Si bien su nombre ya se había barajado hace algunos años para dirigir al Teatro San Martín, cargo que al final no ocupó, Alejandro Tantanian se “sorprendió muchísimo” cuando el hombre fuerte del ministerio de Cultura, Enrique Avogadro, le propuso asumir la dirección del Teatro Nacional Cervantes. “Es que mi relación con esa institución era de distancia, de algo ajeno, como creador y como espectador”, cuenta a PáginaI12. Lo pensó bien. Pidió opinión a amigos y colegas, se imaginó cómo sería trabajar para un gobierno con el que no comulga “ideológicamente” y finalmente puso dos condiciones: que lo dejaran asumir en 2017 y que en su tarea lo acompañara un equipo de creadores de distintas disciplinas, para darle al único teatro nacional de la Argentina un nuevo perfil. Le dijeron que sí a ambos pedidos y, luego de un año de planificación y trabajo, el próximo 2 de enero el teatrista asumirá el cargo que dejaron vacante Rubens Correa y Claudio Gallardou.
Sus expectativas para lo que viene no son pocas: “Quiero que el teatro sea un faro, un punto de referencia ineludible. Que se haga un teatro de tal excelencia que cuando la gente venga a Buenos Aires deba ir sí o sí al Cervantes porque allí está lo mejor que se está haciendo”, sueña, conciente de que para eso es fundamental el sesgo que le de a la programación. Como primer proyecto (lo anunciará en la conferencia de prensa que se hará a fines de febrero), el director abrirá el 2017 con el estreno de La terquedad, un espectáculo de Rafael Spregelburd que nunca se hizo en versión local. “Quiero un lugar que interpele y hable con el contemporáneo de la ciudad en la que está emplazado. Que haya riesgo y haya experimentación. Que se apueste fuerte en algunas cuestiones”, desliza ante la consulta de este diario.
–¿Qué idea tiene de un teatro nacional?
–En primer lugar, que teatro nacional hay uno solo pero no en términos edilicios. Hay un solo edificio que es el del Teatro Cervantes, donde funcionan las oficinas y una sala. Pero el teatro nacional es más que eso. Para mí dirigir el teatro nacional es pensar en cómo se puede empezar a generar proyectos en toda la Nación, bancados por la Nación, y por el presupuesto nacional, pero no necesariamente en el edificio de la Avenida Córdoba. Con mi equipo propusimos un nuevo programa que reemplaza al Plan Federal de Coproducciones, que se llamará El Cervantes produce en el País, cuya idea es proponerles a los artistas por fuera de Capital Federal que presenten proyectos para que el Cervantes los produzca en su totalidad.
–¿Piensa estrenar una puesta suya en el Cervantes?
–No el primer año, porque quiero tener todo el tiempo para esta tarea que es nueva, pero estrenar en un teatro en el que no tuve posibilidad de trabajar no me parece mal, así que a lo mejor algún proyecto hay para 2008. Yo no voy a dejar de ser un director de teatro para ser un funcionario público. De hecho ya me estuve reuniendo con gente que se va a encargar de lo contractual, lo administrativo, lo gremial, todas áreas de las que yo no sé hacerme cargo. Yo me voy a ocupar de lo artístico que es mucho, y es lo que me gusta. Por ejemplo, me interesa seguir los procesos de ensayo de los espectáculos, porque yo soy el director de ese lugar y si hay algo más o menos flojo lo tengo que decir. Después si me atiende o no cada director quedará en ellos, pero me parece que ahí es donde tengo que estar.
–¿Piensa una articulación con los teatros públicos que dependen de la Ciudad?
–Sería lo ideal, teniendo en cuenta que son todos teatros que están en la misma ciudad y a pocas cuadras de distancia, tanto el San Martín como el Colón, los más importantes. Ahora que el signo político es el mismo, sería medio ridiculo en términos de cultura no hacer una sinergia, más allá de lo que pueda pensar cada uno.
–En esos teatros hubo polémicas por coproducir o alquilar las salas a privados. ¿Eso está en los planes para el Cervantes?
–Para nada. De ninguna manera. No me parece prudente y no permitiría hacer negocios con privados. Sí creo que coproducciones hay que hacer, pero con otros teatros nacionales del mundo. Una de las obras que queremos que haya en la sala María Guerrero para el año próximo justamente sería una coproducción con el teatro nacional de Francia, algo que s muy rico porque te permite producciones más importantes y además que el teatro nacional visite otros países y haga un recorrido.