La hora señalada se retrasó 102 minutos, cuando pareció ponerse fin al caos generado por hinchas que querían meterse sin entrada y organizadores que quieren meterse a organizar un Mundial sin tener demasiada idea que cómo manejarse en una Copa América.
Hacía un par de días que se sabía que había muchísimos hinchas colombianos y algunos argentinos sin entradas que iban a hacer lo imposible para colarse. Y como no se previeron diferentes anillos de contención –que viene a ser lo natural en estos casos– los fanáticos saltaron vallas, empujaron a la policía y algunos lograron meterse en el Hard Rock Stadium de Miami que ya estaba prácticamente colmado.
La organización decidió entonces cerrar las puertas y los jugadores de ambos equipos reclamaron que el partido no empezara hasta saber que sus familiares estaban bien y que podían ingresar al estadio. Se reabrieron las puertas en medio del caos y la incertidumbre (llegó a decirse que el partido se postergaría 24 horas) pero finalmente pudo restablecerse una tensa calma. Con más gente de la que permite la capacidad del estadio, con muchos hinchas mezclados en las tribunas a las 22.22 empezó a rodar la pelotita.
La hora señalada para el show de Shakira fue otro despropósito: se alargó el show de Shakira y recién media hora después se reanudó el partido.
La hora señalada para que Messi dejara la cancha, contra todos sus deseos, fue con el lunes encima, a los 20 minutos del segundo tiempo; venía mal, se golpeó feo el tobillo antes del final del primer tiempo y dijo basta. Lloró desconsoladamente en el banco.
La hora señalada para el gol que vale un título llegó en el segundo tiempo del suplementario cuando Lautaro Martínez, después de un quite notable de Paredes y un pase exquisito de Lo Celso mandó la pelota a la red. Pero la verdad es que a los colombianos se les empezó a pasar el cuarto de hora en los últimos minutos del partido y su buen juego hasta ahí se empezó a diluir de a poquito. Porque a la hora de la verdad el equipo argentino puso ese plus que se necesita en los grandes acontecimientos.
Colombia juega bien, tiene muchos jugadores de jerarquía, puso en aprietos en más de una ocasión a la defensa argentina, pero a la hora de la verdad se quedó enredado en sus fantasmas, en esa histórica carga que soportan acerca de cómo se enfrían en las instancias cruciales.
No estuvo Messi, pero estuvo Di Maria casi hasta el final para hacer más gloriosa su despedida y estuvieron los de atrás aguantando, los del medio peleando cada pelota y el goleador en la hora exacta.
A la hora señalada Argentina festeja una vez más. Y bien merecido que lo tiene.