This closeness - 7 puntos
(Estados Unidos, 2023)
Dirección y guion: Kit Zauhar.
Duración: 88 minutos.
Intérpretes: Kit Zauhar, Zane Pais, Jessie Pinnick, Ian Edlund.
Disponible en MUBI.
El cine ultra independiente tiene una nueva princesa. El nombre de Kit Zauhar, realizadora que aún no ha cumplido los treinta años, comenzó a sonar con fuerza hace unos años, cuando su ópera prima Actual People (2021) fue presentada en una de las secciones competitivas paralelas del Festival de Locarno. “En la mejor tradición del cine independiente estadounidense, Zauhar le pone el cuerpo a su primer largometraje”, escribía Luciano Monteagudo en estas mismas páginas, en la crítica dedicada al debut de la joven cineasta, nacida en Filadelfia de madre china y padre americano.
Lo mismo puede decirse de This Closeness, segundo esfuerzo detrás y delante de la cámara, ya que además de escribir el guion y dirigir Zauhar interpreta uno de los cuatro personajes del film, que con excepción de un par de planos justo antes de los títulos de cierre transcurre por completo en el interior de un departamento de tres ambientes. Cuatro personajes y un único ámbito son las armas con las cuales la directora construye un pequeño pero potente tratado sobre las relaciones personales entre jóvenes veinteañeros en la tercera década del siglo XXI.
Tessa (Zauhar) y Ben (Zane País), novios desde hace tiempo, llegan al departamento de Filadelfia que alquilaron por unas noches. En realidad, lo que alquilaron fue un cuarto, por lo que están obligados a compartir la cocina y el baño con el aparente dueño de casa, un muchacho recluido que casi no sale de su habitación, en parte obligado por un trabajo como editor audiovisual. Tessa, que tiene un oficio mucho más extraño –parece irle bien con un canal online dedicado a las terapias ASMR, práctica relajante que incluye los sentidos del tacto, el oído y el olfato–, está allí para acompañar a Ben a una reunión de compañeros del secundario.
Ambos bromean sobre Adam, quien resulta un poco obsesivo con ciertos detalles de la convivencia, como dividir el espacio de la heladera en compartimentos perfectamente estancos. Los primeros contactos entre los convivientes dejan en claro algunas cosas, como que Adam efectivamente es un poco excéntrico (e incluso friki), pero también que el vínculo entre Tessa y Ben ha comenzado a exhibir varias grietas que ningún intercambio de “te amo” logra maquillar.
Al trío se le sumará eventualmente Lizzy, una excompañera de escuela de Ben que alguna vez estuvo enamorada de él y que incluso, como confiesa el joven durante una noche de borrachera, alguna vez le hizo una pajita furtiva. Habrá más confesiones durante los casi noventa minutos de This Closeness, aunque no serán tanto del orden del secreto revelado sino más ligados a transparentar emociones y sentimientos que, tantas veces en la vida, son sepultados bajo varias capas de razonamientos y, por qué no, conveniencias. Hay algo ligeramente monstruoso y, al mismo tiempo, perfectamente natural en la relación de pareja de los inquilinos, una normalidad repleta de malentendidos y posiciones adoptadas a fuerza de costumbre, que contrastan con la introversión y candidez genuina de Adam, a quien claramente le cuesta, y mucho, tener una visa social activa.
Tanto en el rol de guionista y realizadora como en el de actriz, Kit Zauhar deja de lado cualquier atisbo de sensacionalismo o psicodrama a la hora de iluminar aspectos complejos de la vida emocional contemporánea, con sutileza y un poco de ambigüedad. En ese sentido, hay algo de tratado generacional en This Closeness, reflejo de incomodidades y torpezas que atraviesan lo social y lo individual durante esa etapa decisiva de la vida (la construcción de cada uno de los personajes juega con ciertos arquetipos, pero es siempre mucho más que eso). Con un humor difuso, oculto detrás de las escenas, y una naturalidad lograda a partir de actuaciones precisas, Zauhar “deconstruye” esa cercanía humana que el título destaca como elemento central de la historia.