La joven y el mar - 6 puntos

(Young Woman and the Sea; EE.UU./Reino Unido/Hungría/Italia/Francia, 2024)

Dirección: Joachim Rønning.

Guion: Jeff Nathanson y Glenn Stout.

Duración: 129 minutos.

Intérpretes: Daisy Ridley, Stephen Graham, Kim Bodnia, Christopher Eccleston, Tilda Cobham-Hervey.

Disponible en Disney+.

Año agitado para Jerry Bruckheimer: además de la última entrega de la saga Bad Boys, una de sus creaciones más grasientas, el veterano productor acaba de “meter” en sendas plataformas de streaming dos largometrajes de alto perfil. Por un lado, el nuevo largometraje de otra franquicia, Un detective suelto en Hollywood, lanzado hace un par de semanas en Netflix; por el otro, el proyecto biográfico La joven y el mar, épica deportiva basada en la vida de la nadadora estadounidense Gertrude Ederle, la primera mujer en cruzar a nado el Canal de la Mancha, que desembarca en Disney+ con alguna que otra ansia en términos de galardones para la próxima temporada de premios de la industria. Y es que desde los tiempos de Carrozas de fuego, el esfuerzo personal y colectivo en cualquier clase de práctica deportiva cinematográfica puede y suele sumarle estatuillas a las medallas competitivas de la vida real.

La joven y el mar tiene todo para ganar al menos un bronce, tildando cada casillero en la lista del empoderamiento y el gesto “inspirador”. Allí están el esfuerzo físico y mental, pero también el contexto adverso: en la década de 1920, las mujeres apenas si habían comenzado a participar de las competencias de nado, sumado al hecho de que Trudy, como todos la llamaban, había nacido en el seno de una familia de inmigrantes alemanes, comerciantes de recursos poco holgados. En ese sentido (la lucha contra todos los elementos, no solamente el agua), La joven y el mar prologa el relato con una batalla temprana de la protagonista, la lucha por sobrevivir al sarampión durante la infancia, sin vacuna disponible. Ya de adolescente, la joven comienza a demostrar que sus habilidades para las artes natatorias van más allá de lo usual, comienzo de una excelsa carrera pletórica de récords y medallas.

El film del noruego Joachim Rønning, el director de Kon-Tiki - Un viaje fantástico (otro film de gesta deportiva acuática) avanza cronológicamente hasta llegar al desafío máximo, el largo cruce del canal, que ocupa toda la segunda hora de metraje. Rodada en gran medida en Bulgaria, cerca de las costas de la ciudad de Kavarna, La joven y el mar no va más allá de los lugares comunes de este tipo de relatos cinematográficos, cuidada fotografía y música estentórea incluidas, pero cuenta con dos elementos que elevan el interés. 

Por un lado, la presencia de Daisy Ridley en el rol titular, una Trudy que es pura creación cinematográfica pero que se siente auténtica en cada uno de los pasos de la odisea. Por el otro, las tensiones de la epopeya marítima, recreada con precisión. Christopher Eccleston suma un elemento de villanía tomado vaya uno a saber de qué rumor histórico y la película cierra con imágenes documentales de la auténtica Ederle, quien más tarde en la vida tuvo un breve paso por el cine y el teatro de variedades, décadas antes de morir a las 98 años. Pero esa ya es otra historia.