Unos 2000 agentes de las fuerzas de seguridad brasileñas ocuparon diez favelas de la ciudad de Río de Janeiro, en medio de la disputa territorial entre bandas de narcotraficantes y las llamadas 'milicias' (grupos paramilitares).
La megaoperación se llevó a cabo en la zona oeste de la ciudad y tiene por objeto recuperar el control de un conjunto de barrios donde se han intensificado las actividades del crimen organizado en los últimos años, según informó el Gobierno de Río en una nota. Tres sospechosos fueron sido detenidos hasta el momento, según el balance preliminar oficial.
"No hay lugar en el que no entre el Gobierno. Las fuerzas de seguridad han hecho un excelente trabajo debilitando a las milicias, pero hay un escenario de guerra en estas zonas, que sabemos que perjudica a los residentes", dijo el gobernador de Río, Cláudio Castro, al acompañar el inicio del operativo.
Castro, defensor de una estrategia de mano dura contra el crimen, insistió en que su administración trabaja para "restablecer el orden". En la acción participaron aeronaves, drones con reconocimiento facial, decenas de coches patrulla y motocicletas, y una ambulancia.
Una de las comunidades en las que se desplegaron los uniformados es Cidade de Deus, donde retiraron barricadas que impedían la libre circulación de vehículos. La operación es por tiempo indeterminado y, además de Cidade de Deus, afecta a las favelas de Rio das Pedras, Muzema, Morro do Banco, Gardênia Azul, Sítio do Pai João, Terreirão, César Maia, Fontela y Tijuquinha.
En Río operan bandas de narcotraficantes y grupos parapoliciales, formados por agentes o ex agentes corruptos, que controlan diversas barriadas de la ciudad, donde se dedican a la venta de drogas y armas, y hasta cobran por servicios básicos a los vecinos.
De hecho, la acción de este lunes cuenta con el apoyo de las "concesionarias de energía, agua y gas, así como de las empresas de telecomunicación", según el Gobierno de Río.