El diputado nacional Leopoldo Moreau criticó el plan del gobierno para transformar a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en una reeditada SIDE, tal como fue durante décadas. En declaraciones a la 750, alertó por el posible regreso a los sótanos de la democracia y recordó el oscuro rol que tuvo el espionaje en el encubrimiento al atentado contra la AMIA, en pleno menemismo. Además, criticó que la medida se haya adoptado por decreto y no con un amplio debate parlamentario.-

Consultado por esta decisión, Moreau cuestionó en primer lugar la forma en la que se avanzó con esta decisión. Aseguró que siendo un tema tan importante en lo que respecto al acceso de Derechos Humanos debió darse con un amplio debate en el que participen todos los sectores.

En este sentido, el diputado - que fue una pieza clave en la comisión de seguimiento de los organismos de inteligencia de la Cámara de Diputados -, que la ley de Inteligencia fue una de las tres leyes que formaron parte de “la arquitectura del pacto democrático” que se empezó a orquestar en 1983 y atravesó los primeros tres gobiernos después de siete años de dictadura militar.

En segundo punto, cuestionó el momento en el que se publicó el DNU. “Es bastante inoportuno tomando en cuenta que estamos a punto de cumplir 30 años del atentado a la AMIA y justamente unos días atrás los organismos internacionales condenaron al Estado argentino por encubrimiento”, explicó.

Precisamente de parte de la SIDE respecto al atentado. Así que no eligieron el mejor momento para restituir la sigla que no goza de prestigio y que ha sido severamente cuestionada. No solo en tribunales locales, sino internacionales”, recordó. 

Finalmente, explicó desde su óptica algunas luces y sombras del decreto. Y lo hizo sentado sobre la experiencia de haber formado parte de la comisión que investigó el rol de los servicios de inteligencia en la gestión de Mauricio Macri, cuando se comprobó que hubo espionaje interno a opositores y funcionarios partidarios.

“En líneas generales, diría que el decreto tiene algunos aspectos positivos. Fueron recogidas funciones que nosotros sacamos en la comisión de inteligencia”, resaltó Moreau sobre el contenido del decreto.

En este sentido, explicó: “Los agentes de inteligencia si antes recibían una orden ilegal, no tenían una forma práctica de denunciarlo. Porque para denunciarlo debían pedirle a sus jefes el relevamiento del secreto. Era una contradicción. Y si no lo hacían, no podían denunciar. Eso se corrige en el decreto. Eso es muy bueno”.

Pero hay otras decisiones que se tomaron que son más problemáticas: “Le quitan al Ministerio de Seguridad y a Defensa el manejo del presupuesto de sus direcciones de inteligencia. Pasa a concentrarse en la SIDE. Esto hace que se haya vuelto prácticamente a un sistema de fondos reservados de casi el 100 por ciento”.

Finalmente, en un tener punto, señaló la decisión de crear una Oficina de Ciberinteligencia. Explicó: “Es una buena iniciativa. Se hizo durante la gestión de Parrilli y ahí se dio los primeros pasos”.

Pero, dijo, no se puede hacer de cualquier manera: “Requiere un fuerte control parlamentario. Sobre todo para que no sirva para armar archivos que después sirvan para la percusión política”.

“Esto es algo que nos alarma tras la represión del 12 de junio por manifestantes que, una vez detenidos, fueron víctimas de apremios ilegales y de preguntas sobre sus pertenencias políticas. Entonces está bien, pero con un fuerte control ciudadano para que no haya archivos de patrullaje ideológico en las redes sociales”, finalizó.