María Bigot es neumonóloga. En el 94' ingresó al Hospital Posadas para hacer su residencia y durante 30 años trabajó allí hasta integrar una de las dos únicas guardias de endoscopía respiratoria que hay en todo el país. Bigot, sin embargo, fue despedida la semana pasada junto a otros 90 profesionales de salud como resultado de la política de ajuste del gobierno nacional. Lo mismo sucedió en la ANSES —1300 despidos—, el INADI —120 despidos—, el Ministerio de la Mujer —685 despidos—, la Secretaría de Derechos Humanos —82 despidos—, entre muchísimos otros organismos del Estado. Y el jueves, en el marco de una asamblea pública organizada por Unión por la Patria y la izquierda, muchos de ellos pudieron dar su testimonio en la Cámara de Diputados. Una primera convocatoria que, en el marco de la consolidación de una alianza opositora "dura", buscará ir hilvanando banderas comunes que permitan generar alguna grieta en la sólida mayoría que el gobierno supo armar después de la sanción de la Ley Bases.
El encuentro había sido organizado por la línea sindical de UxP —compuesta por Sergio Palazzo, "Paco" Manrique, Hugo Yasky, Julia Strada y Juan Marino— y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Todos eran en su mayoría integrantes de la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados que venían presionando a Martín Tetaz para que convocara a una informativa para llevar a todas las víctimas de los despidos en el sector público y privado. No hubo manera y, en consecuencia, se terminó convocando una audiencia pública en el subsuelo del Anexo de la Cámara de Diputados: una sala escondida, oscura y sin trasmisión oficial —se tuvo que usar un canal del PO— para comenzar a armar una base común de cara a la segunda etapa del gobierno de Milei.
Muchos dirigentes en UxP venían de pegarse un golpe de realidad tras la sanción de la Ley Bases. Varios tenían la expectativa de que los radicales, los pichettistas y varios de los aliados menos oficialistas del gobierno adoptarían una postura distinta una vez sancionadas las dos leyes libertarias. "Creíamos que iban a querer diferenciarse y mostrarle algo al Gobierno", confesaba un dirigente peronista que, como muchos, confiaba en que después de la Ley Bases llegaría el momento de los "grandes acuerdos". Que no son muchos, sino dos grandes temas: jubilaciones y educación. En el primer caso, la UCR maniobró con el oficialismo para congelar la sanción en el Senado. Y, en el segundo caso, tanto radicales como pichettistas habilitaron a que se pateara la sesión para más adelante.
Dado que la posibilidad de articular con la oposición dialoguista es, de momento, difícil, la bancada que lidera Germán Martínez ensaya distintas estrategias que lo muestren representando al sector de la sociedad más golpeado por las políticas de Milei. "Es fácil armar agenda cuando las balas le entran al gobierno, pero hoy no se vive ese clima", reflexionaba, con menos optimismo, otro dirigente peronista. El objetivo es, entonces, apostar a consolidar la representación de los votantes y de los sectores afectados por la motosierra Milei.
Con este objetivo en mente fue que sindicalistas peronistas y la izquierda comenzaron a diagramar una audiencia pública que convocara a los despedidos del sector público y privado de la era Milei. "Nuestro lugar es estar junto a los despedidos y enfrentar la crueldad económica del gobierno. Y esto también es una señal hacia adentro de nuestra fuerza: el único lugar donde hoy tenemos que ocupar con dignidad es junto al pueblo que esta sufriendo las consecuencias del ajuste", indicó Hugo Yasky, a la salida del encuentro.
"Este puntapié sirve para empezar a transitar causas comunes", precisó, mientras tanto, Palazzo, haciendo referencia a la presencia de legisladores del FIT —como Alejandro Vilca y Vanina Viasi— así como del socialista santafesino Esteban Paulón. Nicolás Del Caño y Paulón sostuvieron premisas similares. "Acá ya no hay excusas. Ya se votó la Ley Bases y los gobernadores ya fueron corriendo a firmarle el pacto de Mayo, aunque ahora nadie se quiera hacer cargo. No hay excusas para no construir una unidad mayoritaria que le ponga un freno a Milei", precisó Paulón.
El próximo paso de UxP será forzarle la mano a la oposición dialoguista. La bancada analiza la posibilidad de convocar, apenas termine el receso, una nueva sesión para tratar la prórroga del FONID y el incremento del financiamiento universitario. "Vamos a presionarlos con un tema que sabemos que no pueden rechazar", deslizaban en la bancada, atentos a que, esta vez, la UCR no podrá suspender la sesión y, en cambio, tendrá que dar explicaciones si no se termina sentando a dar quórum el día de la sesión.
Los testimonios de los despedidos
"Nuestra guardia se quedó sin médicos. Tuvimos 92 despedidos y muchos están shockeados y tristes y no pudieron venir", relató María Bigot, al comienzo de la asamblea, en un tono que se repetiría en varias exposiciones: entre la angustia y la incertidumbre no solo por la pérdida de los propios puestos de trabajo, sino por como repercutiría en el servicio. A su lado, una kinesióloga que trabajaba hace 28 años en el Hospital Posadas también intentó explicar por qué había sido "injustamente despedida" pero tuvo que interrumpirse porque se le quebró la voz y no pudo hablar más.
"Esto es una atrocidad, despidieron al 10 por ciento del organismo", cuestionó, por otro lado, Carlos Ortega, secretario general del sindicato de la ANSES, y agregó: "Esto está sincronizado como en el menemismo. Primero echan gente, después destruyen el organismo y después vuelven las AFJP". Analia Molina Paez, del Ministerio de Justicia, relataría, además, que los despidos se habían concentrado en las áreas de trata y la línea 137, que centraliza las denuncias de violencia de género, así como en el INADI y el Registro Nacional de Incidencia.
Maryline Joncquel, por otro lado, había trabajado durante años en la Secretaría de Derechos Humanos hasta que el gobierno la echó —junto a otros 82 trabajadores— la semana pasada, y cuestionó el trasfondo ideológico de los despidos: "Sabemos que quieren borrar la memoria, sabemos que quieren impedir que las nuevas generaciones conozcan esta historia, pero estamos acá para defender estos espacios".
Hubo, además, testimonios de trabajadores despedidos de empresas privadas, como FATE. Pero uno de los testimonios más emotivos provino, sin embargo, de una trabajadora despedida de la Secretaría de Trabajo: "Siento que hemos caído en un infierno, tratando de buscar el peso día a día. Y afuera no hay nada. Yo no tengo a dónde mandar currículum. Tengo 56 años, estoy terminando mi vida laboral, miren a donde me han tirado. Hemos caído en un infierno", se lamentaba.