Alejandro Muszak, el “Madoff de Olivos”, dejó el penal de Magdalena luego de ser liberado por la Cámara de Apelaciones de San Isidro. Tras aceptar como fianza las escrituras de sus dos propiedades en Miami, a pesar de que se encuentran embargadas, el CEo de Wenance finalmente consiguió la excarcelación que venía reclamando desde hace semanas. 

La novedad hizo estallar los grupos de chat de Whatsapp y Telegram de los damnificados, que al cierre de esta edición deliberaban que medidas tomar. Entre ellos, mientras esperan recuperar su dinero, muchos atraviesan situaciones dramáticas: hubo quienes le confiaron a Wenance sus indemnizaciones por despido, pymes que depositaron su capital de trabajo y hasta quienes tomaron otros préstamos a tasa menor para calzarlos en la fintech.

El escrito, que lleva la firma de los camaristas Viviana Vega, Luis Cayuela y Lenardo Pitlevnik, está fechado el pasado lunes 8, por lo que podría esperar el juicio oral por asociación ilícita para cometer 23 estafas en libertad. 

En escritos anteriores, en el mismo expediente, tanto el fiscal Alejandro Guevara como la jueza Andrea Rodríguez Mentasty, se habían manifestado contrarios a su excarcelación: Muszak tiene capacidad y recursos, tanto para profugarse como para entorpecer la investigación.

Llamativamente, ese mismo día, Muszak fue puesto en libertad. Los penalistas consultados sostienen que no es habitual tanta celeridad. Más tarde se presentó en el Juzgado 43 de Ciudad de Buenos Aires junto a sus abogados, donde también está procesado por estafa y debe hacer frente a un embargo de nueve mil millones de pesos y una fianza de 500 para no quedar nuevamente detenido, y fijó su domicilio en La Pampa 1730 y Arribeños, en el barrio porteño de Bajo Belgrano.

El juzgado le dio al reo un plazo de cinco días hábiles para cumplir con el requisito, que parece bastante complejo dada su situación. Muszak se divorció meses atrás, cedió a su ex las propiedades gananciales y se quedó con las acciones de sus empresas, que ya no tienen ningún valor. En la jerga de los abogados, “se insolventó”.

Las fuentes con acceso al expediente difieren en cuándo se cumple ese plazo. Algunos sostienen que ya está largamente perimido y la libertad de Muszak es una concesión más de la jueza Paula González, pero otros entienden que los defensores recién se notificaron el mismo día 8 y que el plazo se cumpliría entre lunes y martes de la semana próxima.

Aunque el monto total de la estafa aún no fue establecido, se cree que supera los 300 millones de dólares. Hay alrededor de ocho mil damnificados, que depositaron montos que van de los dos mil dólares al millón, repartidos entre Argentina, Uruguay y España. Muszak enfrenta procesos en la justicia civil y comercial de los tras países, pero sólo en la Argentina en el fuero penal. 

Una de las demandantes, que trabajó como "presentadora", figura con la que se dominaba a quienes acercaban inversores a cambio de una comisión, sostuvo en diálogo con Buenos Aires/12 que "Muszak no presenta los libros porque no hay, no existen. No hay un solo registro contable, un asiento que respalde los movimientos".

Otra fuente con pasado en la financiera calificó a Muszak como un "pagador selectivo" ya que "le devolvió la plata a La Doce, a dos municipios del conurbano norte y a una banda de narcos rosarinos". 

Wenance es la fintech que prestaba dinero por internet a sectores no bancarizados de la población. Desde 2016 fue demandada sucesivas veces por usura y cobros abusivos a los tomadores de crédito. En julio de 2023 dejó de cumplir sus obligaciones con los inversores.

La investigación penal confirmó que Muszak realizaba intermediación financiera ilegal, sin licencia del Banco Central (BCRA). Su operación consistía en emitir títulos de deuda por esos préstamos y colocarlos, tercerizando así el riesgo. Llegó a vender hasta seis veces el mismo préstamo, lo que constituye una típica conducta de esquema Ponzi, donde los nuevos inversores pagan los beneficios de los anteriores. 

Las empresas fintech, apócope de finance technology, como Wenance tienen escasísimo control por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA), debido a que la ley de entidades financieras todavía vigente, sancionada por la última dictadura cívico militar, los desmanteló para facilitar todo tipo de negocios.

Para la normativa, Wenance califica como una prestadora de crédito no financiero, al igual que numerosas mutuales y cooperativas. Amparado en ese vacío, Muszak hizo crecer su operación con prácticas ilegales, que en cualquier entidad debidamente controlada por el BCRA, hubieran sido tempranamente detectadas.