Desde Roma

Mientras en Italia siguen saliendo a la luz casos de malos tratos y explotación de los migrantes, los países del norte de África, sobre todo Libia y Túnez, que se han transformado en pasajes obligatorios de los inmigrantes africanos que quieren llegar a Europa y que a menudo son explotados y torturados por los traficantes de seres humanos, piden a las naciones de las que parten los migrantes, donde transitan y a donde llegan, una solución urgente y compartida.

Esta fue una de las conclusiones del encuentro Transmediterranean Migration Forum (Foro de las Migraciones Transmediterráneas) que se hizo esta semana en Trípoli, organizado por el gobierno de la Unidad Nacional de Libia. Este gobierno libio es reconocido internacionalmente y guiado por el primer ministro Abdul Hamid Mohammed Dabaiba. Desde el asesinato del líder libio Muammar Gaddafi (o Kadafi según las traducciones) en 2011, el país entró en una grave crisis y conflictos creando dos gobiernos, uno de la Unidad Nacional con capital en Trípoli, y el otro del general Jalifa Haftar, al este del país.

Para ayudar a los gobiernos a encontrar soluciones para los desafíos migratorios, ACNUR está preparando un Plan de 10 Puntos que individualiza las áreas claves donde es necesario intervenir para gestionar los flujos en los países de origen, de tránsito y de destino.

Del encuentro en Trípoli participaron 28 países, tanto de la Unión Europea (UE) y del norte de África como del África Subsahariana. Entre otros la vicepresidenta de la Comisión de la UE, Margaritis Schinas, la primera ministra italiana Giorgia Meloni y el primer ministro tunecino Ahmed Hachani.

El ministro del Interior libio, Emad Trabelsi explicó a los presentes que entre los tantos problemas de su país, que vive en constante inestabilidad, está la llegada en los últimos años de miles de extranjeros que principalmente entraron al país ilegalmente.

Uno de los puntos más graves y más difíciles de resolver son seguramente las mafias de traficantes de seres humanos, que como han denunciado organizaciones de derechos humanos, a menudo actúan en complicidad con la Guardia Costera libia en el mar o con grupos de fuerzas militares o paramilitares en la tierra.

No disparen

Creyendo que podría ayudar a que las migraciones fueran bloqueadas y evitar que llegaran a Italia, el gobierno italiano en 2018 donó 12 naves de control a la Guardia Costera libia. Pero son muchas las denuncias contra la Guardia Costera que a veces usó estas naves para arrestar y maltratar a migrantes en el mar y otras veces hasta los entregó a traficantes que los conducían a cárceles clandestinas en Libia, obligándolos a trabajar como esclavos para pagar su liberación o haciéndose pagar grandes cifras de parte de las familias. El 4 de abril pasado, desde una de estas naves donadas por Italia, se disparó en aguas internacionales contra algunos náufragos y contra la gente de la nave Mare Jonio que los estaba ayudando. Mare Jonio es una de las naves de la organización no gubernamental (ONG) Mediterranean Saving Humans que presentó una consistente denuncia ante la fiscalía de Roma.

Túnez

El presidente de Túnez, Kais Saied, aunque no participó personalmente en el encuentro, fue muy claro en sus declaraciones. Túnez, que aparecía un país completamente al margen de este problema, desde hace algunos años se ha transformado también en un lugar de donde parten barcazas con migrantes dado que después de Libia, es el país más cercano a la costa italiana de Lampedusa (poco más de 120 km), la isla a la que llegan miles de migrantes semanalmente provenientes de estos dos países.

“Nuestro país es orgulloso de sus raíces africanas, y ha ofrecido todo lo que podía a los migrantes detrás de los cuales se esconden redes de traficantes de seres humanos. Túnez no puede aceptar ser un lugar de residencia para migrantes irregulares”, declaró el presidente. Y subrayó que la solución a este problema “puede ser sólo colectiva a través de la destrucción de las redes criminales responsables (…) Además estos migrantes son víctimas de un sistema económico global injusto”.

Por su parte el primer ministro tunecino Ahmed Hachani destacó que “las migraciones irregulares están aumentando tanto en el norte como en el sur del mundo a causa de la pobreza y del cambio climático”. Entre el 1 de enero y el 14 de julio de 2024, recordó, 74.464 personas fueron detenidas en su intento de atravesar las fronteras marítimas de Túnez hacia Europa, mientras en todo el 2022 habían sido 45.000. Una solución a este problema debe ser afrontada tanto en los países de origen, como en los países de tránsito y en los países de recepción. “La solución a la inmigración ilegal no es europea, debe ser afrontada colectivamente”, subrayó.

Italia

La primera ministra Giorgia Meloni, que junto al ministro del Interior Matteo Piantedosi, participó del encuentro en Libia, destacó que “los migrantes ilegales son enemigos de aquellos legales. En los últimos años en Italia no hemos podido recibir a muchos migrantes legales porque teníamos demasiados irregulares”.

“Tenemos que trabajar todos juntos e intervenir sobre las causas de las migraciones, indicó la premier ultraderechista. Y luego recordó que el nuevo “Programa Mattei”, que supone inversiones en África de parte de Italia creando nuevas fuentes de trabajo, podría controlar las emigraciones. “Con el programa Mattei Italia quiere dar un buen ejemplo de acercamiento a los países africanos. Llevando inversiones se podrían resolver problemas de ambas partes, explicó.

Enrico Mattei fue un gran empresario italiano, ex partisano contra el fascismo, y luego parlamentario de la Democracia Cristiana, que en 1953 fundó el ENI (Ente nacional de Hidrocarburos) que se transformó en la principal empresa petrolífera estatal del país. Y durante su presidencia del ENI negoció importantes concesiones petrolíferas con países de Medio Oriente y también con la Unión Soviética, que es lo que al parecer tendría intenciones de hacer Meloni en África. Mattei murió en 1963 en un accidente aéreo sobre el cual se sospechó que pudiera haber sido asesinado. Pero nunca se aclararon completamente las causas.

Europa por su parte, a través de la reelegida presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo desde Bruselas que se “reflexionará sobre nuevos modos para afrontar las migraciones irregulares, garantizando soluciones sostenibles y equitativas para los migrantes”.

No será fácil encontrar una solución definitiva al problema de las migraciones de parte de la UE, si algunos países europeos siguen haciendo acuerdos para bloquearlas, como el de 2023 entre Hungría, Austria y Serbia. O cuando personajes internacionales como el candidato a la presidencia de Estados Unidos y ex presidente, el republicano Donald Trump, promete lanzar “la más grande operación de deportación en la historia de nuestro país” que bloqueará “la invasión de migrantes que ha traído miseria, enfermedades y pobreza a nuestras comunidades”.

Los flujos hacia Europa

Cada año miles de hombres, mujeres y niños mueren en el mar en un desesperado intento por llegar a Europa. Parten en barcazas semidestruídas de África hacia las islas Canarias, de Marruecos a España, de Libia y Túnez hacia Malta e Italia, de Turquía a las islas griegas. Muchos entran a Europa viajando por tierra a través de Turquía y los Balcanes, provenientes de Ucrania y Bielorusia, según un informe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.

Más de 2,5 millones de personas han atravesado el Mediterráneo desde 2015, escapando de guerras, violencias, pobreza; 67.090 eran refugiados y migrantes que llegaron por el Mediterráneo, 16.034 de ellos eran menores de 18 años. Unos 26.600 murieron en el mar, muchos eran niños, precisó el informe. Venían de Medio Oriente, Norte de África, África subsahariana, Asia central y Meridional.

Italia es el primer país de llegada de refugiados y migrantes en Europa. En los primeros seis meses del 2024 fueron 22.787 los llegados, 4.443 de ellos menores. El 31 de mayo de este año, más de 137.000 migrantes y refugiados resultaban presentes en el sistema de recepción italiano.

Pero como han demostrado numerosas investigaciones, los migrantes no son tratados como se debería en estos lugares de recepción. Y muchos tratan de escapar, pasando por situaciones miserables para llegar a Francia, a Inglaterra o a Alemania donde suponen estarán mejor