El sonido de las marchas de Corrientes se ha convertido en una canción desgarrada. Miles de cuerdas vocales están estallando al mismo tiempo.

Las voces de los comunes y corrientes solo se escuchan, a veces, cuando son corales. Por separado se extinguen antes de encenderse. El lenguaje de los oprimidos siempre ha sido el silencio. Y ahí van queriendo devolvernos. Pero en Corrientes no.

Escucho en todos los medios posibles los testimonios de los vecinos de muchos pueblos, además de los de 9 de julio y Goya. Y yo no sé si esto se ha advertido, pero lo que encuentro fascinante de esas voces es que están desamordazándose. Porque ese pueblo encontró su límite: con los niños no.

Ese pueblo que ha aceptado en silencio tremendos abusos como el que narró Violeta, la ex empleada que contó ante las cámaras de C5N que fue violada muchos años por el padre del gobernador. No es la única. Hay miles. Hay una cultura patriarcal cosida a la cultura feudal en muchas partes. Violeta tiene un hijo de doce años, hermanastro del gobernador, y para su manutención dijo que le pasan 25 mil pesos por mes. Los provida. Los anticasta. La gente de bien. Las elites de todas partes.

Como una sincronía de esas que solo suceden en América Latina, esos padres y madres, abuelos y abuelas, hermanos y hermanas correntinos que salen todos los días a pedir por la aparición con vida de Loan, es además de otras cosas un sintoma que se puede leer.

Los legisladores de LLA visitan a genocidas dos días después de un desfile en el que participaron falcón verdes. La sombra que acompaña a este país. La pulsión de muerte que despierta el pueblo cada vez que amaga con revertir la desigualdad fenomenal sobre la que se construyeron nuestros países.

Y Corrientes grita “con vida lo llevaron, con vida lo queremos”. La memoria es un tejido abierto, que abre sus hilos y los entrelaza en el inconsciente colectivo.

Están atacando a los niños. No solo a Loan, cuya desaparición tuvo el propósito de que no estuviera en ninguna parte, que no tuviera “entidad”, como decía Videla. A los millones de niñas que no comen, los están atacando. Ahora los quieren criminalizar. Loan y cada uno de nuestros niños y niñas debe ser salvado de esta casta perversa.