En una movida que "promete" agilizar las importaciones pero también despierta serias preocupaciones, la Secretaría de Industria y Comercio decidió eliminar los controles aduaneros previos en el etiquetado de productos textiles y calzado. A partir de ahora, estas verificaciones se realizarán ex post, es decir, una vez que los productos ya estén en el país. Esta medida busca reducir costos, pero podría comprometer la seguridad y la transparencia en el comercio.
Hasta ahora, los productos que ingresaban a Argentina debían contar con un etiquetado de origen que detallara información esencial para los consumidores. Este proceso, aunque considerado engorroso por los importadores, garantizaba que la información relevante estuviera disponible antes de la comercialización. En caso de no cumplir con este requisito, los importadores debían solicitar una autorización especial para el reetiquetado local a través del proceso de Adaptación al Mercado Local (AML).
La nueva disposición, publicada este martes en el Boletín Oficial en la Resolución 156/2024, transfiere la responsabilidad de verificar el etiquetado a la Dirección Nacional de Reglamentos Técnicos, que realizará estos controles una vez que los productos estén en el mercado. Aunque esta medida podría acelerar la disponibilidad de mercancías y reducir los costos para las empresas, plantea serias dudas sobre la eficacia de los controles post ingreso.
Menos controles, menos seguridad
La flexibilización de los controles aduaneros implica una menor vigilancia de los productos importados, lo que podría afectar negativamente la seguridad de los consumidores.
Ya en febrero, el Gobierno eliminó uno de los controles que hacía el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) -donde también despidió trabajadores-, y que tenía como objetivo hacer verificaciones sobre las etiquetas y la declaración de composición y origen de cada tipo de producto -textil o calzado- que ingresara al país.
"Consideramos que alcanzar mayor eficiencia en el comercio no significa eliminar controles, por el contrario, significa la construcción de capacidades institucionales que fortalezcan la fiscalización, eviten maniobras elusivas y el contrabando y mejoren los tiempos burocráticos", plantearon a Página|12 desde Fundación Protejer, una asociación que reune a las principales empresas del sector textil, sindicatos de trabajadores, universidades y centros de investigación sectorial.
Y añadieron: "El mercado argentino de textiles es muy extenso y diverso por lo que controlar en Aduana refuerza el efectivo cumplimiento del etiquetado de los productos comercializados en el país. Una vez que los productos ya ingresaron al mercado local, el control resulta más complejo y requiere de aún mejores capacidades estatales y procedimientos claros frente a la identificación de irregularidades".
Implementación y desafíos
Con la entrada en vigor de esta resolución de la Industria y Comercio, las empresas deberán asegurar que sus productos estén correctamente etiquetados antes de su comercialización. Sin controles en la Aduana, será la Dirección Nacional de Reglamentos Técnicos la encargada de fiscalizar el cumplimiento de esta normativa, por lo que se espera un incremento de los riesgos asociados a una menor vigilancia en los controles.
La evolución de estos controles post ingreso será determinante para evaluar si la búsqueda de eficiencia puede coexistir con la protección adecuada de los consumidores, sin comprometer los estándares de calidad y seguridad vigentes hasta la fecha.