Después de varios días de tensiones y broncas acumuladas, el gobierno nacional salió a limar asperezas con sus principales aliados. Primero, por la mañana, Guillermo Francos recibió en Casa Rosada a los espadachines de la oposición amigable que empujaron las dos primeras leyes de Javier Milei. Cristian Ritondo (PRO), Rodrigo de Loredo (UCR) y Miguel Ángel Pichetto (HCF) enfilaron a Casa de Gobierno para comenzar a delinear la agenda legislativa de lo que queda del año y, de paso, hacerle algunos reproches al embajador político del gobierno libertario. Ritondo reclamó por la coparticipación porteña y Pichetto exigió emprolijar la dinámica legislativa. Un par de horas después, sin embargo, la discusión pasó a los pasillos del Congreso. A la tarde, en el despacho de Martín Menem, un par de funcionarios del Ejecutivo se encargaron de defender la reforma electoral que viene impulsando Francos frente a un grupo de legisladores de la oposición dialoguista. No tuvieron mucho éxito: la mayoría de los opositores plantearon sus objeciones e, incluso, sobre el final, cruzaron a Menem por la visita de seis diputados oficialistas a Alfredo Astiz en el penal de Ezeiza.
Paños fríos en la Rosada
La cumbre política que Guillermo Francos venía organizando hace una semana se realizó, finalmente, en Casa Rosada. Fue un encuentro más reducido que el original, que se pensaba abierto para todos los jefes de bloque dialoguistas con la excusa de debatir sobre la eliminación de las PASO. El objetivo era poner paños fríos y participó solo el tridente Ritondo-De Loredo-Pichetto, así como también Margarita Stolbizer (también integrante de Hacemos Coalición Federal). Del lado del oficialismo, además de Francos, estaban Martín Menem, Lule Menem y el titular del bloque oficialista, Gabriel Bornoroni.
Poco se habló de reforma electoral en el par de horas que duró la reunión. El gobierno, primero, dio algunas precisiones sobre cómo se venía desarrollando el proceso de reglamentación de algunos capítulos de la Ley Bases, como el RIGI y el sistema hidrocarburífero, así como la restitución de Ganancias. "Los tres bloques hemos sido decisivos para la aprobación de la Ley Bases y a los tres nos embarga la preocupación sobre esta etapa de gestión", explicaría, a la salida, De Loredo. Después, sin embargo, el encuentro giró fundamentalmente en torno a varios de los reclamos que los aliados vienen acumulando contra el gobierno de Milei.
"Si a un perro le pegas todos los días cuando lo quieras acariciar te va a morder", lanzó, en un momento, Pichetto. Y es que cada dirigente tenía sus motivos para estar enojado con La Libertad Avanza. En el caso de Pichetto, la bronca venía de la mano del lugar que Menem le había "robado" a Emilio Monzó (también de Hacemos Coalición Federal) en la Bicameral de Inteligencia. Pero no solo eso: en HCF se vienen quejando de los insultos que les viene dispensando Milei hace meses y Pichetto aprovechó para deslizarle a Francos que el presidente tenía que revisar sus modos.
Ritondo, por otro lado, le reclamó a Francos que el gobierno cumpliera el fallo de la Corte Suprema sobre la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires. Le advirtió al jefe de Gabinete que, de no pagar, se pondría en riesgo "la seguridad jurídica del país". "No somos un partido extorsivo, pero es un daño que se le hace a la Ciudad y a la credibilidad del sistema republicano", precisó el titular del PRO, que viene amagando con diferenciarse del oficialismo hace días. La expulsión de Julio Garro, un hombre de Mauricio Macri, de la Secretaría de Deportes también era un tema espinoso. Ritondo, sin embargo, no terminó mencionando el tema directamente en el encuentro. "A Julio lo queremos, pero su cargo no fue un acuerdo partidario", explicaban en las filas del macrismo, encogiéndose de hombros.
Sin votos para la reforma electoral
Pasadas las 16 horas, el debate se movió al Congreso, cuando el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, y el secretario de Interior, Lisandro Catalán, se movilizaron para la Cámara de Diputados para exponer el proyecto de reforma electoral que viene empujando el Ejecutivo. Los funcionarios le plantearon a los legisladores presentes - además de Pichetto, De Loredo y Ritondo, estaban Juan Manuel López y Maxi Ferraro (CC), Silvana Giudici (PRO), Soledad Carrizo (UCR), Oscar Zago (MID), la salteña Pamela Caletti, el neuquino Osvaldo Llancafilo, entre otros - los proyectos políticos que pretendían sancionar antes de que finalizara el año.
El gobierno quiere eliminar las PASO y modificar el sistema de financiamiento de los partidos políticos, pero se dio de frente con un muro de rechazo opositor. En el caso de las PASO, solo el PRO se mostró dispuesto a adoptar una postura intermedia: dejar las Primarias Abiertas y Simultáneas, pero quitar la Obligatoriedad. Es decir, que ni los ciudadanos se vean obligados a votar en la primarias ni los partidos a ir a un interna. El gobierno está dispuesto a escuchar esta postura - ya que le sirve en su discurso de baja del gasto -, pero el resto de la oposición no se muestra muy dispuesta. La UCR, por ejemplo, cuestionó que eliminar la obligatoriedad era lo mismo que eliminar las PASO. Y no está de acuerdo con ninguna de las dos.
En el caso del financiamiento de los partidos, el gobierno planteó la posibilidad de subir los topes para los aportes privados y eliminar los aportes que el Estado hace para las campañas. Tampoco tuvo mucho éxito. El objetivo del oficialismo será continuar el debate e ir consensuando una propuesta con la oposición. Sus aliados, sin embargo, le exigieron que, antes que avanzar en cualquier tema, el Senado tenía que sancionar la Boleta Única de Papel. "Está ahí listo para ser sancionado. Que lo aprueben, con modificaciones si necesitan, pero que lo aprueben", repetían, en sintonía, radicales y pichettistas.