En la antesala del show de Placebo en el Luna Park, en marzo último, un baterista y un cantante le dejaron el predio caldeado a Brian Molko y compañía. Big Special, grupo ignoto por estos lares pero devenido en una de las nuevas sensaciones de la escena musical británica. Se embarcaron en esta travesía sudamericana para poner a prueba los temas de su primer álbum, Postindustrial Hometown Blues, antes de sacarlo el 10 de mayo. La excitación era tal que para agitar su debut porteño lanzaron previamente dos singles, Butcher's Bin y Dust Off/ Start Again. Abrebocas de un estilo que, en sintonía con el de artistas como Idles, Sleaford Mods o Kae Tempest, apela por el verso y el flow a la imagen y semejanza del spoken word.

"Esa noche en Buenos Aires fue increíble. Siempre la recordaremos como algo especial porque fue nuestro primer recital en Sudamérica", explica por videollamada el baterista Callum Moloney. "No sabíamos qué esperar, pero el público fue atento y amable. Nos sentimos realmente bienvenidos." A su lado, el cantante Joe Hicklin revelaba cómo llegaron a ser soporte de Placebo: "Fue algo surrealista. Nos preguntaron si queríamos hacerlo, y dijimos que sí. En los camarines conocimos a Brian, y nos pareció encantador. Como compositor, él supo contar y transmitir lo que le pasó. Puede que no compartamos el mismo estilo musical, pero tenemos en común la honestidad".

  • Otro rasgo que los aúna con Placebo es la oscuridad que atraviesa a su música.
  • Callum Moloney: Es oscura, pero refleja lo que está sucediendo. El arte siempre respondió de esa forma. Lo que buscamos la mayor parte del tiempo es conectar. Si te sentís mal en ese momento, seguramente tu música sonará así. Johnny Cash les cantó a los hombres que estuvieron en prisión porque conocía su realidad.
  • Joe Hicklin: También podés cantar sobre adicciones sin ser adicto. Podemos hablar de una lucha específica o personal, por más que no sea la nuestra. Igualmente, esto trata acerca de la empatía. Muchas de las grandes canciones que seguramente escuchaste dicen exactamente lo que sentimos, pero los que las compusieron no nos conocieron.

La propuesta del grupo pone su peso en la palabra (doliente, iracunda, árida) y en el minimalismo sonoro. Es por eso que, por más que parezcan ataviadas por la obviedad del electro, el punk, el hip hop o el soul, estas 15 canciones tienen resabio a vanguardia. "Estamos dispuestos a probar todo tipo de géneros musicales", enfatiza Hicklin, quien antes de la confección de este laboratorio artístico se dedicaba a tocar la guitarra e interpretar folk y música country. "Si quisiéramos hacer algo que tuviera un poco más de soul, podríamos ir en esa dirección. Pero si nos dan ganas de ponernos más raperos o bailables, no tenemos problema en apuntar también hacia ese lugar. Necesitábamos un eje, y lo encontramos."

Si el repertorio da rienda suelta a su libertad creativa, el título del álbum responde a la depresión social de esta época. "Es una expresión honesta de la clase trabajadora de la Inglaterra moderna, a través de los ojos de la mala salud mental, la búsqueda del arte y el desencanto político", justifican. "Básicamente, se refiere al lugar del que venimos. Desaparecieron las industrias, y no hay más trabajo". Previo a Big Special, Moloney era chofer comercial y Hicklin se dedicaba con su familia a la recolección de desechos. "No tenía jefe, pero fue el laburo más duro que tuve", reconoce el frontman. Y su compañero añade: "Por más difícil que esto sea, no estamos cavando hoyos, apilando estantes o sirviendo a algún engreído en un bar elegante".

Los caminos de Moloney y Hicklin se cruzaron por primera vez a los 17 años, cuando asistían a la universidad. Si bien fueron parte de varios proyectos musicales, no fue hasta una década más tarde que decidieron darse una oportunidad más. La idea partió del cantante, y en el momento menos idóneo: en el año uno de la pandemia. Inicialmente era para vencer al encierro y el aburrimiento. Pero el vocalista y compositor del tándem había estado escribiendo poemas con el deseo de gritarlos alguna vez.

"No siempre podés decir algo nuevo. Pero cuando hablás de tu vida, la gente se identifica con ella porque tal vez es algo que dijiste a tu manera, pero los demás le agregan su propio significado", afirma Hicklin, quien, pese a reconocer su fanatismo por las imágenes góticas, pone el foco en cantar sobre situaciones normales. Lo que queda de manifiesto en el primer single de la banda: Shithouse, que trata acerca de una crisis nerviosa en tiempos difíciles.

Tras esa canción, apareció This Here Ain't Water!, en la que frontman desenfunda una métrica parecida a la de un predicador. La terna de temas con la que Big Special se presentó en sociedad la completa Desperate Breakfast. Lanzado en septiembre de 2023, terminó de captar la atención de la escena musical de su país: "Brindo con mi té en señal de luto, porque la mañana llega demasiado pronto", se lamenta Joe Hicklin en uno de los pasajes más erizantes de la canción, escupiendo ácido ante un día de trabajo no deseado. Es una de las tantas dosis de realidad que traspasa a su embriagador cancionero.

"Ése es el sentimiento general del álbum", cavila el cantante, quien en la grabación del disco se colgó la viola (no lo hace en vivo) y programó bases electrónicas como las del tema Trees. "No queremos dar ninguna respuesta, ni decir que conocemos el camino. Sólo somos nosotros diciendo: 'Esto es una mierda, sabemos que es una mierda y vos también sabés que es una mierda. Pero intentemos hacer algo juntos'."

Sobre la chapa de "artista político" que ya le cuelga a Big Special, el vocalista opina: "Nos encanta saber que lo que estamos haciendo provoca reacciones en los demás. Creo que ese mensaje tan directo hace bien. No somos totalmente de izquierda, y tampoco pretendemos bajarle línea a nadie. Sólo somos creativos a nuestra manera, y el público conecta con eso. Estamos del lado de la gente".

El baterista coincide con este convencimiento: "Cualquiera que esté privado de sus derechos ante este sistema construido contra nosotros, entenderá nuestra música. Estamos lejos de ser panfletarios. Hay miles de cosas más sobre las que cantamos. Este proyecto artístico es una consecuencia de la clase trabajadora".

Foto: Prensa Big Special

Moloney nació en Birmingham y Hicklin es de Walsall (12 kilómetros distancian a ambas ciudades), que a fines del siglo XIX estaban entre las urbes más industrializadas del Reino Unido. La espesura del carbón que emanaba de las chimeneas de las fundiciones de hierro y acero de la región central de Inglaterra no sólo provocó una inmensa polución atmosférica, sino que derivó en el término "Black Country", o en español "País negro". Fue una herramienta de márketing para promover a ese conurbano (conocido como Midlands Occidentales). Por eso es común que a Big Special lo llamen "el grupo de Black Country". Y pese a que es de Cambridge, la banda de post punk Black Country, New Road inspiró su nombre en esa historia proletaria.

  • Su país es hoy un hervidero musical. ¿Cómo hicieron para destacar?
  • Joe Hicklin: Nunca pensamos esto como una competencia de artistas. Nos sentimos muy bien porque estamos haciendo amigos que hacen cosas similares a nosotros.
  • Callum Moloney: Queríamos ser parte de esto. Tenemos muchas cosas para decir. Pero también tuvimos la suerte de que nos prestaran atención, y de que un sello decidiera sacar nuestro disco. Más allá de la fantasía que estamos experimentando, porque es cierto que esto no le sucede a todo el mundo, nos sentimos preparados.


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