“Pensamos en la necesidad de fortalecer una identidad conurbanera, una identidad paseña, a través de las imágenes y los relatos. El fortalecimiento de la identidad tiene que ver, incluso, con el momento histórico que estamos viviendo, no solamente que la universidad está puesta en duda, sino también de estos barrios y regiones que son maltratadas simbólicamente y que a partir de estos relatos generan una lógica de autoconocimiento además de posibilitar imaginarse más allá de las visiones impuestas”, reflexiona Sebastián Russo, docente e investigador en Ciencias Sociales para el que la Universidad de José C. Paz se convirtió en un bastión de transformación educativa y social.

Sebastián es egresado y profesor de la Universidad de Buenos Aires, pero comenzar a dar clases en la UNPAZ significó una renovación profunda en su práctica docente y su perspectiva intelectual. Según él, se produce otro tipo de interpelación que se relaciona con una afectividad y un vínculo más próximo entre alumnos, docentes y autoridades, generando una comunidad educativa más interconectada. "La institución, por su tamaño y juventud, también permite explorar formatos y vivir todas las condiciones de enunciación y producción", afirma Sebastián.

Buscando esta conexión, creó e impulsó el proyecto “Imagen (en) territorio. Imaginarios del NorOeste Conurbano”, desde la Secretaría de Investigación y el Instituto de Estudios para el desarrollo productivo y la innovación de la universidad. El objetivo del proyecto es indagar cómo el territorio de José C. Paz se configura y construye visualmente en los medios de comunicación y el acervo cotidiano de sus habitantes.

“Decimos que el conurbano está fetichizado, de algún modo, en un doble registro. Tanto en la forma del estigma, donde uno puede ubicar los medios masivos de comunicación como unos de los mayores propagadores de la idea del conurbano como un espacio vinculado al peligro, a la inseguridad, a la violencia, a la pobreza. Pero también hay otro fetiche que es la romantización, que actúa del mismo modo. Lo cosifica en términos de algo sin problemas, o con los problemas vueltos algo plausible de ser celebrado. El problema que tiene esta mirada es que elude los problemas, que efectivamente existen”, afirma Russo. 

Se ponen en juego dos miradas que igualmente cosifican al espacio y sus habitantes, una casi bajo la óptica del "buen salvaje", en términos de Rousseau, y la otra bajo la idea de lo curioso o simpático, que se ve en programas como Universo Conurbano, según ejemplos que aporta el mismo docente. 

“Nosotros ante eso lo que intentamos hacer es incluso mirar aquello que no se ve, es decir, lo cotidiano, no necesariamente ni maravilloso, ni majestuoso, ni bondadoso, ni curioso, simpático, sino que trabajamos con una esquina cualquiera, una imagen cualquiera y la cargamos de narración. Entendemos que ahí la imagen pierde su estatuto de espectáculo y rompe con lo cosificado", afirma Sebastián sobre sus encuentros, donde desafiar contra el estigma y la fetichización es la intención principal. 

Miembros del proyecto pegando pegatinas de sus imágenes.

Una de las preguntas que utilizan para abrir el debate es "¿Qué ves cuando me ves?", extracto de la canción de Divididos, que les sirvió como metáfora para indagar más allá de las apariencias superficiales. Con este enfoque, buscan recuperar la imagen como una forma del conocimiento. Incluso han realizado pegatinadas en las calles con fotos que acercaron vecinos de sus álbumes personales y que dan cuenta de la transformación del espacio.

Dentro del proyecto, varias anécdotas responden a estas intenciones. Como la historia del estudiante que se adentró en la investigación de los tachos de basura. Inicialmente atraído por la curiosa variedad de formas que estos contenedores presentaban, su trabajo exploró cómo la basura no solo funciona como un sistema de desecho y producción, sino también como una forma de organización comunitaria. En algunos barrios, por ejemplo, las comunidades se unen para limpiar terrenos, zonas e incluso arroyos. 

Otra alumna, Victoria Gurrieri, investigó el arroyo El Claro, que a pesar de su nombre se encuentra completamente turbio y contaminado. Gurrieri analizó los diversos modos de vida relacionados con el arroyo, donde a pesar de las restricciones para ingresar al agua, las personas pescan, van a pasar el día al lado del arroyo y caminan en torno a él. Las imágenes muestran parejitas que deciden tener sus citas ahí, o pueden dar cuenta de un atardecer con el fondo del arroyo. "Una imagen poco habitual, porque de alguna manera todo queda englobado bajo la misma idea de contaminación o de suciedad", observa Sebastián.

Otro estudiante abordó la representación mediática de eventos locales de los supuestos saqueos en José C. Paz en 2023. Ella examinó un video que recibió, que mostraba una imagen habitual de la estación con personas reunidas, interpretando cómo las narrativas visuales pueden distorsionar la realidad. Este análisis reflexivo buscaba desvelar las percepciones sesgadas y resaltar la cotidianidad en situaciones ambiguas o mal interpretadas.

“Trabajamos entonces con las imágenes cotidianas, las imágenes de archivo, de los álbumes fotográficos, pero también con memes o afiches. Hay un grupo que se llaman las Cuchillo Paz, por ejemplo, un grupo de pibas que hacen roller derby. Las hemos entrevistado, y los flyers son impresionantes” dice Russo.

Todos estos trabajos están siendo recopilados en un atlas visual titulado "Atlas Visual Paseño", que documenta la vida en José C. Paz desde múltiples perspectivas y desafía las percepciones convencionales.

Además, desde el proyecto están preparando el libro “Lo mal visto: Imágenes, Mitos y Teorías Conurbanas” que compilará sus esfuerzos en una narrativa que desmonta los estereotipos arraigados. “Este libro no solo será un compendio académico, sino un testimonio de cómo la sociología conurbana puede reconfigurar las narrativas locales. Es un intento por mostrar la complejidad y la riqueza del conurbano desde una perspectiva crítica" concluye Russo.