La escena se hizo rápidamente viral. En el centro, Marcelo Acosta a los gritos. Alrededor hay al menos diez policías que se quieren llevar su carro, la herramienta de trabajo que le permite juntar el cartón necesario para llegar al final del día con los 5 mil pesos que le permitan llenar la olla. Así lo relató por la 750 el propio Acosta, quien además denunció que es cada vez más frecuente este hostigamiento por parte de la Policía de la Ciudad. 

Entrevistado por Diego Brancatelli, Acosta contó que recién una semana después del hostigamiento por parte de la policía porteña pudo volver a trabajar. Pero no del todo. “No puedo estar tranquilo. La situación es la misma. Salís a la calle y ellos hacen lo quieren con los laburantes”, explicó y apuntó a la fuerza de seguridad porteña y las autoridades. 

“Yo me levanto a las 7 de la mañana. Llevo a mis hijas a la escuela. Salgo a trabajar. Estoy todo el día trabajando en la calle. Después voy a buscar a mis hijas a la escuela. Estoy con mi familia en la casa. No soy una persona solitaria como dicen ellos”, se defendió ante las insólitas declaraciones Acosta. Al tiempo que denunció que la actitud controversial es la de la propia policía: “El otro día quisieron venir a tratarnos como animales a nosotros cuando ellos vinieron como animales a atacarnos”.

Para Acosta, la agresión ocurre en un contexto de recurrentes ataques, que se repiten no sólo a quienes trabajan juntando cartón y plástico, sino también a quienes viven en la calle. "Hacen lo que quieren", se indignó. 

El lunes, en una entrevista radial, el secretario de Seguridad de la Ciudad, Diego Kravetz, dijo que "la cabeza del cartonero ya de por sí es distinta al resto de los ciudadanos por su tipo de trabajo", al tiempo que pidió a los vecinos porteños que no entreguen alimentos a quienes viven en la calle: "Si le das un plato de sopa caliente a la persona que vive en la calle, lo acomodás en la pobreza y es un circuito no virtuoso", afirmó. 

Para Acosta, el hostigamiento no es nuevo. “Acá está pasando todos los días esto”, explicó. Todos los días desde hace largos meses. Un tiempo en el que tienen que “salir a la calle perseguidos como si estuviéramos robando”, en el que cuando ven una camioneta del Gobierno de la Ciudad tienen que “salir corriendo” para evitar que se lleven su carro sin ningún tipo de justificación.

Para Acosta, todo esto tiene una explicación económica: “Nosotros al cartón lo vendemos por kilo. Al día poder llegar a hacer 5 mil pesos, como 10 o 20. Es depende la suerte de cómo esté el día de trabajo. Para nosotros esto es el pan de cada día. Pero, para los más grandes, esto es un trabajo millonario. Por eso mismo es que nos están sacando de la calle. Porque se quieren quedar con nuestro trabajo”.

Luego, para finalizar, agregó: “Nos quieren dejar sin trabajo, pero no nos dan un ejemplo o algo para abastecer a nuestra familia. Nos dejan a la deriva. Ahora se está pagando 70 pesos el de cartón, cuando tres meses atrás, antes de que empiecen con este quilombo, estaba 200 pesos. Bajó de una semana a la otra la mitad del precio. Eso dejó a mucha gente en la ruina”.