“Había que hacer una norma previsible”, resume a modo de análisis María Eugenia Schmuck sobre la nueva ordenanza que regulará la diversión y los espectáculos públicos en Rosario. Cuando pasaron más de dos semanas de haberse aprobado por unanimidad en el Concejo Municipal, la presidenta del Concejo valora el amplio debate que se dio con la firme intensión, además, de apurar la instalación en la agenda del Ejecutivo para que el decreto reglamentario y la promulgación no se demore. “Sé que el Ejecutivo está trabajando en el texto”, dijo Schmuck a Rosario/12, al tiempo que confió que se está poniendo el acento en la letra fina: “La idea es que lo más rápido posible el intendente (Pablo Javkin) pueda promulgarla con la reglamentación respectiva para que la podamos implementar”.

Arriesgando una fecha estimó: “Para finales de agosto puede estar en funcionamiento. Con el Secretario de Gobierno -que es en definitiva la autoridad máxima por debajo del intendente- calculamos que cuarenta días, más o menos, es lo que tiene el Ejecutivo para promulgarla, y queremos hacer coincidir ese plazo con la letra de la reglamentación. A ver sí nos agarra la primavera con la normativa ordenada”.
Sobre las expectativas en cuanto a los tiempos de la reglamentación y plena implementación de la norma, la concejala dejó entrever su optimismo: “Muchos de los temas que decidimos dejar sujeto a la regulación del Ejecutivo por supuesto que los conversamos permanentemente con los secretarios correspondientes; entonces comenzamos a trabajar en la reglamentación mientras todavía debatíamos la norma, por lo menos en las ideas”.

Como supo este medio, la presidenta del Concejo ya tenía agenda de reuniones programadas para esta semana con funcionarios del Ejecutivo con el fin de trasladarle cuál era el espíritu de los ediles en el momento de delegar en ellos algunos temas para su reglamentación para que sepan por dónde venían los debates y se respete la intensión que tuvo el Concejo en esa delegación.

En tanto aspecto inmaterial, la nueva ordenanza busca, en su espíritu, correrse del paradigma del puro control para convertir al Estado en partícipe, promotor y actor conjunto que pueda brindar reglas claras además de recursos para la ejecución compartida. Entre los aspectos destacables crea el Régimen de Preservación y Fomento Municipal para Espacios Culturales Independientes en el ámbito de la Municipalidad de Rosario para potenciar su desarrollo; interviene en la capacidad de los establecimientos; modifica los horarios tope para el funcionamiento de los locales; e impone dos tipos de licencia para música de ambiente y difusión musical.

Schmuck insiste en repensar las reglas de juego de la nocturnidad en un nuevo paradigma que se corra de la vieja tentación de clasificar a los establecimiento en bailables y no bailables. “Es una cosa ridícula que estaba absolutamente agotada”, opinó y celebró que ahora se pueda pensar en tanto pacto de convivencia ciudadana: “La mayor queja y demanda de los vecinos está en regular el entorno, la entrada y salida de los lugares, la limpieza, la infraestructura, el tránsito, la seguridad, y eso formó parte de la normativa”.

“El empresario tendrá que hacer, por ejemplo, una inversión en infraestructura para insonorizar en un pacto de convivencia con los linderos como condición sine qua non y, en el caso que sean locales de más de 300 metros cuadrados, con todo el entorno. Y esto último lo tendrá que hacer en coordinación con el Ejecutivo municipal porque no solamente va a tener que ver con el sonido sino también con la limpieza. El cómo se controla es una de las cosas que hay que regular y reglamentar. Nosotros le exigimos al dueño del emprendimiento que se haga cargo de su vereda y de la higiene de los 30 metros linderos de cada lado. Pero también le exigimos la seguridad, la entrada y salida ordenada. Eso, a veces, requiere de una coparticipación del Estado tal como lo pusimos en la normativa”.

Sobre los aspectos regulatorios de la nueva ordenanza de nocturnidad, la presidenta del Concejo indicó que es “mucho más previsible que la anterior emparchada a lo largo de más de veinte años”. Y evaluó que la anterior, que reguló la actividad hasta ahora y data de 2001, “era muy interpretable, difícil de ejecutar y de controlar, quedando la tarea a merced del inspector”.

A contracorriente, dice que la nueva letra es clara: “El empresario hará una declaración jurada de lo que quiere, llevará un ingeniero de sonido que le dirá cómo tiene que insonorizar para que al vecino le llegue el sonido ajustado a las normas IRAM recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, la cantidad de decibeles exactos como sí fuera un televisor bajo. Está todo claro y mientras el empresario lo sepa hará la inversión. Nosotros teníamos que garantizar la convivencia con los vecinos y el descanso pero también la inversión de los empresarios y que los jóvenes y todas la generaciones tengan un espacio donde poder disfrutar de la noche”.