule, que acompañe y que fomente la industria nacional. Si no tenemos industria en la provincia de Buenos Aires, que es el corazón productivo del país con un 40 por ciento de la actividad, imaginate lo que le pasa al resto de Argentina.

Desocupación, el gran fantasma


¿Cómo repercute en los trabajadores del turismo tener estos índices de actividad?

—Lo de los trabajadores es algo preocupante, porque después de la pandemia muchos laburantes del sector hotelero o del gastronómico se fueron del rubro por el parate que había. Fueron las dos actividades que más tarde volvieron y nos costó muchísimo recuperar gente bien calificada. Después de que nos recuperamos de eso, ahora está pasando de vuelta. Dentro del turismo, la gastronomía es uno de los primeros empleos que tiene en general un chico de 18 años que termina la escuela. En vez de estar en la calle se califica, se prepara y queda trabajando en eso. Entonces esto es realmente una tragedia, porque de vuelta cuesta encontrar mano de obra calificada en el sector.

¿Por qué dicen que el turismo es una actividad económica transversal para la Provincia? 

—Porque cuando una comunidad recibe turismo tiene un efecto derrame que no tiene ninguna otra actividad. Entran en juego desde la farmacia y la gomería, hasta los restaurantes y los parques de entretenimiento. Absolutamente todos los rubros comerciantes que componen una comunidad se benefician por el turismo, directa o indirectamente. Es tal la cadena que mueve que en la provincia de Buenos Aires el turismo es la quinta actividad en generación de producto bruto. 

¿Espera que la situación mejore? ¿Qué debe pasar para que eso ocurra?

—Es muy difícil porque la actividad no le escapa a la coyuntura nacional. Con lo cual es muy complejo si estamos en el medio de una crisis económica de las dimensiones de la que atravesamos, es complejo. Nosotros queremos y necesitamos que repunte y trabajamos para generarlo con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Sin embargo, la Provincia no puede suplir la falta de políticas del Gobierno nacional. Lo intentamos y nuestro gobernador, Axel Kicillof, hace todo lo posible; pero no se puede llegar a todo. Generamos beneficios atractivos y trabajamos mucho con el sector privado para que ellos también soporten en este momento de tanta carga. Debemos salir entre todos, la pandemia ya nos mostró que el trabajo en conjunto sirve, funciona, rinde y pone en pie la actividad. Estamos en eso, buscamos generar las condiciones y para eso necesitamos un Estado nacional presente que empiece a laburar, de verdad, de una buena vez.