En su primer año de gobierno al frente del deporte calificaría al gobierno de Macri con un ocho y varios unos. La buena nota es la referente a la continuidad de algunas de las políticas de Estado que se iniciaron durante la gestión anterior, por ejemplo sostener los programas y acciones que lograron que la delegación argentina finalizara su ciclo olímpico para llegar a Río 2016 con todas sus necesidades resueltas, logrando de esta manera su mejor actuación desde 1948. También continuar con los Juegos Evita, que permitieron, como hace doce años, que millones de jóvenes puedan acceder a la actividad deportiva organizada. Finalmente, mantener al equipo de trabajo del Enard (creado por ley por Cristina Fernández) para que siga con la preparación de la delegación que competirá en los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018.
Los aplazos están referidos a varias decisiones que demuestran un gran desconocimiento, falta de sensibilidad social y un concepción ideológica neoliberal:
- Iniciar su gestión desmantelando el programa líderes deportivos que daba respuesta a miles de jóvenes de barrios carenciados y de esta manera dejar sin trabajo a profesores de educación física que se suman a los miles y miles de despedidos de este gobierno.
- Inoperancia para acompañar a los clubes barriales que sufren los tarifazos, al llegar tarde y con requisitos inaccesibles para la mayoría de ellos.
- Insensibilidad al quitar becas a deportistas de una disciplina como el atletismo, por el resultado de una competencia. Sin evaluar diferentes condicionantes que hay que tener en cuenta. (¿Usarán la misma planilla Excel del ministro Aranguren?)
- No dar la ropa deportiva a las delegaciones de los Juegos Evita, produciendo no sólo que los jóvenes no tengan la vestimenta de los juegos, sino que le quitaron su fuente de ingresos a pequeñas cooperativas de trabajadores textiles que las realizaban.
También el uno se lo ponemos por su incapacidad para gestionar al haber ejecutado en el primer semestre sólo el 27 por ciento del presupuesto asignado.
Es difícil de calificar con una buena nota el pasar a depender del Ministerio de Educación y no haber implementado ningún programa deportivo que involucre a jóvenes en edad escolar.
Lo del Fútbol para Todos entra claramente en una pésima nota porque nadie aprueba cuando miente. Ni que hablar cuando se busca transformar a los clubes en sociedades anónimas.
Por ultimo, el uno más preocupante es por no respetar la constitucionalidad de un país al no implementar las leyes 27.201, que crea el Enaed, y 27.202, que actualiza la ley del deporte. Porque las leyes están para cumplirlas y quienes no lo hagan se llevan indefectiblemente la materia a marzo.
* Ex secretario de Deporte (2004-2014).