En su editorial en La Mañana, el periodista y conductor, Víctor Hugo Morales, criticó la decisión del Gobierno de habilitar el ingreso de capitales privados en los clubes de fútbol a través de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
El editorial de Víctor Hugo Morales
Como no pudo con el cepo, ni borrar el Banco Central, como decía, ni dolarizar, ni nada; todo eso que era su catecismo bestial, ahora Milei embiste contra el futbol.
Si algo funciona bien y se puede demostrar con números palpables, con la actualidad, es el fútbol.
Salen jugadores con el ADN de Diego todos los días en todos los rincones. Se venden al exterior por montones de dinero. Son campeones con los clubes, son campeones con los seleccionados.
Y toda esa realidad fue cultivada por los viejos socios luchadores, por los hinchas invencibles de todas las épocas, que si no tenían para pagar el carnet de socio, estaban el domingo para gritar por el equipo para hacerlo grande. Para gritar su pertenencia.
Quitarle el futbol a la gente; sacarlos de la querida subcomisión que a veces integran, así sea la de bochas, pero tienen algo del club, son parte de eso. Quitárselos es robar al pueblo.
El futbol es lo más pueblo que tenemos a mano
El futbol es lo más pueblo que tenemos a mano, ¿por qué tocarlo? ¿Para dárselo a quiénes? ¿Con qué beneficio para el Estado?
Nos distraen. Milei y las corporaciones mafiosas nos despistan, nos entretienen, a ver si no nos damos cuenta de lo que le pasa al país.
Meten un desfile -como el del otro día-, un viaje absurdo -como todas las semanas-, van a buscar el Premio Cola de Zorrino de los Agricultores Checos, dicen disparates y firman los pagarés de la entrega del país a los ricos.
Y después, como si retorcieran una toalla par sacarle hasta la última gota, van por el fútbol.
Claro que si uno lee en Página|12 de hoy a Jorge Majfud, lo que escribió de Trump y del vice que eligió, Dj Vance, de dónde viene todo esto, el estremecimiento es mucho mayor. ¿Saben por qué? Porque Discépolo tenía razón.