La mano de mujer se acerca al mechón varonil que termina en un esbozo enrulado. Tiembla de deseo, jadea. Los labios se humedecen. Los dedos se elevan y comban como acariciando el mechón rebelde. La mirada recorre el torso masculino. Se eleva en puntas de pie y estira el cuello hacia los labios carnosos que tienen el color de las cerezas, como los del galán de la telenovela venezolana de anoche, esJadea, se estremece, se calienta Suave y lascivamente el cuello y la boca entreabierta palpitan el beso.