“El gobierno de Milei agravó los tres principales problemas que el mercado de trabajo venía arrastrando: la informalidad laboral, las desigualdades (por edad, género y diferencias salariales) y la cantidad de trabajadores bajo la línea de pobreza. A este agravamiento, se sumó la desocupación, que hasta el año pasado no representaba una preocupación para los argentinos”, resumió Darío Romano coordinador del área de trabajo y producción del Centro de Estudios Metropolitano (CEM) en el Encuentro sobre reforma laboral en Argentina co-organizado por la Universidad Metropolitana de Educación y Trabajo (UMET), el CEM y la Friedrich-Ebert-Stiftung Argentina (FES) junto a distintos centros de estudios universitarios y sindicales dedicados al estudio del mundo del trabajo.

Una de las conclusiones del encuentro fue que no existe una nueva ola neoliberal alrededor del mundo que proponga reformas desreguladoras de las relaciones laborales a la cual debería adscribir la Argentina. Se pueden observar en países como España, Colombia o Chile medidas a favor de los trabajadores como reducción de la jornada laboral, extensión de licencias parentales o regulación del trabajo en plataformas de reparto.

El ex ministro de trabajo Carlos Tomada manifestó que “nos han lavado la cabeza, nos han convencido que el problema del empleo y del salario son las regulaciones, las instituciones y las organizaciones. Que las tres cosas obstaculizan el desarrollo económico y social y por lo tanto hay que liquidarlas. Lo cierto es que los problemas de la Argentina en el mercado de trabajo no los resuelve una reforma de las normas o instituciones laborales”.

También se discutió la necesidad de desterrar la idea de que las reformas laborales (sean estas reguladoras o desreguladoras) son el principal vector para explicar la creación de empleo. Para Sebastián Etchemendy hay países como Alemania u otros nórdicos que hoy tienen pleno empleo y fuertes instituciones laborales con negociación colectiva centralizada o despidos regulados. Para el investigador de FUNDAR “la reforma laboral es muy relevante porque puede encauzar el crecimiento del empleo hacia puestos de trabajo de mayor calidad. También ayuda a sortear mejor las crisis económicas o shocks externos para no perder empleo ni empresas.”

Pero denominada “Ley Bases” hace todo lo contrario a una reforma laboral inclusiva al promover figuras deslaboralizadoras como los “colaboradores” que pueden ser contratados por trabajadores independientes. Esto, lejos de generar más empleo, lo que fomenta es la formalización de la precariedad laboral existente.

Mariana González de CIFRA-CTA, dijo que es necesario incorporar una mirada de “clase” si se pretende avanzar en un cambio de la normativa laboral en favor de los trabajadores sin buscar satisfacer a los empresarios ya que estos no buscan una reforma consensuada. Por eso, es necesario pensar una reforma que pueda ser defendida por los y las trabajadoras, que sirva para dar el debate pero sin dar concesiones de entrada.

Participaron del evento, entre otros, Gimena Vitali, rectora de la UMET, Matías Barroetaveña, director del CEM, Mónica Sladogna por la FES, Juan Manuel Ottaviano y Federico Pastrana por FUNDAR, Fabián Amico por CITRA y Ariel Saegh por CEPES.

Ana Castellani, del CITRA (CONICET-UMET), afirmó que es importante pensar en términos de objetivos cuántos trabajadores que hoy son monotributistas podrían incorporarse como trabajadores asalariados registrados bajo convenio colectivo, como forma de encauzar empleo a puestos de trabajo de mayor calidad. Como ejemplo, la situación de los trabajadores de plataformas. También , dijo, que es necesario armonizar la situación de los trabajadores públicos entre los que dependen de la ley de empleo público y los que dependen de la ley de contrato de trabajo como forma de igualar condiciones. Por su parte, Ariel Lieutier del Instituto de Economía y Trabajo manifestó que es importante diseccionar la figura del “monotributista” entendiendo que abarca un universo muy heterogéneo que mezcla empresarios o emprendedores con trabajadores y que solo se trata de un instrumento de registración y tributación, pero no una modalidad laboral. Además enfatizó la necesidad de generar esquemas de coordinación salarial con variables macroeconómicas como forma de atenuar los programas de ajustes que terminan afectando los ingresos de los trabajadores.

Raúl Ferrara de Fundación UOCRA resaltó que cuando se debate sobre reforma laboral se suele hacer hincapié en la falta de productividad del trabajador argentino como una forma de discutir el costo laboral cuando la realidad es que la productividad también depende de la inversión privada o la infraestructura y obra pública. Eduardo Donza del Observatorio de la Deuda Social (UCA) y María Inés de CITRA (CONICET-UMET) señalaron que es necesario abordar la problemática de los trabajadores ocupados incluidos dentro de la economía social y popular, entendiendo que es un sector marginado de los derechos laborales. 

En el encuentro se hizo hincapié en que los cambios en las normas laborales debe ser discutidos entre los representantes de los trabajadores y de los empleadores en el marco del Dialogo Social y en que es importante trabajar en una reforma laboral inclusiva compatible con políticas que impulsen el crecimiento económico de nuestro país como condición necesaria para generar empleo de mejor calidad.