Al igual que todos los años para esta época, pero en un contexto diferente y especial, Claudio Gallardou y Rubens Correa, subdirector a cargo de la dirección del Teatro Nacional Cervantes (TNC) y ex director del mismo, respectivamente, presentaron ayer el balance anual de gestión del único teatro que depende del gobierno nacional, y además se despidieron luego de 8 años de excelente gestión. El próximo director de la institución, el teatrista Alejandro Tantanian, no estuvo presente en la ceremonia, pero los directivos salientes aseguraron que la transición durante este año fue “ordenada” y que la entrante demostró “mucho ímpetu para seguir adelante”.

“Empezamos con un teatro en enorme conflicto. Hicimos lo posible para que todos los trabajadores se sintieran honrados como correspondía y para que el teatro fuera lo que creemos que un teatro nacional debe ser. Para algunas cosas no nos dio el tiempo y otras fueron complicadas, así que hubo cosas que quedaron sin hacerse, como el tema de los andamios, pero estamos muy orgullosos porque pudimos empezar a construir un teatro nuevo”, dijo Gallardou, que agradeció a la “familia” del Cervantes y en especial a Correa, que dejó su cargo como director en julio pasado.

Frente a un auditorio de amigos y habitues del teatro, y sin presencia de ningún funcionario del ministerio de Cultura que conduce Pablo Avelluto, Rubens, Gallardou y la presidenta de la Asociación de Amigos del Teatro Nacional Cervantes, Norma Duek, recordaron algunos de los programas históricos que caracterizaron su gestión: El Cervantes en el Cervantes, El Plan Federal de Coproducciones y El radioteatro.

Además, los funcionarios contaron que durante el 2016 la institución hizo un total de 1.119 funciones que sumaron 192 mil espectadores. De esos, casi 87 mil asistieron a las 584 funciones en la sede de Avenida Córdoba, mientras que 105 mil estuvieron en alguna de las 535 funciones que tuvieron lugar en los distintos planes federales. De todos modos, según comentaron, la crisis que atraviesa el teatro también se notó, ya que las presentaciones en las tres salas del Cervantes tuvieron casi 6 mil espectadores menos que el año anterior. 

“El 2016 fue un año verdaderamente atípico. Por las elecciones sólo habíamos programado la primera parte de la temporada, como una colaboración a la futura gestión, que imaginábamos asumiría a principios del año que está terminando”, explicó Gallardou, que justificó así el achique en la programación de la temporada del verano pasado, con el objetivo de no gastar mucho presupuesto. De todos modos, la gestión saliente tendrá ahora su revancha, puesto que fue la encargada de programar los espectáculos que el TNC presentará en el Teatro Auditorium de Mar del Plata.