Un niño de 9 años permanece internado desde el sábado en la unidad de terapia intensiva del hospital Víctor J. Vilela, debido a una intoxicación aguda que sufrió, al parecer, en su casa, por ingerir fármacos de tipología opioide. La situación trascendió ayer a la prensa y por eso se ventilaron datos ciertos y conjeturas del entorno. Lo puntual es que además de la atención médica, el caso mereció la intervención del equipo interdisciplinario del hospital, la Dirección Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia, y una fiscal de oficio.

Una ambulancia del Sies arribó el sábado hacia las seis de la tarde al Hospital de Niños, desde zona sur, donde el niño reside con su familia. Alguien había pedido auxilio y así se realizó el traslado, con el pequeño en estado de coma.

Debido al delicado estado del paciente, los médicos tuvieron que ponerle asistencia respiratoria mecánica. "No podía mantener la respiración por sus propios medios debido a una depresión del sensorio", indicó la subdirectora del Vilela, Silvia Giorgi.

La salud del niño –cuya inicial de nombre es T.– estuvo en gravedad extrema durante el fin de semana. En tanto, el análisis de laboratorio arrojó que había ingerido "sustancias opioides", y eso es materia de la investigación penal en curso, a cargo de la fiscal Mariana Prunotto, de la Agencia de Delitos Culposos. La consecuencia fue esa intoxicación aguda que lo sumió en estado de coma.

La autoridad médica del Hospital de Niños eligió la prudencia al responder la requisitoria periodística. "Hay muchas versiones, pero aún no tenemos en claro cómo ocurrió", remarcó. Y recalcó la intervención del área Niñez de la Provincia, de la fiscal en turno y del equipo interdisciplinario del hospital que aborda estos casos donde asoma una complejidad social de origen. 

"El niño hoy (por ayer) pudo ser extubado, o sea que puede respirar por su cuenta sin necesidad de asistencia mecánica respiratoria, pero continúa en terapia intensiva donde se le brindan todos los controles y cuidados propios de la especialidad", confirmó ayer por la tarde ante la consulta de Rosario/12.

Investigan las circunstancias

Los asistentes del abordaje social del caso se dieron a la tarea de entrevistar a familiares y vecinos. La fiscal, por su parte, requirió historia clínica y demás estudios realizados a T. A priori, no surgieron indicios de violencia física, pero se procura establecer cómo el opioide llegó a manos del niño, o en qué circunstancias lo ingirió.

Según trascendió de vecinos al mediodía, el niño estaba el sábado a la tarde en la casa de una vecina cuando se descompuso. Se mencionó que la sustancia podría ser morfina en pastillas, una droga terapéutica empleada para calmar dolores muy fuertes, por lo general recetada para pacientes oncológicos, por ejemplo. "Es una medicación que no está al alcance de cualquier persona, sino que debe ser recetada y controlada por un profesional", distinguió Giorgi en declaraciones a la TV.

T. convive con sus padres y una hermana de 11 años. Ahora el abordaje interdisciplinario debe examinar si ambos niños están en riesgo o en un grado de vulnerabilidad que requiera de intervención estatal. A priori, fuera de la intoxicación, el nene no tiene huellas de violencia física.

Mientras tanto, en el Vilela aguardan que T. supere la situación y logre contar lo ocurrido. "Si fue una travesura, un accidente o en qué circunstancia consumió esos comprimidos, se verá con la investigación en curso. Es fundamental que él cuente qué pasó y bajo qué circunstancias. Muchas veces son consumos accidentales porque lo confunden con algún dulce masticable", dudó la subdirectora del hospital.