Hablar de Fase II tiene el encanto de un plan que está funcionando. Da cuenta de una Fase I que ya estaría cumplida (bajar la inflación y conseguir superávit fiscal). Ahora vendría el momento de dejar de emitir pesos, limpiar el balance del BCRA y permitir que las tasas de interés suban. Esta nueva fase, como la utopía, no tiene fecha e involucra las zanahorias del fin del cepo y la dolarización. Esta es la explicación del vaso medio lleno que bebe el gobierno; y últimamente ha venido bebiendo bien entrada la noche, con anuncios sorpresa, incluso sábados a la mañana o durante un partido de la selección.

Pero el gobierno es un tomador de medidas que se ha embriagado con poco. La baja de la inflación mensual fue a costa del descorche de la inflación en diciembre, que dejó marcado el techo. Así y todo, el IPC de junio dio más alto que mayo, rompiendo por primera vez la trayectoria del relato, justo que hablaban de esperar la convergencia con la tasa del crawl del 2 por ciento para descorchar el cepo y brindar con las botellas verdes.

El gobierno toma solo y el mercado le vió el vaso vacío. Cuando un banco ejecutó parte de sus puts, Milei se puso violento y escrachó con nombre y apellido al capitalista, acusando un intento de golpe. Espectáculo penoso ver a un libertario tirando piñas al aire al mercado. Tanto escándalo para que después un martes a la noche el BCRA anunciara que los bancos tenían 48 hs para desarmar todos sus puts, una propuesta de esas que no se pueden rechazar.

El anuncio de la intervención en los dólares financieros consiguió bajar la brecha. Esta escena impúdica de escuchar a un gobierno libertario decir que va a intervenir el mercado para bajar sus precios provocó la suba del riesgo país. Detrás de esta obsesión por no emitir un peso nunca más, el mercado ve que no va a entrar un dólar nunca más, poniendo incertidumbre en la capacidad de pago de la deuda. Para colmo, en el frenesí del baile Caputo se pasó de vivo y quiso sacar a la pista de prepo al FMI, este aclaró que no iba a rellenarle el vaso.

El ministro había dicho que se mantenía el blend a los exportadores, la proporción, pero ahora les licuó la parte rica del trago al bajar los financieros. Eso atenta contra la exportación, reduce la recaudación por retenciones y permite eludir el impuesto país.

La verdadera Fase II es la escasez de dólares. El BCRA llenó el tonel durante el primer semestre, pero en julio no entró una gota. Ahora debe afrontar la segunda parte del año con la hibernación de los dólares del agro y dispuesto a dilapidar las reservas para controlar el tipo de cambio, para no volver a la Fase I.

Antes era genuino emitir solo por entrada de dólares, ahora ni eso. Esta ortopedia monetaria la decide y comunica el presidente de la nación, pasando a ser el fusible justo cuando las lamparitas del mercado empezaron a titilar.