Con el foco puesto en la crisis del "equilibrio mundial de poder entre los Estados", el presidente del Partido Socialdemócrata (SPD) en el Parlamento alemán, Rolf Mützenich, hizo una visita relámpago a Argentina. Es que su partido, parte de la coalición de gobierno y formación del canciller Olaf Scholz, busca definir qué rol tienen Europa y Alemania en el nuevo "reordenamiento" y, en ese marco, aceitar vínculos con el Sur Global. En un parate de las reuniones que la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung le organizó con sindicatos, organizaciones sociales y partidos, el parlamentario habló con PáginaI12 y se mostró interesado "en discutir cómo sigue Europa, especialmente con la guerra en Ucrania, y en buscar contrapartes y socios para pensar el nuevo mundo". Su visita se da a menos de un mes de la de Javier Milei a Berlín.

–Scholz acaba de participar en la cumbre de la OTAN con el foco puesto justamente en Ucrania. ¿Cómo ve el gobierno la evolución de ese conflicto?

–Está claro que cuando un país ataca a otro más allá de sus fronteras es un ataque contra la ley internacional. Por otro lado, siempre puede ser que Rusia ataque a otro país y entonces la OTAN tiene que pensar cómo actuar. En ese sentido, es importante que quienes apoyan a Ucrania en su defensa contra la invasión rusa se coordinen entre sí, se encuentren y busquen posiciones comunes, por eso se dan las cumbres como éstas. Al mismo tiempo, no queremos que la OTAN se convierta en parte de la guerra, que entre como un actor directo del conflicto.

–Por estos días Alemania debate su presupuesto 2025. ¿Sigue contemplada la ayuda económica a Ucrania?

–La guerra a nosotros nos cuesta mucha plata y lo que no queremos como socialdemócratas es que el apoyo a Ucrania vaya en detrimento de los más pobres en nuestro país. Contemplando eso, seguiremos apoyando a Ucrania, no sólo financieramente sino también respecto a los refugiados, que tenemos más de un millón, y también en la reconstrucción de la infraestructura dentro de Ucrania cuando termine la guerra.

–En la línea de buscar socios en el Sur Global, ¿encuentran sintonías en la posición respecto a esa guerra con el gobierno de Javier Milei?

-No conozco más que las posiciones públicas declaradas por Milei. Pero tengo la impresión de que Argentina no va a jugar un rol significativo en relación a la guerra.

–¿Por el lugar de la Argentina en el mapa mundial?

-No, más bien por la figura de Milei, que es especial.

-Se habló mucho de su visita a Alemania y de su tenso encuentro con Scholz. ¿Tiene alguna mirada particular sobre las políticas que está desplegando acá el gobierno?

–Como socialdemócratas estamos muy preocupados por las políticas de este gobierno y lo que vemos que está sucediendo y lo que todavía puede suceder. Entendemos que mucha gente está teniendo que pagar un precio muy alto para todo eso. Por otro lado, tengo que decir que los gobiernos anteriores a Milei tampoco parecieron hacer un buen trabajo en reducir la pobreza, en generar buen trabajo para la gente y en pensar cómo lograr un mejor lugar de Argentina en Sudamérica.

–Uno de los mayores intereses de Alemania respecto a Argentina tiene que ver con el litio para la transición energética. ¿Cómo evalúa el intercambio entre los dos países en ese sentido?

–En principio creo que no deberíamos juzgar a un país por la cantidad de recursos que tiene, sino también alentar a que estos países se desarrollen económicamente. El comercio debería respetar siempre los intereses de ambos lados. En nuestro caso creo que deberíamos tener mucha precaución y no concentrarnos solamente en ciertos materiales y recursos sino que deberíamos pensar en diversificar. En cuanto a Argentina, sería importante que piense beneficios para agregar valor a su país, para que los beneficios no sean sólo para el país que extrae y se lleva esos recursos naturales.

–Se suele decir que Europa está girando a la ultraderecha. ¿Los triunfos del laborismo en Gran Bretaña y de la izquierda en Francia son casos aislados o esa afirmación no es del todo cierta?

–Creo que son casos muy particulares por los sistemas políticos y electorales que hay en cada uno de esos países. El partido laborista, en términos de porcentaje, no ha captado más votos que en el pasado y en Francia más del treinta por ciento de los votantes eligieron a la ultraderecha. En Italia tenemos una primera ministra de ultraderecha, en Suecia están muy fuertes y en Países Bajos gobierna un partido abiertamente homófobo, xenófobo y racista. Además, en el Parlamento Europeo ya tenemos tres bancadas de ultraderecha. Así que en general sí estoy viendo una tendencia hacia la derecha y la extrema derecha en el continente.

–En Alemania particularmente el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) se perfila para tener una gran performance en las elecciones regionales de septiembre. ¿Cómo ven su crecimiento?

–Es un gran peligro para la democracia, sobre todo para aquellos grupos que necesitan el apoyo del Estado alemán. El principal candidato de Turingia, por ejemplo, dijo que los niños discapacitados son una carga para la sociedad. La gente que los vota como protesta debería entender que son una amenaza para las personas más marginadas y que no suponen un cambio en una dirección que tiene que ver con lo socialmente equitativo.

–¿Contra qué cree que protestan sus votantes y qué estrategia está tomando el gobierno para evitar que siga creciendo esta opción radicalizada?

–Creo que hay gente descontenta con ciertas decisiones específicas del gobierno pero que sobre todo hay mucha gente que siente miedo por el futuro. Yo también lo estoy, me preocupa que seamos capaces en Alemania de construir un futuro con buen trabajo, buenos salarios y una buena calidad de vida. También me preocupan el cambio climático y sus consecuencias. Por eso es importante mostrar que en los lugares donde gobiernan, estos políticos de ultraderecha no han podido implementar lo que propusieron en campaña. La mayor parte de lo que hacen son palabras sin acción. Respecto a la estrategia, no hay una sola. Trabajamos fuertemente con el salario mínimo y con una política económica industrial que permita que tengamos de vuelta industrias fuertes en Alemania. En las próximas semanas vamos a trabajar en la reforma del sistema jubilatorio y estamos pensando especialmente en el sector educativo y en el sector ocupacional para las mujeres. En definitiva, la estrategia es que la mayoría de la gente entienda que queremos gobernar bien.