Lolita Chávez, feminista comunitaria, sanadora ancestral, defensora de los territorios, de la Madre Tierra, y de la Red de la Vida, integrante de Feministas del Abya Yala, tuvo que salir forzadamente al exilio siete años atrás, cuando se conjugaron la judicialización –a través de centenares de causas armadas para perseguirla-, la estigmatización en los medios de comunicación, la criminalización, y las amenazas de muerte provenientes de actores armados paramilitares, sicarios, y de empleados al orden de las empresas transnacionales mineras y madereras, a las que ella se enfrentó como parte del Consejo de Pueblos K´iche´ (CPK).
En los inicios de este año, en el contexto de un giro progresista en la sociedad guatemalteca que se expresó en el triunfo electoral de Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, triunfo que debió ser defendido en las calles por la población, especialmente por las comunidades indígenas, y con la activa acción por parte de sus compañeras del CPK, se avanzó en su desjudicialización en todas las causas que le habían montado. En ese contexto, Lolita pudo pensar en poner fin a su exilio, y emprender el retorno. Desde Feministas del Abya Yala, se propuso entonces un retorno en comunidad, que abriera caminos no solo para las luchadoras/es en Guatemala, sino para las miles y miles de exiliadas/es, desplazadas/es en Abya Yala.
Se trazó una ruta de retorno, que se inició en Chiapas el 21 de junio, con la ceremonia del Inti Raymi, Wilka Kuti, Wiñoj Tripantu, en el solsticio de invierno. Se eligió como punto de partida el territorio zapatista, por saberlo cargado de energías rebeldes, y de las esperanzas de un pueblo que ha sabido crear nuevos mundos, desde abajo, con autonomía, lugar desde el cual las mujeres zapatistas propusieron a las mujeres del mundo un pacto: “Decidimos vivir”. Lolita decidió vivir, por eso salió y por eso retornó en comunidad.
Después de recorrer Chiapas, México DF, Honduras, el 27 de junio Lolita llegó a Ixim Ulew -mal llamada Guatemala-, con una emoción indisimulable y desbordante. Lo hizo acompañada de tres buses donde viajaban 53 feministas, defensoras/es de la tierra, el agua, la vida, provenientes de Honduras, México, Argentina, Bolivia, Uruguay, Chile, Euskal Herria, Italia y Kurdistan. Fue un día con carga intensa de memoria política y simbólica. Se cumplían 70 años del golpe de estado que los militares, conducidos por la CIA, realizaron contra Jacobo Arbenz, presidente entonces de Guatemala. Un golpe que lleva la marca de la United Fruit Co., expresando la voluntad política de las grandes empresas multinacionales de afirmar su poder en el continente, recurriendo a la violencia, en complicidad con los estados y sus fuerzas militares.
En el año 2024, se recuerdan también los 500 años de la conquista y colonización de Guatemala por parte de los españoles, al mando de Pedro de Alvarado. El pueblo tiene en la memoria, cinco siglos de resistencia frente a las crueles guerras desatadas por los invasores.
La llegada al territorio
La delegación ingresó a Guatemala desde el territorio lenca, donde sembró sus rebeldías Berta Cáceres, dirigente de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras). Caminando las marcas de la memoria, al iniciarse las actividades el 28 de junio, se cumplían 15 años del golpe de estado en Honduras. Resonó fuerte la consigna acuñada entonces por las Feministas en Resistencia: “Ni golpes de estado, ni golpes a las mujeres”. Antes de partir para Guatemala, la delegación visitó la tumba de Berta, y junto a compañeras y compañeres de COPINH, se habló con ella, y se asumió el compromiso colectivo de multiplicar su voz y su ejemplo, que nos sigue diciendo: “¡Despertemos humanidad! Ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de sólo estar contemplando la autodestrucción, basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal”.
Dos días antes, sectores militares realizaron un golpe de estado en Bolivia, frustrado rápidamente, pero que sirvió como alarma de las amenazas que sobrevuelan los regímenes que se nombran democráticos. Así se escribe la historia de nuestro continente. Entre golpes y contragolpes, con los pueblos alimentando rebeldías.
En la mañana del 28 de junio, las abuelas de las comunidades que recibían a Lolita junto a la delegación internacionalista, levantaron el fuego en la “Plaza de las Niñas”, donde se recuerda a las 41 niñas asesinadas en el “Hogar Seguro Virgen de la Asunción” el 8 de marzo de 2017. Alrededor de ese fuego sagrado, se las recordó como defensoras de la vida, ya que ellas habían denunciado que eran víctimas de violaciones, violencia sexual, violencia institucional, y se fugaron del Hogar. Al ser capturadas se las castigó quemándolas vivas. Al denunciar al Estado infanticida de Guatemala, que continúa impune, se recordó también al Estado infanticida de Paraguay, responsable del crimen de las niñas de 11 años, María Carmen y Lilian Mariana Villalba, y de la desaparición forzosa de Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, Lichita, de 14 años. Se exigió justicia por todas las niñas/es/os que vienen siendo asesinadas, violadas, torturadas, tanto en Abya Yala, como en Palestina.
En ese fuego sagrado, se honró también a las ancestras, a quienes abren caminos, como Mamá Maquin, Adelina Kaal, Bartolina Sisa, Berta Cáceres, Tránsito Amaguaña, Micaela Bastidas, Sakine Cansiz, Alina Sánchez, Comandanta Ramona, Patrona Arzú, y entre ellas a Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, quien en ese año 2017 viajó a Guatemala para abrazar a las madres de las niñas y junto a ellas exigir justicia.
Después del mediodía, Lolita fue recibida con una parte de la comitiva por el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, quien le dio la bienvenida a su tierra, recordando que él es un “hijo del exilio”, ya que su padre, el ex presidente de Guatemala Juan José Arévalo, tuvo que salir del país por la persecución política del gobierno de Jorge Ubico. Durante el exilio en Uruguay nació Bernardo Arévalo, quien hace 6 meses que es presidente. Kimy De León, fundadora e integrante de Prensa Comunitaria señala: “El momento político que vive Guatemala es inédito. Arévalo está en el gobierno gracias a las luchas colectivas de los pueblos indígenas y de otras colectividades, de derechos humanos, feministas, pero el protagonismo principal que permitió que Arévalo tomara posesión, fue el de los pueblos indígenas. Guatemala estuvo 106 días levantada y en pie de lucha, en la que se hizo una toma del Ministerio Público. El hecho de tomar un recinto y permanecer hasta que se generen las condiciones o se cumplan las demandas de la gente, ésa es la memoria colectiva inmediata de hace 10, 12 años. De ahí viene la lucha de Lolita también. Esa memoria colectiva permitió, primero, que se respetara la voluntad popular, que fue en el voto, y dos, que se garantizaran las mínimas condiciones del Estado de Derecho, que nunca ha representado ni beneficiado a los pueblos, pero se llegó hasta ese punto: este presidente y este gobierno están ahí gracias a esas condiciones que generaron los pueblos indígenas.”
Lolita Chávez expresó al presidente la necesidad de respetar la agenda elaborada en asambleas territoriales de las defensoras y defensores, concretar su protección y seguridad, respetar los procesos de autonomía territorial del pueblo k´iche´ y de otros pueblos en resistencia vinculados a la Madre Tierra, poniendo fin a los desalojos y a la violencia contra las comunidades, generar condiciones para el retorno del exilio de otras luchadoras y luchadores, y en su caso, dado que Lolita está protegida por las medidas cautelares de la CIDH, que se cumplan las exigencias mínimas que le permitan establecerse en su tierra, altamente violentada por el narco, el sicariato, y las violencias oligárquicas. Lolita expresó también la necesidad de que se garantice el proceso de devolución de las tierras a los pueblos originarios, principales custodios de tierras y territorios, que no haya impunidad para el crimen organizado, y que se acabe con la militarización del país.
El presidente Arévalo señaló que estaba en predisposición de avanzar en el cumplimiento de los derechos humanos, que tienen un aspecto fundamental en el cuidado de las defensoras de tierras y territorios, y terminar con la corrupción que atraviesa a las distintas esferas de gobierno, del sistema de justicia, del parlamento. Manifestó la voluntad política del gobierno de avanzar en cambios sociales en favor de los pueblos. La comitiva internacionalista señaló que dará seguimiento a estas declaraciones.
Tiempo de celebración
Por la tarde, distintas colectivas feministas realizaron un cálido recibimiento político a Lolita, y en asamblea se analizaron los elementos del contexto político del país, se escucharon las palabras de las comunidades, de la delegación internacionalista, y no faltó el coro feminista Las Sindecoro, que conmovió con su canto libre y colectivo.
María Dolores Marroquin, del colectivo feminista La Cuerda, expresaba en su análisis: “Las derechas están vinculadas a las mafias, al narcotráfico, a la trata de personas, a la industria armamentista, a las industrias extractivistas, a la industria que está haciendo explotación de los cuerpos, de las sexualidades, sobre todo de las mujeres, de las niñas. Muchas de estas respuestas de reforzamiento de las derechas son, justamente, un efecto de los logros que hemos traído desde los movimientos emancipatorios, desde los movimientos feministas, que hemos ido avanzando en la construcción de nuestras autonomías, que hemos colocado la alegría, la esperanza, la valentía, como parte de nuestras banderas, y que además nos hemos atrevido a cuestionar el deseo, para hacer realmente transformaciones profundas, y a cuestionar incluso a nuestros compañeros de las izquierdas, con los que hemos luchado por muchísimos años. Estamos tocando las fibras más sensibles, y haciendo rupturas con aquellos mecanismos que nos oprimen. Esta respuesta se debe a todo ese avance que los movimientos de mujeres y feministas estamos teniendo en todo el mundo. No es de extrañarse esta reacción, y por eso consideramos que más que nunca es necesario tejer redes de complicidad, de hermandad, que nos inspiren y que nos den energía para seguir transformando. En ese sentido le damos la bienvenida a toda la comitiva y a Lolita, en esta actividad que tiene que ver con esa esperanza, con esa alegría, con esa posibilidad de construir en aquellos lugares más recónditos, realidades distintas para las mujeres y para los pueblos. Queremos sobre todo celebrar la alegría y reivindicar que estamos soñando, y que nos estamos atreviendo a romper los límites que nos han dicho que no podemos superar”.
El regreso de Lolita a su territorio en comunidad, es un contragolpe cargado de esperanza y alegría, de confianza. Los pueblos así lo celebran. La danza, el canto, acompañó a la delegación en cada paso. En territorio K´iche´, se realizó una gran fiesta de las comunidades para abrazar a la hermana que regresa abriendo caminos, rompiendo fronteras, inaugurando comunidades que tienen raíces en los territorios y flores en todos los cielos.
Nos decía Lolita Chávez ya en su territorio: “Hemos tenido un desafío muy grande de poder entrar al territorio. Un territorio hostil, con situaciones de criminalización. Cuando una tiene el vínculo de tierra adentro, como estamos ahorita en esta comunidad, se da cuenta de la realidad, de la situación que vivimos, no solo como territorio K'iche', sino como Ixim Ulew. Estoy bastante tranquila, porque hemos dado un posicionamiento bastante claro, no solo al Estado sino a los mundos, que las defensoras y defensores de los territorios, que nuestros feminismos comunitarios y como Feministas del Abya Yala, están siendo entretejidos, están siendo un enlace real, digno y justo de comunidades, y estamos teniendo un planteamiento bastante concreto en ese caminar, en la defensa del territorio y de nuestras agendas políticas feministas. Con este retorno también quería decir que tenemos la capacidad y la posibilidad de llevar la esperanza y el desafío a otros territorios, una esperanza bien profunda de poder romper las fronteras caminando los mundos”.
“Florecerás Ixim Ulew”, repite Lolita Chávez, y las semillas se apuran a ser parte de la fiesta.