El gobernador bonarense, Axel Kicillof, visitará este jueves la sede del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) que conduce Ricardo Pignarelli, en la porteña Avenida Belgrano. Allí sellevará a cabo el encuentro de la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina. La presencia del gobernador implica un paso más en la construcción de una referencia opositora de proyección nacional.
Hasta donde pudo saber Buenos Aires/12, hasta el cierre de esta edición se analizaba la posibilidad de que, además de Kicillof, concurran el resto de los gobernadores que se negaron a firmar el Pacto de Mayo: el pampeano Sergio Ziliotto, el riojano Ricardo Quintela, el fueguino Gustavo Melella y el formoseño Gildo Insfrán.
La Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina fue conformada en 2012, con la participación de 35 gremios y el objetivo de aportar la mirada de los trabajadores organizados acerca del modelo productivo de país a desarrollar. Además de Smata, integran la confederación y asistirán al encuentro Abel Furlán de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Gerardo Martínez de Unión Obrera de la Construcción de la República Aargentina (Uocra), Agustín Amicone de la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina (Uticra), y representantes mineros, lecheros y gremios vinculados a la actividad textil, entre otros.
Los sindicatos industriales se movilizaron al Congreso contra la Ley Bases propuestas por la gestión libertaria cuando se trató en Senadores a fines de mayo y volvieron a hacerlo cuando el debate volvió a trasladarse a la Cámara Baja para su sanción definitiva, a mediados de junio. Para esa misma fecha, publicaron una encuesta realizada por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) que daba cuenta de lo grave de la situación.
Más de la mitad de las empresas, el 52,2 por ciento, tenía una capacidad instalada ociosa superior al 40 por ciento, el 74 por ciento creía que la situación empeorará gravemente durante el próximo semestre, el 17,4 creía que empeorará moderadamente y el 4,3 cree que sólo empeorará un poco.
En el mundo gremial bonaerense advierten que los datos actuales son peores que los que muestra la encuesta, que ya tiene casi dos meses.
En ese contexto, la foto funcionará como contracara perfecta de la de Tucumán, y estará protagonizada por un conjunto de actores políticos, sociales y económicos reunidos en defensa de la industria, el empleo y la producción.
De hecho, el Pacto de Mayo fue una especie de corolario de la trabajosa y demorada aprobación legislativa de la Ley Bases, que incluye al Régimen de Incentivo a los Grandes Inversores (RIGI), que los industriales nacionales consideran como el aspecto más dañino para la producción local.
El RIGI permite a los nuevos jugadores competir en condiciones más favorables e importar bienes de capital, nuevos y usados, lo que es absolutamente incompatible con cualquier desarrollo de proveedores y cadenas de valor locales. Sumado a la dramática recesión actual, contribuye a formar la tormenta perfecta. Sin embargo, en el discurso oficial, bases, RIGI y pacto son las condiciones necesarias que permitirán el despegue económico, apalancado en nuevas inversiones en sectores estratégicos.
Las objeciones tienen que ver con que el RIGI fomenta enclaves extractivos y no desarrollo productivo, aunque también con que inversiones de ese volumen ni se deciden ni se ejecutan rápidamente.
Nadie sabe cuánto tiempo más de parate resisten tanto las empresas como las familias. Muchos economistas destacan el desconocimiento que sufre el equipo económico de Milei, proveniente del sector financiero, respecto de la producción y la eonomía real.
Diez días atrás, se reunieron economistas provenientes de los distintos espacios del peronismo para explorar acuerdos, de cara a una plataforma común. La coincidencia princial fue la necesidad de reindustrializar la Argentina.
En síntesis, la actividad del Confederación de Sindicatos Industriales funcionará como punto de partida de una nueva etapa, con sindicatos abiertamente opositores a la gestión Milei y articulando con sectores de la política, como son los gobernadores peronistas. Si, como sostienen por lo bajo varios firmantes del pacto, "Milei ya no tiene excusas", la otra novedad es que ahora también tiene una oposición articulada en los frentes político y sindical.
También con la CTA
Un día más tarde, el viernes, el gobernador asistirá a un plenario de la CTA en la sede platense de Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), para analizar la coyuntura y los pasos a seguir. En esa central revistan los gremios que representan a la mayoría de los trabajadores provinciales, como ATE, Suteba y la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop), con los que la gestión Kicillof intenta mantener una buena relación a pesar de las dificultades que impone la política económica del gobienro nacional.
La CTA tiene, desde los inicios de esta etapa, un rol protagonico. Es la que impulsó, en cada distrito, la formación de las las llamadad "multisectoriales", que reúnen tanto a sindicatos como a cámaras empresarias y de comercio, clubes de barrio, asociaciones civiles y de consumidores, contra el modelo económico actual.