Alejandro Brown es ecólogo, experto en biodiversidad y desarrollo sustentable. El tiene más de 30 años de experiencia en ecosistemas forestales subtropicales. Durante los primeros 20 años ha liderado proyectos de investigación ecológica en distintas zonas del norte de Argentina, contribuyendo a la generación de gran parte de la información sobre biodiversidad que se utiliza en materia de conservación y planificación territorial.
En el año 1999 creó la Fundación Pro Yungas (de la cual es el presidente) con el fin de dedicarse por completo a “traducir” la información ecológica para que pueda ser utilizada en la toma de decisiones gubernamental y privada, en materia de conservación y desarrollo sustentable.
En ese sentido, Travesía Capricornio, el recorrido que busca poner en valor el norte argentino, está enmarcada en los 25 años de trayectoria de la institución, y recorre casi 3000 km abarcando seis provincias y seis ecorregiones a pie y en bote, a lo largo de 120 días entre mayo y agosto del 2024.
La iniciativa, llevada adelante por la ONG Pro Yungas y el proyecto Impacto Verde cofinanciado por la Unión Europea, tiene por objetivo conocer aún mejor esta vasta región y sus habitantes, con el fin de contribuir a visibilizar estos territorios, sus problemáticas, su gente, sus producciones y su naturaleza.
El protagonista dialogó con Página/12 en medio de su participación, y expresó las problemáticas que fueron encontrando en esa zona del país: "El Norte Grande es una extensa región del país, involucra las diez provincias del norte y las problemáticas centrales son, por un lado, que es una de las zonas de más riqueza en términos de biodiversidad de la Argentina, a su vez también es una de las zonas de más diversidad étnica de nuestro país (más de 20 etnias, más de 1.700 comunidades indígenas). Por otro lado, es una zona de alta diversidad productiva, donde el 90% de la expansión agropecuaria se concentra en el país, entonces básicamente la conjunción de altos valores en términos de diversidad biológica, de diversidad cultural y expansión de la frontera agropecuaria son temas que hay que trabajar, la forma de articularlo para que una cuestión potencie las otras".
-¿Qué es lo que más necesita la gente?
-Yo creo que el Norte Grande tiene los niveles más altos de necesidades básicas insatisfechas (NBI) de nuestro país. Posiblemente los diez departamentos con NBI más altos de la Argentina están en el Norte Grande y aún más seguramente. Así que las necesidades son, podemos decir, infinitas en muchos aspectos. Pero yo creo que lo que más necesitan es ser visibilizados, y que su presencia y sus problemáticas sean vistas por el resto del país, sean consideradas y que sean escuchados y tenidos en cuenta, ojalá actuando en consecuencia en cuanto a sus reclamos. Pero creo que el derecho a ser escuchados y tenidos en cuenta me parece que es lo más fuerte como necesidad inmediata.
-¿Qué significa para ellos que esta travesía los visibilice?
-Para los actores locales, los que están en los territorios, nosotros pensamos que la Travesía Capricornio es una forma de vincularnos, una forma también de transmitirles a ellos la dimensión y los valores de esos territorios que ocupan. En casos puntuales, muchas veces los municipios, por ejemplo, nos piden que a través de sus periodistas locales, de alguna manera pongamos en valor los atributos del sitio para la propia gente que vive en el territorio. A veces, cuando alguien está inmerso en un territorio y no conoce mucho más allá, quizás no dimensiona los valores intrínsecos de esos espacios. Y la Travesía Capricornio lo que busca justamente es poner en valor y darle visibilidad a todas estas cuestiones que lo caracterizan, y que lo diferencian del resto del país.
En relación a las respuestas a nivel gubernamental, Brown añade que "la Travesía Capricornio es una decisión exclusiva de Pro Yunga que la hace en el marco de sus 25 años de existencia, y en el contexto de un proyecto más grande que se llama Impacto Verde, que se desarrolla con apoyo de la Unión Europea. A lo largo de toda esta trayectoria, lo que buscamos también es vincularnos con las autoridades locales de las distintas provincias, y aprovechar la oportunidad para conversar sobre distintas problemáticas ambientales, sociales y productivas de sus territorios. En este sentido, funcionarios de distintas provincias nos han esperado en distintos puntos del trayecto, nos han acompañado o han compartido una comida con nosotros, y también han hecho gestiones muchas veces para que el periodismo local nos contacte y contemos lo que estamos haciendo". Y aclara: "Hasta ahora la experiencia con entes gubernamentales provinciales ha sido muy buena y bastante cercana, a lo que deseábamos a través de esta Travesía Capricornio".
Para él, realizar esta aventura de 120 días, más allá del objetivo que tiene de contribuir dentro de lo que puede, "también es un desafío personal, y de alguna manera en la última etapa de la vida. Esta travesía es quizás la última de su estilo que uno va a hacer en su vida, y un desafío de cómo la va a poder encarar y sostener a lo largo de estos cuatro meses".
El interés por concluir la última parte se mantiene intacto, pero él reconoce que el esfuerzo no ha sido menor: "No tiene que ver tanto con el esfuerzo físico en sí, sino en realidad con el esfuerzo de permanecer tanto tiempo alejado de muchas cosas que son parte de la cotidianidad de uno, de su casa, de sus contextos normales y bueno, esto de estar también cambiando de lugar de residencia cada día, de estar acampando… son todas cosas que hacen a un esfuerzo importante, la dinámica de los que nos acompañan, hoy están determinadas personas, mañana cambian… todo eso también es de alguna manera así como un aliciente a mantenerse y seguir adelante".
Brown cree que ha sido una idea que vale la pena, y que las razones por las que se hicieron lo profundizan aún más.