Ahora que Joe Biden se resignó a reconocer que el 70% de los estadunidenses (incluido el 65% de los demócratas) sostenía que el actual presidente de Estados Unidos debía resignar su candidatura, quizás convenga repasar lo que la misma encuesta de Associated Press revelaba en el caso de Donald Trump. Un sorprendente 57% (entre ellos el 26% de los republicanos y el 51% de los votantes independientes) también espera que el político favorito de Javier Milei abandone su aspiración presidencial.

Casi dos décadas menor que Trump (59 años frente a 78), Kamala Harris puede encontrar en estos números un buen motivo para el optimismo. Si finalmente consigue la candidatura, debería poner todo su esfuerzo en mantener el problema de la senilidad de los postulantes en el centro de la campaña.

Trump será su principal aliado.

Trump, entre Hannibal Lecter y Kim Jong-un

Aunque pocos medios lo destacaron, en su discurso ante la Convención Republicana que acaba de nominarlo oficialmente como su candidato a la presidencia, Trump divagó por más de 90 minutos, en el discurso de aceptación más largo de la historia.

Comparó a los inmigrantes con Hannibal Lecter, aseguró que el líder norcoreano Kim Jong-un seguramente lo extraña y aseguró que Venezuela había resuelto el problema de la inseguridad liberando a todos los criminales y mandándolos a Estados Unidos.

Sin Biden en carrera, cada presentación suya puede ser un cruel recordatorio de lo que lo que el paso del tiempo hace a los seres humanos.

Todos para una, Kamala Harris

Kamala Harris tiene varios puntos débiles. Uno de los más recordados ahora por sus compañeros de partido es su fragilidad a la hora de diseñar campañas. Pero también puede mostrar varias fortalezas. Quizás la principal sea su evidente favoritismo para unificar a los demócratas.

Al empujón de Biden, se sumaron los de Bill y Hillary Clinton y los de la mayoría de líderes partidarios. Ya recogió el respaldo de los principales dirigentes de la comunidad afroamericana y de las organizaciones de mujeres. Solo le falta el de Barack Obama, que podría llegar esta semana.

Kamala Harris. AFP

Fue la cara más visible del actual gobierno en su lucha por mantener el derecho al aborto, otro tema que puede ser decisivo en las elecciones, y también los derechos laborales. Si se lo propone, Harris podría reivindicarse como continuadora del “populismo” de Biden que, a diferencia de Clinton y Obama, destinó muchas iniciativas a pelearle a Trump el voto de los trabajadores castigados por la economía neoliberal.

El discreto encanto de las encuestas

Los estrategas demócratas confían en compensar el repunte de Trump tras el atentado. Para ello, cuentan con el aire fresco que significará el fin de la pesadilla de ver que la política norteamericana se reducía a la competencia entre dos ancianos decrépitos.

Pero no solo con eso. Las últimas encuestas muestran a la vicepresidenta mejor posicionada que Biden. 

Los índices de popularidad de Trump promedian un moderado 42,2% y el último sondeo de ABC News/ Washington Post /Ipsos, publicado antes del renunciamiento presidencial, ya otorgaba a Harris un 49% de las preferencias, tres puntos por encima del republicano.

Nada de esto implica que los demócratas tengan ganada la elección. Solo que, a pesar de que siguen abajo en los estados clave y de que Trump es el evidente favorito, están nuevamente en carrera. 

Dentro de muy poco, todo el mundo descubrirá si saben cómo correrla.