Mi abuela materna estuvo atravesada por dos pasiones. El amor por los juegos de cartas y el odio por el peronismo, especialmente por Evita. Lo que más recuerdo de ese antiperonismo visceral era la idea de que es muy fácil ser como Evita y regalar cosas que no son de uno.
Lo que más me sorprendía es que ella había pasado penurias en su vida, trabajado desde muy joven en el campo, criado a sus hijas