Coca-Cola amenazó al Gobierno con dejar de comprar insumos en el país y no realizar inversiones si prospera la propuesta de duplicar los impuestos internos a las bebidas gaseosas con azúcar añadido. Todavía no se presentó en el Congreso y el proyecto de reforma tributaria continúa cosechando resistencias de sectores productivos que anticipan crisis en sus actividades, grupos empresarios que cancelan inversiones y economías regionales que anuncian pérdidas de empleo. Luego de que el Gobierno diera marcha atrás en la aplicación de impuestos internos a vinos y espumantes y en subirlos para cerveza, la industria de bebidas gaseosas sin alcohol y el complejo azucarero elevaron el tono de los planteos para lograr que a sus productos también se los exima de cobrarles mayores gravámenes. El complejo azucarero, dañado por la medida, queda en medio del fuego cruzado entre Coca-Cola y el Gobierno. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, se reunirá con directivos de la filial argentina de la compañía antes de girar el proyecto al Congreso.
La principal presión que ayer recibió el gobierno de Cambiemos provino de la multinacional alimenticia, que amenazó con dejar de comprar derivados cítricos en el noroeste argentino y anunció que frenaría una inversión ya anunciada de 1000 millones de dólares si el Ejecutivo insiste con subir la alícuota al 17 para las gaseosas azucaradas. Para el complejo cañero de Salta y Jujuy la situación continúa empeorando, ya que al aumento de impuestos a las bebidas naturalmente endulzadas, se le suma a decisión del Ministerio de Energía de reducir el precio del bioetanol que reciben los productores de manos de las petroleras para el corte de 12 por ciento obligatorio que llevan las naftas.
La falta de planificación y análisis previo en torno a una reforma fiscal integral quedó en evidencia a pocos días de su anuncio y cuando apenas se conocieron los trazos gruesos del proyecto. Envalentonados con el resultado electoral de las legislativas de octubre, el macrismo anunció un plan de reforma fiscal y laboral a la medida de las empresas, pero aún así en esa intención hubo falta de previsión. Para compensar las reducciones graduales para las cargas patronales y Ganancias, se incluyen en el proyecto recursos provenientes de aumentos en impuestos que recaen en el bolsillo de los consumidores.
Bajo el argumento de ser productos “perjudiciales a la salud de la población” se incluyeron en impuestos internos a vinos y espumantes, que hasta el momento estaban exentos, y se duplicaron las alícuotas a cervezas y gaseosas. El gravamen a bebidas alcohólicas –con excepción de las de alta graduación alcohólica–se quitó del proyecto luego de una serie de reuniones que incluyeron a bodegueros, productores cerveceros y a los gobernadores de Mendoza, Alfredo Cornejo, quien comparte el espacio político de Cambiemos, y el de San Juan, Sergio Uñac, quienes se anotaron la marcha atrás como una victoria personal. Ahora será el turno del gobernador tucumano Juan Manzur para negociar igualdad de condiciones para el complejo azucarero, dado que se mantuvo la suba del 4-8 por ciento al 17 para las bebidas con azúcar añadida, mientras se mantiene en cero las edulcoradas (light o zero).
Taste the Feeling
“Es un fanático de esta nueva etapa de la Argentina”, había asegurado el presidente Mauricio Macri respecto del CEO de Coca-Cola, Muhtar Kent. La definición, según relató el Presidente en septiembre del año pasado en vísperas del inicio del Foro de Inversiones y Negocios de la Argentina (conocido como MiniDavos), la expresó el directivo de Coca en una reunión privada en la que también estuvo Andrew Liveris, de Dow Chemical, otro supuesto “fanático” de la gestión. En ese momento de mayor sintonía con el macrismo, la compañía anunciaba una inversión de 1000 millones de dólares en el país para desarrollo de infraestructura de operación y distribución e iniciativas ambientales.
La buena relación le permitió a la compañía retirar de la lista de Precios Cuidados la Coca-Cola (común) de litro y medio, que con el anterior Gobierno no habían podido cambiar por otro producto de menos demanda. La nueva gestión les permitió quitar este producto y sumar otras alternativas menos comerciales. Pero el “fanatismo” no sobrevivió a la idea de pagar más impuestos. Ya la semana pasada, el representante de Coca-Cola para América latina, Dino Troni, había anticipado un período de crecimiento y expansión para los próximos dos años, pero alertaba sobre la carga impositiva argentina, “la tercera más alta en bebidas sin alcohol del planeta, después de Finlandia y Hungría”.
El departamento de prensa de Coca-Cola en la Argentina aseguró ayer que la casa matriz de esa compañía en Atlanta, Estados Unidos, anunció que dejará de invertir en la Argentina si no se revé la suba del impuesto a las bebidas gaseosas. “Con el tema de la reforma impositiva se va a frenar la inversión de 1000 millones de dólares que Coca Cola anunció en 2016 a Mauricio Macri”, aseguraron de manera taxativa. La inversión iba a aplicarse en un plazo de cuatro años a partir del anuncio, y a un año de entonces aún no hubo desembolsos.
La compañía, con una capitalización bursátil de más de 180 mil millones de dólares y 123 mil empleados (8500 en la Argentina), comunicó además que dejaría de comprar jugos de frutas en el país. “El año pasado compramos 250 millones de dólares de jugos concentrados, 80 por ciento para exportación (limón, manzana, naranja, peras, pomelo, uva y durazno del NOA, NEA y Alto Valle)”, detallaron desde la sede central de Coca. Según informó la Unión de Cañeros Independientes de Jujuy y Salta (Ucijs), esta decisión tendrá un impacto de 500 millones de dólares menos por año para las economías regionales.
Ni light ni Zero
Los cañeros aseguran que el aumento del gravamen a las gaseosas con azúcar añadido “implicará 100.000 toneladas menos de venta de azúcar a las embotelladoras que se tendrán que exportar a precios mucho más bajos”. Ya la industria azucarera adolece hace unos años de bajos precios internacionales y altos costos internos que “hace difícil sostener la actividad”, según señalan. Hace sólo 15 días el sector además recibía la noticia de que la cartera de Energía, que conduce Juan José Aranguren, resolvió reducir unilateralmente en un 29 por ciento el precio del bioetanol que pagan las petroleras.
“El incremento de los impuestos internos sobre las bebidas azucaradas con un producto natural como es el azúcar, fundado en opiniones sin base científica sobre nutrición y beneficiando a bebidas endulzadas con edulcorantes sintéticos con tasa cero, tendrá un impacto negativo en los precios del azúcar debido a la baja demanda de los mismos”, advirtieron los cañeros de la Ucijs
“La medida es discriminatoria. Un litro de cerveza va a salir más barato que un litro de gaseosa”, se sumaron a la queja desde la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (Cadibsa). “Pedimos reglas equitativas para las economías regionales”, aseguró la entidad, que alertó que en el caso del azúcar y de los jugos de frutas involucra al menos a 12 regiones afectadas. Estiman que se eliminarán 5000 empleos en la cadena de valor relacionada con el sector.
La industria de bebidas sin alcohol genera en el país más de 26.000 empleos directos y representa el 0,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Sus ventas superan actualmente los 100.000 millones de pesos anuales, de acuerdo con datos de la cámara. Desde el Gobierno aseguran que la eliminación del impuesto a las aguas minerales, que pasa del 4 por ciento al cero, debería compensar el aumento en las gaseosas y aguas saborizadas, dado que se trata de las mismas empresas que monopolizan ese mercado (Coca-Cola, Pepsi y Nestlé).