Falta menos de una semana para el comienzo de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el equipo nacional de handball, los Gladiadores, lleva cerca de un mes de duro entrenamiento en tierras francesas.
Con Guillermo Milano en la dirección técnica y el salteño Guillermo Cazón como preparador físico, el sueño del handball nacional se prepara con el objetivo de superar la mejor posición obtenida en un Juego Olímpico: puesto décimo en Río de Janeiro 2016.
En uno de los pocos momentos libres del equipo, Guillermo “el Negro” Cazón, salteño y oriundo del popular barrio Villa Primavera, se toma un momento para conversar y reflexionar sobre el camino recorrido y el que aún falta recorrer, en una charla que combina el quehacer profesional y las emociones a flor de piel.
-¿Cómo estás a horas del debut?
-Feliz de hacer lo que más me gusta, entrenar al equipo y viendo las ganas que tienen los jugadores de mejorar y de estar bien. Eso me pone contento y feliz. El clima es muy bueno y da mucha energía.
-¿Cómo se siente estar por comenzar tu cuarto Juego Olímpico? algo que no muchos tienen la posibilidad de concretar.
-Es raro pero no lo pienso mucho. Como todas las cosas que a veces hago, no soy consciente de este momento en el sentido de saber que es el cuarto. Lo que sí, disfruto mucho y le pongo mucha alegría. Antes de salir para acá siempre tengo la gran motivación que es mi familia, mi mujer, Alejandra, mis hijas Miranda y María Paula, que son las que todo el tiempo me están alentando y diciendo ‘papá, mirá que tenés que estar bien’. Y dentro de esa felicidad, el trabajo. Estamos entrenando mucho, estamos en un lugar increíble haciendo la preparación.
-¿Cómo fueron los días transcurridos desde que salieron de Argentina?
-Salimos hace tres semanas. Estamos cerca de Montpellier a metros del mar Mediterráneo en un lugar increíble. En esta organización tuvieron mucho que ver Diego Simonet y la Confederación de Handball, el ENARD y todos los apoyos que nos ayudan para que todo salga bien.
-Contanos un poco de la preparación del grupo.
-Desde el primer momento se organizaron actividades outdoor; el primer día hicimos algo así como supervivencia, donde se trabaja mucho lo físico. Después entrenamos pesas con evaluaciones, continuamos con trabajos de canoa en el Mediterráneo con grupos de jugadores compitiendo entre ellos; otro día hicimos una bicicleteada muy larga hasta un faro, también hubo entrenamientos en la playa, y también entrenamiento de pelota que es lo más importante, el trabajo con el balón.
-Una vez comentabas que tu primer Juego Olímpico fue como estar en Disney, ¿cómo se siente ya en el cuarto?
-Trato en lo posible de no cometer nuevamente los errores que cometí en las preparaciones anteriores, es algo que la experiencia te da, tengo 59 años, y mis sueños siempre fueron llegar a un Juego cuando era chico. Me acuerdo que jugaba en casa pensando que iba a estar en un evento deportivo importante, y hoy llegar al cuarto es increíble. Todo empezó allá en Guadalajara 2011 con la mística de los Gladiadores, con Dady Gallardo, Manolo Cadenas y ahora Guillermo Milano como directores técnicos. Entonces hoy lo que pienso todos los días es en hacer las cosas bien, cometo errores, pero de los errores aprendo. Tenemos una planificación bastante larga, hay que ser prudente, sobretodo en el cuidado de los jugadores.
-¿C{omo se toman esa exigencia los jugadores?
-Soy el tipo que los exige mucho a los jugadores... Hay buena relación, aprendo mucho de ellos, porque en el equipo nuestro son todos jugadores profesionales que juegan en Europa casi el 90%. Entonces escucho lo que dicen, trato de no salir de su matriz, con la que trabajan en sus clubes, y potenciar el aspecto físico que tienen para llegar a este juego olímpico de la mejor manera posible.
-Venís de muchos años en el handball y te tocó ver y ser part{icipe del crecimiento exponencial de la disciplina en Argentina ¿Cómo vivenciaste esa transformación?
-Creo que todos los procesos que hubo antes fueron pinceladas en una gran pared donde cada uno trató de poner lo mejor para que se desarrolle el handball. Pasaron muchos entrenadores, cada uno trató de dar lo mejor, y en el caso mío, yo siempre digo que tuve la suerte de estar en una generación de grandes jugadores con los cuales hemos podido desarrollar y tener hoy en casi todos los clubes de Buenos Aires preparadores físicos, médicos, eso es algo muy bueno. Por eso me pone contento ser parte de ese desarrollo, de ese proceso. Y también sigo aprendiendo, hablo con preparadores físicos muy importantes de otros deportes, tengo muchos referentes y muchos amigos, los cuales me ayudan. Cuando llego a mi habitación todas las noches hablo con ellos y les cuento lo que estamos haciendo y dan su opinión. Además, esto no lo hago solo, tengo cuatro profes que están acá conmigo.
-Te traigo por un ratito a Salta para que quizás muchos chicos que te lean, puedan empatizar con tu historia, ¿Qué recuerdos tenés de tu infancia y adolescencia en las calles de Salta?
-Siempre cuento la verdad, lo que me pasó cuando era chico. Recuerdo mi barrio Villa Primavera, mi esquina, mis amigos, salir todas las tardes a jugar al fútbol. Entrar a la secundaria y tener mis amigos que me llevaron a jugar al rugby en el Club Gimnasia y Tiro, estar en la Técnica número 2, donde tuve grandes profesores que fueron los que influenciaron en mi forma de ser y donde también me forjaron como persona. Y también mi familia: mi mamá, mi papá, un tipo increíble, mi hermano que hoy vive en Noruega, mis hermanas que viven en Salta. Me acuerdo, cuando era chico que jugaba en el patio de mi casa diciendo que iba a jugar a algo importante, y a mi papá le sacaba la ropa que tenía de Gimnasia y Tiro, donde él jugaba al basket, me ponía la camiseta celeste y blanca y era feliz con mi Club Gimnasia y Tiro donde he aprendido un montón de cosas. Era un chango como todos, que quieren tratar de mejorar y progresar, y después tener la suerte de llegar a Buenos Aires y encontrarme con buena gente que me ayudó, en el camino tuve muy buena gente, mucha gente que me abrió las puertas de su casa, que me enseñó, que me corrigió. Viví muchos años en el CeNARD, estudié Educación Física, trabajo en el Colegio La Salle de Buenos Aires, soy coordinador del colegio en el área de Educación Física, soy profesor de la licenciatura de Educación Física de la Universidad del Salvador, estoy en River Plate hace muchísimos años, donde trabajo con Dady Gallardo, que es mi coordinador. Tengo muchas cosas y trato de sacar un poquito de cada lugar para potenciar mi trabajo.
-¿Cuál es el punto de unión entre el changuito de Villa Primavera al Guillermo Cazón cuatro veces olímpico de hoy?
-Mi familia, mi papá, mi mamá, la educación que tuve con mis hermanos, mis amigos, el barrio… Yo creo que sigo siendo el mismo Negro Cazón que estaba en Salta, no he cambiado. He cambiado para mejorar en algunas cosas, pero mi esencia es la misma, tratar de ser una persona sana, leal, tener buenos valores, yo creo que eso es lo que me mantiene. Y aprender, porque soy consecuencia de mucha gente que me ha ayudado desde chico, desde mi hermano que me defendía ante una pelea, hasta mis hermanas que me que me ayudaban cuando tenía que jugar al rugby o al handball; mi mamá, que siempre estuvo conmigo, mi papá, que fue la persona que forjó mi familia. Soy un agradecido de eso y trato en lo posible de no perder mi esencia y de ser auténtico.
-Entonces el recuerdo de Salta está muy presente…
-¡Claro! Todo lo que recibí de mi familia y de mis amigos, porque en Salta tengo muy buenos amigos que me ayudaron un montón cuando éramos adolescentes, todo el grupo de gente de la Técnica 2, yo no me olvido de esas cosas. A mi Salta querida la amo aunque hace mucho que no voy, porque los compromisos en Buenos Aires me hacen que me quede. Y aunque me emociona, me gusta hablar de eso porque esa es mi esencia, y como decía mi viejo, ‘no seas igual ni peor, siempre tratá de ser un poco mejor que yo’. Siempre he escuchado a mi mamá y a mi papá, y eso ahora hago con los jugadores y con mis referentes. A veces mis amigos me dicen ‘Negro, disfrutá’, y les digo que es muy difícil porque uno tiene que estar todo el día pensando en tratar de evolucionar, pero haciéndolo con energía, con felicidad, con mucho amor, transmitir la alegría y transmitir que cuando uno hace las cosas, tiene que ser feliz y eso te pone en forma plena.