Santiago Caputo metió la cuchara en los organismos de inteligencia y ahora no quiere dejar cabos sueltos. El asesor estrella del presidente, que estuvo detrás de la reestructuración de la AFI y el revival de la SIDE, necesita blindar ahora el único organismo que se encarga del control y seguimiento de los servicios de inteligencia argentinos: la Bicameral de Inteligencia. Fue por este motivo que Martín Menem le quitó el lugar que le había prometido a Emilio Monzó (Hacemos Coalición Federal) para dárselo a un libertario y desató, así, la guerra con uno de sus principales aliados en el Congreso. El bloque que comanda Miguel Ángel Pichetto está furioso y se resiste a resignar un lugar: se sienten traicionados por Menem y advierten que, sea cual sea el desenlace con la Bicameral, se lo terminarán "cobrando" al gobierno en el futuro. 

En Hacemos Coalición Federal están que echan chispas. Algunos, como Nicolás Massot y Emilio Monzó, ya no pueden ni ver a Menem. La semana pasada, cuando se reunieron en su oficina para discutir los lugares en las comisiones, terminaron a los gritos con el riojano. Y ya al segundo encuentro, que se realizó el lunes, ni fueron. La pelea era por la conformación de la Bicameral de Inteligencia, que tendría que haber designado a sus autoridades hace siete meses. En HCF denuncian que Menem les había prometido, como resultado de un acuerdo político más amplio, representación en todas las comisiones bicamerales. Y que después, repentinamente, no sólo les quitó ese lugar en la Bicameral de Inteligencia, sino que Menem, además, maniobró a sus espaldas para  conformar la comisión sólo con el PRO y el radicalismo

"Creen que tienen el derecho a manejarse como virreyes. Nos necesitan, pero después no nos quieren", masculla, con bronca, un dirigente de HCF que responsabiliza a Menem por toda la "desprolijidad" del asunto. El presidente de la Cámara baja, en efecto, había tenido que accionar la conformación de la comisión a las apuradas a pedido de Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad se había enterado que Leopoldo Moreau continuaba ejerciendo la presidencia de la Bicameral - ya que el oficialismo, al retrasar su conformación, había permitido que las autoridades se prorrogaran- y que estaba encabezando una investigación que la afectaba directamente. El diputado kirchnerista había comenzado a entrevistarse con algunas de las personas detenidas tras la marcha contra la Ley Bases que denunciaban que el Servicio Penitenciario Federal (SPF) las había sometido a un interrogatorio ilegal: además de gasearlas, las fuerzas de seguridad las hostigaron preguntándoles por sus afiliaciones políticas y partidarias. Y la SPF depende del Ministerio de Seguridad. 

Frente a esta situación, Menem tenía que acelerar el nombramiento de los siete diputados que integrarían la Bicameral (los senadores ya habían sido designados, en su mayoría). Pero tenía que hacerlo de manera tal que el oficialismo conservara el control de la comisión. Tres lugares le correspondían a Unión por la Patria, y el resto los repartió entre el PRO (Cristian Ritondo), la UCR (Mariela Coletta) y los propios: el presidente de bloque, Gabriel Bornoroni, y el chubutense César Treffinger. Dado que LLA no cuenta con muchos más diputados que el resto de los bloques -tiene solo 38-, el acuerdo con HCF a principio de año había sido que un lugar sería para ellos y el otro para HCF (Monzó). Pero el oficialismo no confiaba en Monzó, y se lo terminó quitando. 

"Nos cagaron, pero nos la vamos a cobrar", prometió, irritado, un diputado de HCF. Pichetto y el cordobés Oscar Agost Carreño se reunieron el lunes de nuevo con Menem para intentar bajar los decibeles. Los "policías buenos" -como los llaman, entre risas, en la bancada- querían evitar una ruptura definitiva con el oficialismo. El enojo se venía acumulando hace semanas y la "traición" de Menem era la última gota: había que evitar que la sangre llegara al río. Sin embargo, si bien la reunión se dio en términos más amigables que el encuentro del jueves pasado, no hubo acuerdo entre las partes.

Menem fue tajante. Les confesó que no hay lugar para Monzó en esa Bicameral -un cambio discursivo ya que, hasta la semana pasada, el presidente de la Cámara insistía que por D'Hondt no les correspondía un lugar- y que los dos lugares quedarían en manos de LLA. Pero que se podía compensar políticamente por otro lado. Es decir, les confirmó que el resto de los acuerdos -Pichetto presidente de la Comisión Mixta Revisora de Cuentas, el cordobés Carlos Gutiérrez integrante de la Bicameral de Seguridad Interior y la salteña Pamela Caletti integrante de la Comisión Administradora de la Biblioteca del Congreso- se mantendría. Pero no Monzó.

Pichetto y Agost Carreño insistieron, sin embargo, en el lugar de Monzó. Aunque sospechan que, a la larga, Menem terminará conformando la Bicameral de la manera que quiere Santiago Caputo (es decir, sin ellos). Y es que LLA, en lo que respecta al mundo de los espías, confía más en Emiliano Yacobitti -a quien le responde políticamente Coletta- que en Monzó y Pichetto. Algunos dirigentes de HCF propusieron negociar con UxP para imponer el tema en el recinto, pero no tuvieron mucho respaldo. Y es que para HCF todavía no es negocio romper todo tipo de relaciones con Milei. Buscarán, primero, objetivos más chicos para vengarse.