El velocista y tres veces medallista paralímpico Hernán Barreto será, junto a la tenismesista Constanza Garrone, abanderado de la delegación argentina en los Juegos Olímpicos de París 2024. El atleta de Zárate ya cosechó tres bronces (uno en Londres 2012 y dos en Río 2016), participó en los Juegos de Tokio 2020, en cinco mundiales (tres medallas de bronce y dos de plata) y se destacó en cuatro Parapanamericanos (cinco medallas de oro y dos de plata).
Los paralímpicos son competiciones deportivas, con disciplinas convencionales y adaptadas, que se realizan cada cuatro años a nivel mundial, igual que los Juegos Olímpicos originales. La particularidad es que participan deportistas con discapacidades físicas o sensoriales.
“El deporte me salvó la vida más de una vez", dice. "Desde que era chico y salía de la violencia de mi casa, hasta cuando perdí a mi hermana y mi mamá y caí en un pozo depresivo. Gracias al entrenamiento forjé el carácter y la resiliencia. El dolor no desaparece pero no significa que no pueda ser feliz.”
Con la remera de la selección de fútbol con las tres estrellas, el atleta espera su cuarto juego Paralímpico con más entusiasmo que ansiedad. “Esta vez no estoy ansioso. Quizá en el 2012 sí, pero ahora no. Soy consciente de que cuanto más tarde en llegar la competencia más preparado voy a estar. Lo que sí, estoy disfrutando más este momento. Tengo 32 años y no sé si éste será mi último Juego. Entonces disfruto más cada día”, explica. Lleva más de 15 años de carrera y es, desde hace rato, parte de la élite del deporte paralímpico mundial.
Desde el 2009, cuando conoció a su entrenador Ariel “Pilin· González en un torneo Bonaerense, es parte de la propuesta de atletismo que funciona en el CEF (Centro de Educación Física) 43 de Lobería. Donde, según cuenta, “aprendió mucho más que lo deportivo”.
Hoy, pasando los 30, se prepara para su cuarto juego Paralímpico que se realizará en la capital francesa desde el 26 de julio al 11 de agosto y en el que participarán más de 10.500 deportistas olímpicos y paralímpicos de todo el mundo.
Si bien dice que “el cuerpo ya no se recupera como hace unos años”, asegura que se encuentra “en plena vigencia” y con la “madurez necesaria” para ser el abanderado de la delegación nacional que integra con otros 18 deportistas de alto rendimiento. “Mi mayor medalla son mis dos hijas y tener la seguridad de que nunca sabrán lo que es un golpe de mi parte”, dice quien sueña con repetir o mejorar los Bronces en 200 metros en 2012 y el doblete en 100 y 200 metros que consiguió cuatro años después en Brasil.
Carrera de obstáculos
Su historia no fue nada sencilla. Nació prematuro, lo que provocó una disparesia: un tipo de parálisis cerebral que afecta principalmente a las piernas y la motricidad. Cuenta que vivió en "una infancia con muchas necesidades y violencia física y psicológica" por parte de su papá.
Además revela que en 2019, dos días antes de competir, “se enteró de la muerte de su hermana y abuso por parte de su padrastro”. Dos meses después su madre muere de cáncer y él cae en una depresión que casi lo hace interrumpir su carrera.
Barreto no tiene problemas en contar lo que padeció porque según asegura “es parte de su esencia” Y completa: “No niego mi historia, porque sé que es lo que me trajo hasta acá. Lo que viví me forjó. Soy lo que me tocó atravesar. No niego el dolor ni lo omito. Sé que quizá pasar lo que pasé y contarlo ayude a otros a pasarlo un poco mejor”.
--Esta vez te toca ser abanderado de la delegación Argentina. ¿Te ves como modelo o ejemplo?
--No sé. Hay cosas que no pienso. Sí sé que soy un referente del deporte paralímpico argentino (como lo son otros). Lo de la bandera es algo que uno anhela como deportista. Es el máximo símbolo patrio que nos representa. Todo está ahí, en esa bandera. Lo que somos como país bueno, lo que somos como país malo. Todo está en eso. En cuanto a lo que soy yo para mis compañeros o para la sociedad en general, sabés que hace poco estuve en un circuito de escuela y la verdad es que los nenes me hacían regalos, dibujos, que eran yo en una pista corriendo. Ahí uno cae en la cuenta de que después de tanto pelearla desde abajo ver que tus pensamientos o tu forma de vivir la vida les llega a tantos chicos es muy fuerte. Si hasta algunos me ponían a nivel de Messi y eso es un montón para mí. Es algo hermoso. Y también es una responsabilidad.
--Los deportistas de élite como vos se preparan cuatro años para llegar a esta competencia y a veces una décima de segundo más o menos te hace entrar o no al medallero. ¿Hablás de eso con los chicos que llegan por primera vez a un Juego?
--Sí, yo siempre pregunto: ¿qué es perder como deportista? En mi manera de ver las cosas perder es si hiciste una mala salida, no estuviste atento, no bajaste tu marca. Pero si lograste mejorar tu marca, diste lo mejor de vos, estuviste a full, no perdiste. Pasa que hay otros que también compiten y quieren ganar y hacen todo el esfuerzo para lograrlo. Pero una décima más o menos que le da la medalla a uno o al otro no definen la lucha que cada uno hizo para llegar ahí.
--Decís siempre que el deporte te salvó la vida.
--Es que a mí los profes me sacaron de la miseria total. De la violencia intrafamiliar. Cuando conocí a Ariel Gonzalez (entrenador de la selección argentina) en un Torneo Bonaerense en 2009 y me acercó al alto rendimiento, mi vida cambió para siempre. El deporte me dio todo. No solo me hizo conocer lugares y personas increíbles sino que me educó. Me transmitió valores, hizo sentirme parte. Hoy no podría estar hablando así de suelto sin el deporte. Pero además, cuando pasó lo de mi mamá y lo de mi hermana, yo no quería saber más nada. Estuve seis meses alejado del deporte y él supo esperarme y ayudarme a volver. Las enseñanzas que me dio el entrenamiento, el sacrificio, el ir detrás de una meta, van mucho más allá de mi carrera deportiva. Porque cuando te retirás y dejás de estar vigente tus medallas se convierten en polvo. Entonces lo que adquirís va mucho más allá de la pista.
--¿Cómo ves el deporte paralímpico hoy en la Argentina?
--El deporte paralímpico creció bastante desde que empecé. El problema es que las otras delegaciones también crecieron y quizás más en porcentaje. Si nosotros crecimos un 2 por ciento, Brasil, Colombia, Perú o Chile crecieron un 20. Esos países que hace poco estaban por debajo de nosotros (menos Brasil ), tienen una política clara de apoyo al paralimpismo y eso se nota. Pero nosotros con nuestras armas podemos dar pelea y traer buenos resultados. Con lo poco o mucho que tenemos hemos crecido.
--¿Esa merma en el crecimiento con respecto al resto de los otros países, tiene que ver con el desfinanciamiento?
--Si, claro. Mucho no quiero hablar de eso porque después los haters te matan. Pero yo te voy a dar mi postura de cómo veo el deporte en general. Me puedo equivocar pero es mi opinión. Si vos no apostás por ese chico que comienza en el deporte paralímpico y solo apostás al deporte de alto rendimiento, es decir que las becas solo van al alto rendimiento, va a ser muy difícil que el chico llegue a un juego Olímpico o Paralímpico. Vos tenés que apostar desde abajo y hacia arriba. En este sentido (yendo a tu pregunta) el desfinanciamiento de los Juegos Evita es un pecado enorme para nosotros. Para el deporte en su totalidad, porque ésa era la herramienta que tenían los chicos para iniciarse en el alto rendimiento. Para proyectarse en el día de mañana. Ponele que de esos chicos no llegaban todos, pero que llegarán tres o cuatro. Ya es un montón para la Argentina. Ahora la base la tienen que hacer los Juegos Bonaerenses, que por suerte siguen igual, pero hay una competencia menos. Me parece que fue un despropósito en ese sentido. A mí no me afecta porque yo la beca la he sostenido con los resultados. Y sé que si no rindo me la sacan, pero yo ya tengo una carrera hecha en el alto rendimiento. Pero ¿qué pasa con el chico que apuesta sus primeros pasos?
--¿Qué pasa?
--Que necesita una decisión política más allá del esfuerzo, de la pasión y del talento. Si no hay apoyo es muy difícil para el que recién comienza. Y esto no tiene que ver con darnos plata, que es lo primero que piensan. Es tener garantizado el traslado, el lugar de entrenamiento, que pueda solo dedicarse a eso. Que llegue en igualdad de condiciones con los otros competidores. Hoy un deportista Olímpico/Paralímpico tiene que dedicarse a otra cosa para solventar sus gastos. Son una gran minoría los que pueden solventar con marcas.
--¿Y vos?
--En mi caso, yo tengo dos hijas. Si estoy entrenando y pienso que mis hijas no tienen para comer, ¿cómo voy a ser competitivo? Por eso siempre digo: ¿queremos medallas? ¿Qué hacemos como país para lograrlo?
--¿Entendiste a Coty Garrone, la paralímpica que le dio la mano al Presidente y después posteó un video lavándose las manos?
--Ella lo saludó. Y a mí también me mataron en las redes, porque soy empleado municipal. Yo tengo mi ideología política, lo que no significa que no lo vaya a saludar, por respeto a la investidura presidencial. Es más, muchos en redes decían que yo no merecía llevar la bandera si no apoyaba al Presidente. Y eso no tiene nada ver. No me gusta que me quieran imponer una mirada desde las redes. ¿Cómo me van a decir que no merezco llevar la bandera porque estoy en desacuerdo con la política del Presidente? Estamos en un país democrático y puedo opinar como cualquier otro. ¿No estamos en un país libre?
--Cómo era de tan chico pensar en entrenar cuando vivías una realidad tan dura en tu casa?
-Lo hacía porque era mi manera de salir de toda esa violencia física y simbólica. Imaginate que vivía una realidad en la que mi papá no solo me golpeaba, sino que me decía cosas como que iba a vivir siempre de un subsidio, que no iba a lograr nada en la vida y que iba a estar siempre arrastrado a sus pies. Pero todo lo fui poniéndolo como en una mochila, y todos los días me iba a acostar pensando en que tenía que cambiar eso. Sabía que no podía estar destinado a lo que decía. Ir a entrenar, prepararse para los Juegos Bonaerenses, era mi manera de escapar de esa mirada de mi viejo y de esa parte de la sociedad que ve a la persona con discapacidad como un pobrecito.
--¿Lo hablaste con tu viejo alguna vez?
--Sí. Cuando me pude sentar a charlar con él, me dijo que lo hacía para educarme, y que por ahí todo me hizo ser la persona que soy. Cosa con la cual yo estoy en completo desacuerdo. Quien soy es algo a lo que llegué acompañado por personas que realmente me querían. Si su manera de demostrar amor era golpeando me parece que está muy equivocado.
--En el momento de llevar la bandera de la delegación argentina que representa al país, ¿te acordarás de esas palabras que te decían a que estabas destinado y a que no?
--Puede ser. Creo que las sensaciones van a estar allá. Eso es lo máximo a lo que un deportista quiere llegar. Entonces supongo que ahí estará todo el proceso desde cuando era chico, cuando pasó lo de mi hermana, mi mamá, el nacimiento de mis hijas, la separación, los nuevos amores, todo va a estar resumido en eso. En lo que vos sos como persona en ese momento. Ahí creo que voy a mirar para atrás y voy a decir: ¿Todo esto logré yo? Y si es con una nueva medalla para mi país sería un sueño.