El continente ha vivido varias décadas alternando momentos de expansión con otros de recesión. El punto ahora es que nos preguntemos en qué dirección caminan nuestros países.

Hemos vivido una década esencialmente neoliberal, al final del siglo XX. Seguida por una década y media básicamente antineoliberal. Cuando parecía que el nuevo siglo sería un período posneoliberal, hemos vuelto a economías neoliberales en algunos países, mientras otros consolidaban economías antineoliberales.

¿Hacia dónde va América Latina a mediados de la tercera década del siglo?

Hay economías consolidadas con políticas antineoliberales, como son los casos de Brasil, México, Colombia, Honduras. Con liderazgos políticos consagrados como Lula, López Obrador, Gustavo Petro, Xiomara Castro, proyectados como algunos de los más grandes líderes políticos en el mundo en el siglo XXI.

El continente convive con gobiernos fuertes y economías en expansión, como los casos de Brasil y de México, junto a gobiernos en el polo opuesto, como los casos de Argentina, de Ecuador, de Uruguay.

¿A qué se deben esas diferencias? ¿Cuál es la tendencia predominante en el futuro de América Latina?

En lo fundamental, el continente está en medio de las peleas entre el neoliberalismo y el antineoliberalismo. Países como Brasil y México han asumido la dirección antineoliberal. Por ello han logrado crecimiento económico, alza del nivel de empleo, estabilidad política, prestigio internacional.

Mientras que Argentina y Ecuador, entre otros, viven una recesión económica, alza del desempleo, desprestigio político y de su imagen en el mundo.

El primero es un grupo de gobiernos antineoliberales; el otro, de gobiernos neoliberales. ¿Cuál es la tendencia predominante actualmente?

Si fuera la de Brasil, sería una; si fuera la de Argentina, sería la opuesta. Las dos tendencias están presentes, en oposición una de otra.

Tanto Lula como Milei van a gobernar sus países en los próximos años. Posiblemente Lula con más perspectivas de ser reelegido.

No puede decirse que hacia donde vaya Brasil o hacia donde vaya Argentina, vaya América Latina. Pero mucho de eso es verdad. Está claro que las desastrosas consecuencias del programa de gobierno de Milei no lo hace atractivo. Y que como Brasil mejora, se mire hacia ese país como una alternativa.

A lo largo de la última era, América Latina tuvo la última década del siglo pasado dominada casi totalmente por el neoliberalismo. En consecuencia, la primera década del siglo fue prácticamente toda antineoliberal. A partir de la tercera década del siglo XXI, el continente ha vivido varias oscilaciones, hacia el neoliberalismo y el antiliberalismo.

El futuro de América Latina depende, ante todo, de que gobiernos antineoliberales logren superar la estructura económica dominada por el capital especulativo. No se trata solamente de un cambio de gobierno y de programa de gobierno, sino de un cambio de estructura económica del país, que demanda varios gobiernos seguidos antineoliberales.

Retomar políticas de corte desarrollista, con inversiones productivas, generación de empleos, crecimiento económico, disminución de las desigualdades.

Solo se logrará todo ello si es posible promover la desmercantilización que el neoliberalismo ha implementado en toda la sociedad. Ese es su objetivo más grande.

Desmercantilizar es afirmar derechos, promover la ciudadanía, consolidar la esfera pública. En oposición a la esfera mercantil, donde el protagonista fundamental es el empresario.

Esfera pública versus esfera mercantil es el enfrentamiento fundamental en la era neoliberal. La esfera estatal está en el medio, es un campo de disputa entre los intereses públicos y los intereses mercantiles.

 

La definición entre esos campos determinará el futuro de América Latina.