Docentes que colaboran en capacitarse, que encuentran en el intercambio de experiencias, de recorridos de lectura y de propuestas de capacitación una forma de generar su propia teoría, esa que van haciendo en el aula, pero muchas veces escriben quienes cuentan con el tiempo y las herramientas. De eso se trata el Centro de Colaboración Pedagógica que se refundó el viernes pasado, con un acto inaugural en la escuela 565 "Bartolomé Mitre", del que participaron diputados provinciales, antiguas supervisoras y la pedagoga Amanda Paccotti. La iniciativa partió de la supervisora Mirian Cuenca, que retomó una experiencia realizada entre 1992 y 2004, inicialmente en la zona oeste y luego en toda la región VI. "Aquella experiencia que fundó el entonces supervisor José María Tessa fue una forma de pensar la democratización del espacio escolar, ya que consistió en que cada escuela elegía un representante maestro y se hacían reuniones periódicas donde cada uno planteaba problemas comunes, compartían posibles capacitaciones y lectura, en un nivel de horizontalidad", explicó Cuenca.

En esta instancia, el Centro de Colaboración Pedagógica contará con la presencia de maestras en tareas diferentes, como se llama en la estructura escolar a aquellas que -generalmente, debido a enfermedades devenidas del ejercicio de la docente, como son las afecciones en cuerdas vocales‑ no pueden estar más en el aula. "Es un espacio para que podamos intercambiar. Generalmente digo que los docentes hacemos teoría en el aula, que escriben otros, y eso ocurre ya sea por sobrecarga o por ausencia de formación, que tiene que estar garantizada por el Estado", apuntó Teresa Fornés, una de las que lleva adelante la propuesta.

 

“Acá hay recorridos alucinantes para compartir y no circulan”, dijo la supervisora Mirian Cuenca.

 

El Centro comenzó en la zona oeste, donde se inició también a principios de los 90. "Tessa pudo desmantelar aquello de cada maestro con su librito, fue un combate contra la soledad del aula y de la escuela, planteado desde la generosidad para compartir el saber, el respeto a otras realidades, el estudio, la camaradería", agregó Cuenca, entusiasmada porque la propuesta brinda otro tipo de protagonista a las docentes (en su abrumadora mayoría son mujeres) en ejercicio frente al aula. "Se trata de desterrar aquella idea de que únicamente el directivo puede tener la palabra, y entender que la experiencia compartida maestra a maestra tiene un valor formativo".

Para Fornés, "lo innovador de esta etapa es que empezamos a participar docentes que hacemos tareas diferentes, por problemas de salud, y este espacio nos permitiría no perder nuestra identidad como docentes, y darles nuestro aporte a las compañeras que están frente al aula". Las reuniones son mensuales, y allí se abordan temas de la cotidianidad escolar. "Hay muchos docentes valiosos, que se preparan y generan experiencias didácticas de alto vuelo, pero no se conocen. Entonces, todo el mundo se pone contento porque viene una eminencia de Buenos Aires, pero acá hay recorridos alucinantes para compartir y no circulan", agregó Cuenca.

Otra de las integrantes de esta nueva versión del Centro, Celina Cenacchi, planteó que se trata de "una democratización del espacio escolar, donde cada uno se apropia del deseo, así construimos la política educativa pero además, lo hacemos desde nuestro territorio, desde las propias experiencias y desafíos de cada lugar".

Si bien están recién en la etapa de lanzamiento, las docentes que forman parte de esta experiencia apelan al Ministerio de Educación como fuente de validación. "Es importante que las autoridades lo tomen y lo valoren, para que las compañeras puedan perfeccionarse en función, sin renunciar a su vida personal, dado que ya conocemos la sobrecarga laboral de muchísimas docentes", dijo Mirta Shraulek, que también participa de esta experiencia recién vuelta a nacer, con ganas de irrumpir como una forma de compartir saberes en un lugar que -muy devaluado desde los discursos que intentan bastardear a la escuela pública‑ sigue siendo una de las instituciones fundamentales, donde hay muchas trabajadoras y trabajadores que se empeñan cada día en generar condiciones para que el estudiantado aprenda a pensar en libertad.