La otra cara de la luna - 6 puntos
(Fly Me to the Moon; Estados Unidos/Reino Unido, 2024)
Dirección: Greg Berlanti.
Guion: Rose Gilroy.
Duración: 132 minutos.
Intérpretes: Scarlett Johansson, Channing Tatum, Woody Harrelson, Colin Jost, Jim Rash, Ray Romano.
Estreno en salas de cine.
Podría pensarse que comedias románticas eran las de antes, y efectivamente hay algo de esa vieja escuela en La otra cara de la luna, el largometraje de Greg Berlanti (El club de los corazones rotos, Yo soy Simón) que pone a dos estrellas de cine a chisporrotear delante de la cámara con el trasfondo del satélite natural de la tierra. O, mejor dicho, con la carrera por llevar al ser humano a pisar la superficie lunar.
En la tradición de la screwball comedy, en este caso con opuestos atraídos inexorablemente el uno hacia el otro, Scarlett Johansson interpreta a Kelly, una gran vendedora (hoy se hablaría de experta en marketing) con un pasado algo turbio, al tiempo que Channing Tatum hace las veces de un ex piloto de guerra encargado de coordinar el despegue de los cohetes del programa Apolo. Corren los últimos meses de la década de 1960 y, como la excelente banda de sonido no deja de señalar, son tiempos de Stax Records, soul y r&b traspasando las fronteras del mercado afroamericano y el debut global de una banda británica llamada Bee Gees.
Basta el encuentro de Kelly con un oscuro, aunque simpático, agente gubernamental al servicio de Richard Nixon (Woody Harrelson) para que la rubia se tome un avión al estado de Florida y se haga cargo de una misión ardua y compleja: volver a poner la carrera espacial en las prioridades de los ciudadanos y los políticos del país a través de acuerdos comerciales, entrevistas falsas y otras yerbas publicitarias.
Más allá de un casual encuentro en un bar que pone en movimiento la posibilidad de un romance, la llegada de la especialista a las oficinas y hangares de la NASA da vuelta por completo las cartas y Cole, aún dolido por la muerte en tierra de los astronautas de la misión Apolo 1, no quiere saber nada con lo que considera un tratamiento superficial de la ansiada proeza. Pero las cosas van mutando y el vínculo profesional comienza a dar algunos pasos hacia la intimidad, al tiempo que una trama paralela amenaza con destruirlo: la secreta manipulación del video del alunizaje, a ser registrado y transmitido en vivo al mundo desde un gran estudio, al mismo tiempo que el real.
De esa manera, El otro lado de la luna juguetea con el afianzado mito de la falsificación del evento (incluso se nombra en más de una ocasión a Stanley Kubrick) al tiempo que el esfuerzo de los tres astronautas de la misión queda certificado por el guion, escrito por Rose Gilroy. No todo lo que brilla es oro en el film de Berlanti, pero la química entre Johansson y Tatum está casi siempre presente y el tono amable y ligero de la historia logra llevar las más de dos horas de metraje por caminos agradables. Si, como la luna, la película no logra brillar con luz propia, al menor refleja con placidez los dominios de otros romances cinematográficos más intensos, al tiempo que juega el juego del drama histórico en tiempos de guerras frías y competencias espaciales.