El señor Kravetz no tiene ni idea de lo que pasa por la cabeza de un cartonero-reciclador, ni por la cabeza de una persona que vive en situación de calle. No puede ni imaginarlo, dado que jamás le tocó vivir una vida como la nuestra dónde elegimos pelear para salir adelante todos los días.
Sus dichos me generan indignación y mucha tristeza. Indignación porque él no sabe el sacrificio que hacemos cada día como cartoneras. Nuestro sector es invisible ante gente como él que no valora el trabajo que hacemos limpiando la ciudad y evitamos que los residuos sean enterrados en los basurales a cielo abierto. No importa si hace 40 grados de calor, tres grados bajo cero o diluvia, nosotros salimos igual a la calle a generar nuestros ingresos que es el sustento para nuestra familia.
Me gustaría aclararle al señor Kravetz que la gente en situación de calle no es feliz estando en ese lugar. Esa gente que él piensa que es distinta al resto de los ciudadanos, son ciudadanos igual que él, igual que yo, igual que todos. Solo que están en un país donde el sector más pobre es vulnerado, maltratado y discriminado. Las personas en situación de calle no solo pasan hambre, frío, calor sino que también sufren el maltrato y la discriminación de los funcioanrios que se supone que los tienen que ayudar o mínimamente cuidar.
Fui cartonera muchos años, hoy estoy dentro de una cooperativa donde mi rol es acompañar a las personas que se están incorporando a este trabajo, que es organizado y tiene mucha conciencia social, donde no discriminamos a nadie, sino que acompañamos e invitamos a que se unan a nuestra familia cartonera por que ese es nuestro lema: si nos tocan a uno, nos tocan a todos. Ningún cartonero está sólo, a nivel nacional e incluso internacional, somos una familia y día a día peleamos por nuestra fuente de trabajo.
Cartonear es la última solución que encontramos para darle de comer a nuestras familias y además le hacemos un gran aporte a la sociedad ya que nos encargamos de reciclar los residuos de todos. Funcionarios como Kravetz creen que la única manera de abordar la problemática de la pobreza, es eliminando a los pobres. No nos dejan trabajar, no nos dejan vivir, nos hostigan y persiguen constantemente y dicen abiertamente que esa es la mejor solución que hay.
Salgo de mi casa todos los días a las cuatro y media de la mañana y regreso a las seis de la tarde, soy promotora ambiental y trato de convencer a cada vecina y vecino que reciclar es lo mejor que pueden hacer, que no sólo es la fuente de trabajo de cada cartonera y cartonero, sino que también, ponen su granito de arena para cuidar nuestro planeta. Si no reciclamos eso va a un basural a cielo abierto, que ya está colapsado de tanto enterrar basura. Somos trabajadoras y trabajadores de un sector vulnerable, para algunos somos invisibles pero nuestro trabajo es valioso e importante y sólo queremos ganarnos la vida dignamente.
Entre los dichos de Kravetz está el “si te tocan la puerta pidiendo comida no les des, no le vas a solucionar la vida”. Obviamente que no es la solución, porque esas personas pasan hambre todos los días, pero el día que esa vecina o vecino le da un plato de comida a ese ciudadano carga algo a su estómago porque ya no hay tantos comedores como antes para que la gente pueda alimentarse si está pasando hambre.
El abrazo social y colectivo es muy importante y eso somos nosotros, los cartoneros, que no tenemos la misma cabeza. No queremos más persecusión, ni que nos roben los carros o los bolsones sin siquiera decirnos a dónde se llevan nuestras cosas. No vamos a parar de luchar hasta que todos las cartoneras y cartoneros tengan derechos.
*Trabajadora de la Cooperativa El Álamo nucleada en la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores.