Hacía mucho frío ese mes de julio, pero quise ir igual a la Plaza del Congreso a esperar la resolución de la votación en senadores por la Ley de Matrimonio Igualitario. Unas amigas me esperaban en el bar de la esquina de Entre Ríos e Hipólito Yrigoyen. Nos turnábamos para cuidar la mesa. Mientras algunas salíamos, otras entrábamos. Escondida bajo la bufanda, dentro de la campera y disimulando el frío representaba un poco como vivía.