Los primeros meses del Gobierno de Javier Milei dejaron una serie de postales. Una de las más importantes, sin duda, fue la de las masivas movilizaciones de estudiantes en todo el país que reclamaron por la actualización del presupuesto destinado a las universidades públicas. Y si bien la gestión de La Libertad Avanza anunció finalmente un acuerdo, el dinero todavía no aparece y en el sector educativo, otra vez, se encienden las alarmas.

Así lo explicó por la 750 la vicedecana de Filosofía y Letras de la UBA, Graciela Morgade, quien señaló que la caída de los salarios, la poca inversión en infraestructura y la falta de fondos para las investigaciones ponen en serias dudas la posibilidad de la continuidad de las casas de estudios y hospitales universitarios de todo el país.

Con respecto a la caída abrupta de los salarios, Morgade explicó que un docente con dedicación simple cobra 250 mil pesos por mes; aquellos de dedicación semi exclusiva, 500 mil pesos; y un trabajador no docente, alrededor de 400 mil pesos. Es decir, todos los salarios están por debajo de la canasta básica porteña, sin importar si son de tiempo completo.

“Los sueldos nacionales están pautados por partidas. Es un tema que están manejando distintas gremiales. Pero quienes tenemos responsabilidades de gestión y conducción, los que somos responsables de que las puertas se abran, somos la conducción”, explicó la vicedecana de Filosofía y Letras de la UBA, en relación al dilema que enfrentan las autoridades universitarias.

Y añadió: “No está llegando la plata de los gastos de funcionamiento. Supuestamente hubo un aumento, pero el dinero no llega. Los salarios están deteriorados y tenemos congeladas y suspendidas todas las partidas de apoyo a la investigación científica que teníamos con el anterior Gobierno. Eso hace que la investigación esté paralizada”.

“No hay forma de sostener la estructura universitaria. Entonces, es una situación realmente de emergencia. A partir del primer cuatrimestre pensamos que toda la ciudadanía tomó conocimiento, pero no solo no se ha solucionado sino que estamos peor. Porque el deterioro salarial hace que las familiares estén afectadas y eso va a afectar la posibilidad de que tengamos clases”, finalizó.

El futuro llegó: "Llegamos a mitad de año y el presupuesto se acabó"

Por su parte, el secretario gremial de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU), Carlos De Feo, también describió el drama salarial que atraviesa el sector. 

En diálogo con la 750, De Feo recordó que en abril, cuando el Gobierno nacional incrementó el presupuesto para los gastos de funcionamiento de las universidades, la comunidad educativa advirtió que la medida era una salida de corto plazo y que no garantizaba el normal desarrollo del semestre académico. 

"Es una muy pequeña parte de lo que requiere el presupuesto universitario, habida cuenta de que más del 90 por ciento del total son salarios, y eso todavía no aumentó", explicó el titular de la CONADU.

Sumado a esto, señaló que el salario mínimo de un docente universitario que recién ingresa (40 horas semanales) es de $600 mil pesos.

"Y esos docentes son el 60 por ciento de la planta de las universidades argentinas. Esto indica que los docentes se están yendo o que dan las clases mal", se lamentó De Feo con Gustavo Campana.

Además, el dirigente gremial aseguró que el aumento para gastos de funcionamiento tampoco se implementó en tiempo y forma. Los fondos prometidos en aquel entonces se tradujeron en el adelantamiento de partidas presupuestarias de meses posteriores, lo que, a tres meses de iniciado el conflicto, deja al sector nuevamente en situación emergencia. "Llegamos a mitad de año y el presupuesto se acabó", resumió De Feo.

Por último, confirmó que los gremios retomarán la movilización universitaria en agosto: "Será necesaria otra marcha para que el Gobierno se siente a negociar", concluyó.