Los anuncios del gobierno del fin de semana generaron un caos en el mercado financiero. Este lunes se registraron niveles de volatilidad impactantes en todos los activos bursátiles. Las acciones anotaron una caída extraordinaria de alrededor del 12 por ciento en la bolsa porteña. Los bonos soberanos también se desplomaron y el riesgo país empezó a acercarse a los 1600 puntos.

El blue y los dólares financieros cerraron con una importante disminución de precios (de casi 8 por ciento). Este movimiento no fue producto de la confianza de los inversores en los últimos anuncios el equipo económico sino un acto reflejo frente a las subas de la tasa de interés que se vienen (y el posible regreso de estrategias de carry de corto plazo a la city porteña).

Si el programa monetario anunciado el sábado pasado hubiera despertado optimismo, al mismo tiempo que bajaron el contado con liquidación y el mep deberían haber subido los bonos en moneda extranjera y las acciones. Algo que estuvo lejos de concretase en las operaciones de la jornada.

En el equipo económico intentaron defender las medidas anunciadas durante el fin de semana y aseguraron que el resultado fue la caída de la brecha cambiaria. El ministro de Economía dijo “el contado con liquidación bajó casi 10 por ciento y el Central compró 36 millones. Pero para algunos la noticia es que subió 3 por ciento el riesgo país”.

Las declaraciones no parecen ancladas en la reacción del mercado a la política de emisión cero que propone el gobierno. No sólo subió el riesgo país 3 por ciento, sino que hubo acciones de la bolsa porteña que llegaron a perder cerca de 13 por ciento medias en pesos (y casi 5 en dólares). Algunas de las principales afectadas fueron las del segmento bancario.

Uno de los problemas que empiezan a aparecer con la estrategia que planteó el gobierno el sábado pasado es que no queda claro cómo se cubrirán los vencimientos de deuda tanto en pesos como en dólares de los próximos meses. El equipo económico asegura que no emitirá ni un peso más, con lo cual debería conseguir un superávit fiscal demasiado elevado para responder a los pagos de la deuda en moneda local con distintos tipos de indexación. Este es un punto en el que abunda la incertidumbre de los inversores.

Al mismo tiempo, la contracara de las medidas anunciadas es que tampoco se seguirían acumulando reservas internacionales en el Banco Central. Las compras de divisas que se hagan en el mercado de cambios oficial se usarán en la intervención de los dólares financieros (por un lado, para retirar pesos del mercado y por otro para evitar que la brecha cambiaria sigue subiendo y tenga impactos sobre la inflación).

Esto último es un problema porque si no se acumulan divisas en la autoridad monetaria empieza a ponerse en dudas cómo se realizarán los pagos de la deuda en dólares (principalmente de bonos soberanos, bopreales y títulos provinciales). Los montos que vencen desde ahora hasta finales del año próximo son significativos. Se ubican entre 15 y 20 mil millones de dólares, o sea una cifra que equivale a más de la mitad de las reservas brutas.

En las próximas semanas se espera una suba de las tasas de interés en pesos. Esto se debe a una regla de la política monetaria. En la medida que los hacedores de política económica deciden fijar la cantidad de dinero que circula en la economía (o sea, tiene una emisión exógena), la tasa de interés se vuelve endógena (es decir, que se acomoda a partir de lo que se considera en el mercado y no en el Banco Central). En otras palabras: la tasa que hasta ahora era del 40 por ciento irá en aumento.

La situación genera un nuevo círculo vicioso para el mercado interno. La política monetaria ultra contractiva (sin nuevos pesos y con tasas más altas) agudizará el desplome de la economía real. La primera consecuencia será una mayor recesión, con más impacto en la producción, las inversiones y sobre todo en el mercado laboral. Esta última es la forma más simple de ver que las decisiones de política macroeconómica no son inocuas para la sociedad y como correlato traerán mayor sacrificio y sufrimiento para la población.

La segunda consecuencia es que la suba de las tasas puede darle algo de margen a una nueva fase de apreciación de los dólares financieros impulsada por los capitales de corto plazo que apuestan al carry trade. Apuestas que de un momento a otro se evaporan y dejan más crisis.