Al momento de pensar ejes sobre los que gira Mujer de Albahaca, su nuevo disco, la “Bruja” Salguero hace hincapié en tres: la raíz reflejada en la cultura popular; las ganas de compartir tal identidad; y la celebración de seguir haciendo canciones que movilicen emociones “puras y necesarias”. El fin de los dos primeros –siguiendo a ella- pasa por ser parte de una vivencia empírica que existe. Que late no solo en su tierra provinciana, sino también en todo el país. El del tercero, aportar una empatía hacia dentro. Hacia un imaginario forjado a memoria y lucha: “De recordar a través del canto y la música, las luchas ganadas como fortaleza para la inspiración”.
Así esboza Salguero el disco que estrenará en público este sábado 13 de julio a las 20.30 en La Trastienda (Balcarce 460), salpicado trabajo de diez temas y participaciones que atildan. La de Lula Bertoldi, que canta con la Bruja “Los amanecidos”, del compositor riojano Ramiro González. La de Lito Vitale, que hace descansar en su piano la austera versión de “Camino del Indio”, de Yupanqui. O la de Raly Barrionuevo, que coloca su voz en la maravillosa “Yo toco solo bombo”, de Ica Novo. “Versionar este tema fue como volver a aquellos encuentros de músicos independientes, donde la música era la que acompañaba a la palabra y en la que disfrutábamos la pureza del canto popular. Ahí conocí al Ica y al Raly, y esta chacarera sonaba en aquellos encuentros… que Raly haya aceptado estar fue un gran regalo”, asegura la “Bruja”.
Pero, claro, no solo se asienta allí. “Así sea”, la del “Topo” Encinar, es para la cantora una hermosa canción “y necesaria en estos tiempos, porque exalta la importancia, el valor de la empatía”. Otra es “Baila baila”, de los Arbolito, dado que le permite curtir la unión entre potencia folklórica, bella melodía y mensaje contundente. “Las canciones de raíz folklórica rítmicamente más ágiles son potentes, pero encontrar una que, además de una bella melodía, posea un mensaje contundente en su palabra es un tesoro”, sentencia. “Conocía la hermosa versión por sus creadores, pero en La Rioja es habitual intercalar recitados entre las melodías y entonces, cuando leí un poema de Armando Tejada Gómez, dije que podría hacer un buen maridaje. Y así llegamos a esta nueva versión, para que acompañe a los pueblos unidos que siguen poniéndose de pie, frenando lo que para muchos parece imposible”.
-¿Cómo enlaza todo esto con el título? ¿Por qué Mujer del Albahaca, más allá de lo que la planta implica para la cultura riojana?
-Pasaron muchos años desde que canté en mi escuela primaria en el Barrio Matadero. Otros tantos desde aquel primer casete que grabé en 1995… muchos años, y entonces me repienso a esta edad y me veo reflejada en tantas colegas que desde todos los rincones del país siguen cantando con esa pasión, que es un llamado desde lo más profundo, sin esperar nada, por pura necesidad de la tripa, con sus hijos trepados en la espalda... en una mano el cucharón, en la otra un micrófono, y después de lograr el cupo femenino. Bueno, al verlas en los últimos escenarios brillar con su mensaje, se me atravesó ese poema de Tejada: Mujer de albahaca.
-De albahaca también es la negra que refleja el primer tema, el que compusiste con Bruno Arias. ¿Cómo te fue en el rol?
-La verdad es que desde pequeña fui solo intérprete, porque las poesías de las canciones siempre representaban la oportunidad de decir tanto, porque tuve una infancia, adolescencia y la entrada a la adultez de un gran ostracismo. En fin, tenía por esto un gran respeto por los escritores, pero cuando conocí a Bruno, él alimentó algo que desconocía: mi propia palabra. Y desde entonces dejo que ésta fluya libre. Diría que esta canción, “La negra de Albahaca”, es una celebración a la vida de amigas bailarinas, que son una gran fuente de inspiración para quienes tenemos el deleite de verlas bailar.
-En un escrito introductorio al disco, hablás de un gris “que empuja el nuevo impulso”. ¿A qué te referís?
-Es una visión personal de muchos sacudones que tuve. Perder, caer, a veces pareciera ser el final, un barro pegajoso que tira para abajo, pero si lográs detenerte en ese gris, incorporar que lo que era ya no es más, que estás solo pero que aún tienes latido, lograrás ver un nuevo comienzo. Todos tenemos un instinto natural de supervivencia y, muchas veces, tocar ese gris te empuja a volver a nacer.
Si habrá vivido vaivenes pues “La Bruja” en todos estos años de discos, conciertos, crisis y premios. En casi tres décadas, si se toma como referencia el disco debut, sacó ocho discos; la consagraron en el Cosquín 2017; obtuvo dos Gardeles, ese año y el subsiguiente; y fue galardonada en 2015 con el Premio Konex de Platino a la mejor cantante de folklore de la década.
“Fue una gran sorpresa, un alto honor y una gran responsabilidad”, evoca. “Como decía antes, soy cantora desde niña. Como tantas y tantos a lo largo de nuestro país, empezamos por una necesidad de contar nuestra historia provinciana. Pero con el tiempo todo empieza a crecer y llegan más escenarios y reconocimientos que no estaban pensados. Esto te impulsa a seguir por el camino que elegiste que, en mi caso, es seguir indagando en aquellas canciones escondidas que dejen un mensaje, y despierten las mejores emociones humanas”.