¿Alguna serie de éxito ha envejecido de forma tan radiactiva como Entourage? La comedia de HBO de ocho temporadas, centrada en el famoso actor de Hollywood Vincent Chase (Adrian Grenier) y su círculo de compinches, representantes y parásitos, se ha convertido en sinónimo de un cierto tipo de masculinidad. Para sus detractores, Entourage es básicamente Masculinidad tóxica: La serie, con un culto fanático a la riqueza, el perfil mujeriego y la cultura de la celebridad. Declararse fan de Entourage en los tiempos que corren es, en otras palabras, toda una señal de alarma.
Basada libremente en la vida -o, más bien, el estilo de vida- de Mark Wahlberg (menos el historial de delitos de odio racista), Entourage nunca fue del todo un fenómeno. En el momento en que HBO empezó a emitir la serie, hace 20 años, la cadena estadounidense se encontraba en medio de una racha histórica. Entourage coincidía con Los Soprano, Deadwood, Six Feet Under, Sex and the City, The Wire y Curb Your Enthusiasm. Su reputación de misoginia no ha hecho más que crecer en los últimos años, algo a lo que no han contribuido las acusaciones de agresión sexual presentadas contra los ex miembros del reparto Jeremy Piven, que interpretaba al malhablado agente de Vinnie, Ari Gold, y Kevin Connolly, que interpretaba al mejor amigo y manager de Vince, Eric "E" Murphy (ambos actores han negado las acusaciones de agresión.) Que Entourage era profunda y transparentemente problemática es algo indiscutible a estas alturas. Y, sin embargo, todos estos años después, sería inexacto descartar la serie como una mera amalgama de sus peores cualidades.
A menudo, los apologistas de Entourage la defienden desde el mismo parapeto banal: la dudosa afirmación de que es realmente una serie sobre la amistad masculina. En realidad, tiene poco valor o matiz que decir sobre el tema. Mucho más interesante es la forma en que Entourage explora el negocio del cine, a menudo con un sesgo de información privilegiada. La serie se hizo famosa por su desfile de estrellas invitadas de primera fila que se interpretan a sí mismas (Entourage, sin embargo, no originó este tópico, sino que apareció más de una década después de que The Larry Sanders Show, una sátira del mundo del espectáculo mucho más inteligente, divertida y elegante, sentara el precedente).
Más allá de este truco, la serie era en general astuta en su comprensión de la industria cinematográfica y ofrecía a los fans un vistazo ficticio entre bastidores de, por ejemplo, las dificultades de promocionar una película en un programa de entrevistas, o lo que supone entrar en conflicto con un superproductor todopoderoso llamado, no tan sutilmente, Harvey Weingard. Pero más que eso, Entourage toca algo fundamental sobre la forma en que, como cultura, narramos la industria cinematográfica.
Si uno pasa suficiente tiempo inmerso en la cultura del cine, empieza a analizar cosas como las trayectorias profesionales o los persistentes "y si..." que adornan la historia del cine popular. ¿Y si Stanley Kubrick hubiera podido hacer su Napoleón? ¿Y si Will Smith no hubiera rechazado Matrix? Entourage, ambientada en un universo paralelo en el que Vince Chase es tan conocido como Matt Damon, nos permite vivir en este tipo de realidad hipotética, una realidad que también resulta extrañamente premonitoria. Vemos cómo un James Cameron post-Titanic elige a Vinnie para una adaptación de Aquaman, años antes de que Jason Momoa lo hiciera realidad en la vida real. Vemos cómo el proyecto que apasiona a Vinnie, el drama sobre el crimen de Pablo Escobar en Medellín (no muy diferente a Narcos de Netflix), se convierte en un desastre que amenaza su carrera. Vemos cómo Vinnie se recupera: protagoniza Gatsby, de Martin Scorsese (unos años antes de la versión de Baz Luhrmann de 2013), y luego Ferrari, de Frank Darabont (una década antes de Ferrari, de Michael Mann). El hecho de que todos los breves fragmentos de estas falsas películas que vemos sean cómica y atrozmente espantosos apenas importa.
En un nivel muy básico, Entourage es un ejercicio exitoso de realización vicaria de deseos. Ver a un grupo de ricachones comprando cosas bonitas y yendo a sitios caros puede que no sea tradicionalmente una narración convincente, pero hay una especie de vértigo en ser testigo de cómo se vive en el extremo superior del espectro de la fama.
Las dos primeras temporadas fueron muy bien recibidas, con algunas advertencias. "Podemos asumir que no está muy lejos de la vida real, al estilo de Hollywood", escribió The Guardian en una crítica de la primera temporada. "Lo que equivale a decir vacua, descerebrada y absolutamente atractiva". A medida que avanzaba la serie, sin embargo, se notaba un descenso de la calidad. Lo que antes era lúdico y fastuoso se había convertido en plomizo e indulgente. En la última temporada, por no hablar de la secuela estrenada en cines, cualquier atisbo de credibilidad se había evaporado. La película Entourage (2015), coprotagonizada por Haley Joel Osment, Billy Bob Thornton y la luchadora profesional Ronda Rousey, entre otros, ve cómo Vince se pasa al cine y dirige una adaptación de Dr. Jekyll y Mr. Hyde ambientada en una escena futurista de DJs clandestinos. Se supone que debemos creer que esta película es una obra maestra, cuando el pequeño vistazo que le echamos hace que parezca el peor anuncio de desodorante jamás grabado. Era terrible.
Las críticas a la política sexual y de género de la serie han abundado a lo largo de los años. Kevin McFarland, de Wired, escribió que la serie era "una fuente fiable de humor grosero, misoginia casual y homofobia". Anne Cohen, de Refinery29, escribió: "La mayoría de las mujeres de esta serie son cosificadas hasta el absurdo". A pesar de que estas quejas son válidas y ciertas, cabe destacar que muchos de los personajes secundarios más destacados de Entourage -la publicista Shauna, interpretada por Debi Mazar, de Buenos muchachos; la esposa de Ari, Melissa (Perrey Reeves); las enemigas de Ari en la industria, Barbara (Beverly D'Angelo) y Dana (Constance Zimmer)- son mujeres. Pero esto no exculpa a nadie. (De hecho, Mazar ha arrojado luz sobre su paso por la serie, en declaraciones a PeopleTV: "El creador de la serie, Doug Ellin, escribió un personaje muy fuerte, pero el set era muy testosterónico y misógino").
En sus memorias de 2011, Bossypants, Tina Fey describe cómo veía toda la serie Entourage mientras utilizaba un sacaleches. "Por encima del zumbido de la máquina de ordeñar", escribió, “casi podía oír a mi bebé siendo cuidado con cariño en la otra habitación mientras Turtle (Jerry Ferrara) gritaba a través de un todoterreno: 'Ey E, ¿alguna vez te cogiste a una chica mientras tiene la regla?'. Pude hacerlo durante casi siete semanas antes de quedarme sin episodios de Entourage y hundirme en una profunda depresión".
Esto es, esencialmente, la serie en pocas palabras: cruda, problemática y no del todo divertida. Y, por supuesto, llena de todoterrenos. Pero no son pocos las que la vieron entera. Y la disfrutaron.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.