En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, lamentó la impunidad que sigue flotando sobre la causa que investiga el atentado a la AMIA. A 30 años del ataque que terminó con la vida de 85 personas, aseguró que el país solo consiguió “encubrimiento” y, luego, “el encubrimiento del encubrimiento”. En este sentido, tuvo duras críticas a la gestión de Mauricio Macri y Javier Milei.

El editorial de Víctor Hugo Morales

¿Qué tiene la Argentina al cabo de 30 años? Lo primero fue el encubrimiento. Luego, el encubrimiento del encubrimiento, de semejante delito. Eso que denunciaba Mario Cimadevilla seis años atrás sobre el gobierno de Macri era de una gravedad que solo pueden soportar las derechas cuando están en el ejercicio del poder real.

Lo que acabamos de escuchar en la propia voz de Cimadevilla, integrante de aquel gobierno, pero asqueado por las mentiras del macrismo, es la demostración definitiva de que nunca vamos a saber nada. Si tenían a los encubridores y no fueron capaces de determinar a quiénes encubrían, por qué lo que hacían, no hay forma de llegar a la verdad.

De otro modo, es inentendible que también el encubrimiento de Macri, Garavano y todo ese gobierno haya sido una farsa promovida desde los más altos funcionarios, y quedase impune.

Al punto tal que un programa documental de dos horas preparado por la Televisión Pública ha sido excluido de la grilla por Milei. Hoy era el día para verlo. Ayer, hoy, mañana. Pero no. No está. No existe más para la TV Pública.

Era un trabajo excepcional sobre el encubrimiento, pero ya no se puede ver. También les resulta incómodo a los sectores del poder las revelaciones del contenido de ese programa. Una de las escasas aproximaciones a la búsqueda de alguna verdad.

Ahora Milei juega un papel internacional que cada día desespera, angustia y preocupa más. Se cree un cowboy, como lo hizo Menem en la Guerra del Golfo.

Ahora Milei y Bullrich juegan con la vida, con el miedo, con la inseguridad de los argentinos. Un acto temerario que pone otra vez en vilo a la sociedad. Una actitud absolutamente innecesaria.

Y mientras tanto, el dolor y la perplejidad frente a aquel episodio desgarrador que es lo que tendrían que investigar. Todo eso nos remite al momento siempre lacerante de la sirena y las familias de las víctimas allí reunidas, pero siempre en medio del desamparo, de la injusticia y la hipocresía.