Una de cada dos personas que trabajan en América Latina y el Caribe lo hace en la informalidad, una situación que supera el 70 por ciento en la mayoría de los países de la región, con Bolivia por encima del 80 por ciento. Chile y Uruguay son los países con menor informalidad laboral: allí el trabajo no registrado no supera el 24 por ciento.
Estos datos se desprenden de un informe divulgado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Según Ana Virginia Moreira, directora regional del organismo, la región está marcada por la "trampa de la informalidad”, uno de los grandes obstáculos para lograr trabajo digno y justicia social en América Latina y el Caribe.
"Es imperativo aportar un nuevo rumbo a las políticas de formalización, no podemos afrontarlas sin voluntad política al más alto nivel, pero tampoco podemos obtener resultados haciendo más de lo mismo", enfatizó la funcionaria.
Las cifras de la informalidad
La OIT detalló que tres de cada cuatros trabajadores informales en la región trabaja por cuenta propia y en pequeñas y medianas empresas.
Además, existe una brecha entre la tasa de informalidad rural, que llega al 75,4 por ciento, y la urbana, que es del 44. Las ramas de actividad con mayor tasa de informalidad son la agropecuaria, que comprende a ocho de cada diez trabajadores, y la construcción, donde alcanza a siete de cada diez trabajadores.
La OIT alertó que los trabajadores informales tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser pobres que los trabajadores formales.
Por ese motivo, el organismo enfatizó que "afrontar este desafío es una prioridad urgente", ya que es un problema "estructural, multidimensional y persistente", que afecta, principalmente, a mujeres, jóvenes, personas que pertenecen a determinados grupos étnicos, migrantes y personas menos educadas.