Simón Saieg mira fijo y dice trauma, dice adolecer, dice demonio interno. Dice que llegó a odiarse. Dice que hasta odió a Simón Poxyran, su primer alter ego musical y proyecto solista, y a Perras on the Beach, la banda que armó en Mendoza y que ocupó un lugar clave en la renovación de la escena indie argentina. Pero dice, también, que amó.

Activista vegano, Simón pide una tostada clásica, pero en versión veggie, en un café de Colegiales, mientras su hijo de tres años, Astro, juega en Plaza Mafalda. Entre orgulloso y avergonzado, cuenta que es la primera merienda que paga Sony, su nueva discográfica. Es todo nuevo para Simón, quien aunque usa su álter ego doppel gangs desde 2018, recién acaba de publicar ZZZ, su primer disco bajo esta personalidad: una búsqueda luminosa de puro pop sofisticado y hecho a medida de estos tiempos oscuros, que presentará esta noche en Niceto Club.

La propuesta forma parte del aparente viraje al pop del indie local, pero con los estándares y marcas registradas de un disco de Saieg. El espectro de inspiraciones es tan elástico que incluye a María Elena Walsh, Julieta Venegas, Empire of the Sun y Metronomy, además de la propia infancia del cantante de 26 años y la cultura pop por fuera de la música -películas, dibujos animados, cuentos- que moldeó su personalidad. Y también hay conexiones en el disco, como la participación del coro de niños de la orquesta popular La Revoltosa (a lo Clairo en su disco Immunity), que aportan textura y densidad al enhebrado de Saieg.

  • ¿Qué historias querés contar con este disco?
  • Es mi historia, pero profundizando un poco en la parte más triste, capaz a través de la felicidad. A través de la luz, una historia de una sombra. De esa manera canalicé. Ésa es mi manera de vivir, un poco: canalizo a través de la felicidad, pero capaz todo lo que estoy vomitando tiene que ver más con la tristeza y con el dolor.

  • En un punto es autobiográfico, entonces.
  • De alguna manera. O sea, es como una historia de fantasía: empecé a componerlo sabiendo que quería que ésa fuera la temática, el concepto de los sueños, esto del ZZZ, que hable del mundo onírico, de no poder separar la realidad de los sueños, y de la dualidad y estas dos verdades de las dos caras, lo positivo y lo negativo de estar despierto, y lo positivo y lo negativo de soñar. Capaz que toda esa parte, que es como el disfraz del disco, es muy poco autobiográfica, pero el esqueleto o el alma es mi historia.

  • Decís que parte de una experiencia dolorosa, pero el disco no es bajonero. El resultado es feliz.
  • Muy feliz, sí. De hecho, en ese sentido creo que es lo más arriba que hice. Nunca había hecho algo así. En cuanto al sonido, que es como re popero, re pegadizo, re infantil de alguna manera, siento que exploté mucho eso que quizás antes no había explotado, pero quizás en el trasfondo hay otras cosas más profundas. No sé si están a simple escucha, pero la sombra también tiene importancia en el disco.

  • ¿Lo considerás terapéutico?
  • Recontra. De hecho, está muy acompañado de mi terapia. Empecé a hacer terapia cuando empecé a hacer el disco. Entonces, a través del arte pude trabajar un montón de cosas que también estaba trabajando con un especialista, directamente. Y en mi vida, también, como padre de Astro, que me enseñó un montón de cosas. El momento en el que hice el disco fue terapéutico, más que el disco en sí.

Foto: Alejandra Morasano

  • La última vez que hablaste con el NO, hace dos años, estabas preparando otro disco, Atlas, que todavía no salió. ¿ZZZ es la evolución de ese disco o no tiene nada que ver?
  • Este disco no es Atlas y de alguna manera no tiene nada que ver. Atlas está terminado, pero pasó que me cerré demasiado en la idea de querer hacer algo de una manera, y después me di cuenta de que eso literalmente era una fantasía y que la realidad estaba muy lejos. Entonces, en vez de abandonar ese disco, surgió la idea de hacer un camino hacia Atlas. Este disco no tiene nada que ver: lo hice después, pero salió antes.

  • ¿En qué se diferencian?
  • En Atlas experimenté demasiado con las letras, con la música, con muchos géneros, desde música clásica, rock psicodélico, pop, electrónica. Es un disco muy completo, un abanico. Y en ZZZ agarramos sólo la parte pop que habíamos explotado en Atlas y nos limitamos a hacer un disco de canciones. Un disco que toque fibras para cumplir la misión de volver a reconectar con mis oyentes, y ellos conmigo.

  • Describís a ZZZ como "un canal directo a la luz y a la sombra". ¿Qué significa?
  • El disco es muy luminoso. Es muy brillante, suena como empalagante, directamente, pero habla de las dos caras de la vida y, sobre todo, de la cara del dolor y la del trauma. Creo que ésa es la palabra que más describe la sombra ésa de la que hablan, o el demonio interno, a lo que le escapamos. Acá fue como "Vení, demonio".


  • Doppel gangs viene de doppelganger, que justamente significa gemelo malvado. ¿Qué diferencia a doppel gangs de Simón Poxyran y tus proyectos anteriores?
  • Primero, muchas cosas las hice desde la ignorancia y desde la inconsciencia. O sea, fue mi alma actuando sola, y mi cuerpo. Capaz ni siquiera mi alma, porque fue muy en automático. Incluso muchas decisiones que tomé a la hora de hacer, de ponerme un nombre artístico, de manifestarme, de dar un mensaje. Y todo eso para mí tiene que ver con el proceso de adolecer, que está muy marcado por Perras on the Beach, por Simón Saieg, por Simón Poxyran. Y de la nada, en 2018, empecé a sentir otro Simón y ahí empecé a cuestionarme todo. En ese estado de rayos transitando mi cuerpo dije "Bueno, capaz me puedo dar otra oportunidad, si no me la doy yo, no me la va a dar nadie". Yo ya había construido algo, alguien, una figura, una personalidad, un personaje, todo; y nadie lo podía destruir si no lo destruía yo. Por más de que muchas cosas intentaron destruirlo y, de alguna manera, destruyeron a ese personaje, siento que eso también fue clave para poder desarmarme y armar algo nuevo. Ese momento de conexión conmigo también me hizo odiarme, odiar a Simón Poxyran, odiar Perras. Y después de un largo proceso volví a amar todo eso y estoy muy agradecido de todo lo que hice desde ese lugar. Capaz parece muy infantil y muy rebelde, pero al fin y al cabo soy la misma persona y comparto la misma esencia que ese Simón más chico.

  • Es un poco fuerte decir que llegaste a odiar la banda y...
  • No, a mí. Principalmente a mí, más que a la banda. Lo que yo creé. Porque si la banda generó hate, de alguna manera la persona que lo provocó fui yo. Capaz no intencionalmente, pero va más allá de los proyectos. Llegué a odiarme a mí mismo y a lo que había hecho, que en este caso fueron discos. Después de volverme a conectar y volver a hacer todas estas cosas desde la consciencia, volví a abrazar eso que no me gusta de mí, lo que me incomoda… El hermano diabólico, el doppelganger; eso, literal.

  • ¿Qué es lo que te incomodaba de vos?
  • Haberme creído lo que me dije a mí mismo en el espejo: que yo era eso y que no era más que eso. Que para cantar tenía que cantar poniendo una voz que ni siquiera era mía. Un personaje que me tomó.

Foto: Alejandra Morasano

  • ¿De qué manera irrumpe lo fantástico en tu vida?
  • Yo me camuflo en la fantasía. Es mi manera de esconderme de cuando estoy mal, incluso. Soy un genio de la máscara: no me sale mostrarme mal. Y siento que eso es un arma de doble filo, porque muchas veces me sale como el orto. La fantasía es parte de mi vida como un escudo, no es algo que considero como meramente positivo.

  • ¿Creés que este disco existiría sin Astro, tu hijo?
  • No, es imposible. Este disco lo compuse después de él, entonces está 100% atravesado por Astro. En realidad, primero atravesó Astro mi vida y después vino ZZZ. Así que no, no existiría. O capaz existiría, pero sería otro disco y no hubiese ido a ese mundo onírico, de fantasía, de dibujitos.

  • ¿Tu relación con él disparó esta reconexión con la niñez?
  • Puntualmente en el disco, sí. Siento que en mi vida no, como que nunca dejé de ser un niño. Ser el padre de un niño es más flashero que ser un niño: no solamente soy el padre de un niño, soy un niño con un niño. De alguna manera somos iguales, yo no me siento más que él, aunque él se siente más que yo. Creo que esa es la única manera de aprender de una persona más chica que vos, que no la subestimes.

  • ¿Sentís la necesidad de escapar de la época que estamos viviendo a nivel mundo y nivel país?
  • No, porque estuve toda mi vida escapándome. Y ahora, en este momento en el que por fin pude conectarme conmigo a nivel artístico, a nivel humano, lo último que quiero es mirar para otro lado con todo lo que está pasando. Siento que estoy muy afectado para mal y para bien por todo esto, en el sentido de que obviamente me pesa, me angustia, más siendo padre. Es un momento muy oscuro. Y es muy loco porque el disco que hice es muy luminoso. Me parece casi irónico, directamente, que se haya dado de esa manera, pero no siento que haya sido porque sí. Por más que este disco lo empecé a componer antes de Milei, el mundo ya era oscuro. Ahora capaz se nota más. Sobre todo en Buenos Aires: yo vengo de un lugar donde hay una burbuja de fantasía, de arcoíris y de mentiras, y acá es medio imposible tapar tantas mentiras. Acá la realidad es salir a la calle: no necesitás ni que te mientan. Es como tratar de poner una curita en una herida que está chorreando sangre sin parar.

  • Hablás de Mendoza.
  • Es un lugar mega cheto, mega conservador, que está lleno de gente con plata y poder y el fascismo extremo. Mendoza es eso para mí. Yo me escapé de Mendoza, no es que me fui contento. Me fui corriendo sin mirar atrás. De hecho recién ahora estoy buscando la manera de volver a conectar con Mendoza. En Buenos Aires me meto en lugares donde no estoy cómodo y me encuentro con otras cosas que me hacen sentir que soy consciente y que no estoy en la falopa. Estoy en el mundo real.

  • ¿Coincidís con la visión de que hay un cansancio del urbanocentrismo en la música argentina?
  • Siento que tiene cosas positivas y cosas negativas, pero no tiene que ver con la música, sino con la industria, con sobreexplotar las cosas. Y eso se recontra mil sobreexplotó. Principalmente a personas que eran niños y que hoy son adultos. Pienso en lo que me pasó a mí y a mí generación de músicos y es incomparable a las cosas que les pasaron a estos artistas que llegaron a un montón pero que seguro en ese camino perdieron un montón de cosas. Ese cansancio quizás está muy relacionado con esa sobreexplotación extrema e innecesaria de algo que al fin y al cabo es arte.

  • Última pregunta: ¿quién es doppel gangs?
  • Sin dudas soy yo, pero las dos partes de mí. La de la luz y la de la oscuridad. Los dos Simones así, abrazados. Es la aceptación de quién soy, de todo ese proceso que no está terminado y quizás no termine nunca.


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