La jornada de memoria que se vivió anteayer en la zona de Calilegua y Libertador General San Martín, en Jujuy, se trató de “repasar que "nos han golpeado muy duro". De saber que "Libertador en aquellas épocas ha sido un lugar donde se ha enseñado la dictadura", con la participación de sectores empresariales y de la Iglesia, sostuvo el concejal José Leiva (Unión por la Patria) en el acto en la plaza central de Libertador, en el corazón del Ingenio Ledesma, empresa símbolo de la participación civil en el terrorismo estatal.
En un discurso encendido, en el que convocó a la unidad, Leiva destacó los parecidos entre aquellos años de represión feroz con la crueldad de las y los funcionarios nacionales del tiempo presente. "Hemos perdido compañeros con la represión. Nos han arrebatado compañeros que luchaban", insistió. Afirmó que "la pueblada que salió a las calles el año pasado no se tiene que perder", en referencia a las protestas generalizadas que se desataron en Jujuy en rechazo a las políticas regresivas del entonces gobernador Gerardo Morales. "Lo mismo que hizo Morales lo hace Milei con camionetas sin identificar. Nos secuestran en lugares donde hay hambre", denunció.
También el coordinador de la organización social Tupac Amaru, Juan Manuel Esquivel, instó a unir esfuerzos para resistir las políticas regresivas: “La unidad se gesta en la calle", afirmó. La Tupac reclamó una vez más la libertad de Milagro Sala.
En el acto en la plaza central los discursos fueron encendidos repudiando al gobierno nacional y provincial por recortar derechos. En un año complejo, con un gran retroceso en políticas de memoria, verdad y justicia, las consignas de la manifestación pusieron el eje en la necesidad de sostener los derechos.
"Vinimos a recordar una jornada de lucha, de dolor; no nos quebró, a pesar de la presión de los fascistas que están en el gobierno, que han ido a visitar a los genocidas", aseguró el histórico dirigente de ATE Verde y Blanca, Fernando Acosta. "Ellos eran unos cuantos bancados por poderosos; nosotros somos miles, tenemos que llenar las plazas con la voluntad de lucha de los 30 mil desaparecidos, más de 30 en Calilegua. No los recordamos como víctimas, sino como representantes de las ideas, de la pasión de un pueblo y no subordinados a los militares”, afirmó.
Contó que le había emocionado particularmente cuando el ex detenido político Ernesto Saman nombró a los desaparecidos con sus sobrenombres, con la confianza de haber sido su amigo. "Recordamos a los amigos, personas que tienen la misma valentía de miles y miles de nosotros”, sostuvo.
Como todos los años para esta fecha, anteayer se concretó la ya histórica marcha para recordar a las víctimas de los secuestros y detenciones ilegales de la dictadura cívico, militar, eclesiástica en la semana del 20 al 27 de julio de 1976 en Calilegua, El Talar y Libertador General San Martín.
La caminata de 7 kilómetros se hace desde Calilegua a Libertador, recorriendo el circuito de terror que las patotas realizaron en aquellos días de julio de 1976, ayudadas por el oscurecimiento de esas localidades y los vehículos del ingenio, usados para secuestrar a unas 400 personas, entre obreros y estudiantes, más de 30 de ellas fueron desaparecidas. "La Noche del Apagón se los llevaron en el furgón", recordó uno de los cantos de la marcha, en referencia a la participación de la empresa Ledesma.
El Centro de Acción Popular Olga Márquez de Arédez (Capoma) organizó un extenso programa para reflexionar sobre los derechos humanos, realizar ejercicios de memoria y homenajear a Olga Márquez de Arédez, quien junto a otras madres de Ledesma lucharon exigiendo justicia.
Estudiantes desaparecidos
Todos los años la marcha tiene su particularidad. El de éste fue la presencia de la ex detenida Silvana Castro, ex alumna de la Escuela Normal, establecimiento escolar testigo de la desaparición de 16 estudiantes, y en cuya vereda se realizan desde 2016 los actos por la memoria de las víctimas.
Castro, que marchó junto a la hermana de Rubén Carrazana, detenido desaparecido, es una sobreviviente: fue detenida cuando solo tenía 16 años de edad. Recién ahora, 48 años después de aquellos hechos, pudo hablar en un acto en la Escuela Normal. “Es un tema difícil, junto a Miguel Jaramillo y su hermana fuimos detenidos". "Después de los Apagones me sacaron de mi casa junto a otras compañeras que hoy lamentablemente no pueden participar por miedo. A veces hablamos y les cuesta como a mí contarle a mi hija", dijo.
Castro fue llevada detenida a la Comisaría de la ciudad de San Pedro, que funcionaba como un centro clandestino de detención. "Alrededor de un mes estuvimos varios chicos de la Escuela Normal. Primero me llevaron a la Comisaría de Ledesma y por la noche en un Falcon nos llevaron a San Pedro”, relató. Recordó que los represores no avisaron a padres y madres, “por suerte el padre de una de las chicas nos siguió y avisó a otros para que nos liberen", sintetizó el secuestro que padeció.
Además, Castro recordó que el novio de su hermana fue detenido y desaparecido, "él vivía en mi casa y se lo llevaron. A Eduardo le decían Rosquita, era militante del PCT (Partido Comunista de los Trabajadores), salió de la casa a trabajar y nunca más volvió. Era estudiante, laburante", lo recordó.
También habló el ex preso político Ernesto Saman, que era compañero de los 16 jóvenes de la Escuela Normal desaparecidos. Se manifestó “con el dolor, pero resistiendo, dolor por esta patria que está cada día más comprometida. No hubiéramos imaginado nunca llegar a este nivel de corrupción de entrega del país. (Se expresan) Los mismos mensajes de la dictadura de Martínez de Hoz hablando de la liberación de las fuerzas productivas, la libre importación y luego iba a venir el derrame por las inversiones. Todo mentira”, lamentó.
También reivindicó la unidad del campo popular, pero "no unidad en lo que son los aparatos manejados por ricos empresarios, porque son ellos los que imponen candidato", advirtió.
Un retroceso para las mujeres y los DDHH
La columna de este año fue pequeña, comparada con las de otros años en que los que hubo marchas multitudinarias. Silvana Castro lo atribuyó a "la tristeza generalizada", "la situación económica, el miedo. La sensación de falta de energía para luchar, esto que está pasando es un gran retroceso para las mujeres y los derechos humanos", lamentó.
Stefanía Martínez, estudiante universitaria, participó por tercera vez de la marcha. "Siento que la expresión Nunca Más hay que sostenerla todos los días, así como defender la democracia. Veo mucho desempleo y el recorte en las universidades públicas es grave. Y este año veo poca gente, me asusta", dijo.
En el mismo sentido, Rosario, un joven de la CCC, se mostró extrañado por la ausencia de las murgas, y participantes de otras provincias. Sin embargo, cerró repasando sus exigencias: "Estamos acá para reflexionar y decir basta a la persecución a las organizaciones sociales, necesitamos techo y trabajo".