A problemas repentinos, soluciones drásticas. Es algo que podría decir Matthew Dawson. Para demostrarlo alcanza con repasar los hechos. Dawson representa a Australia en los Juegos Olímpicos. Por poco: casi se queda afuera, debido a que una fractura amenazó con dejarlo fuera de las canchas. Sin embargo, una drástica decisión lo mantuvo dentro del campo de juego.
Todo empezó cuando, en un entrenamiento del equipo de hockey masculino, una mala maniobra derivó en la fractura del dedo anular de su mano derecha. Pero los días para la recuperación ya no alcanzaban Sólo quedaban dos caminos: romper los esquemas o retirarse, esperar, y esperar a tener mejor suerte la próxima vez.
Dawson optó por la primera. Ante la fractura, se planteó el dilema y eligió: se amputó el dedo. La lógica de la decisión la explicó su entrenador: “La mejor forma de recuperarse era simplemente cortarse el extremo del dedo, así que eso es lo que decidió hacer. No es algo que un entrenador pueda decidir por un jugador”.
Sin dedo, no hay fractura. Y los tiempos se achican a la cicatrización. Y si bien el osado deportista aseguró después que no tuvo mucho tiempo para tomar una decisión, sí afirmó que “tenía toda la información que necesitaba para tomar una decisión no sólo para jugar en París, sino para la vida después” de la competencia.
Ahora en las redes sociales se muestra conforme con esta alternativa. Incluso se ríe del tema y repostea en historias sus fotos con la marcada ausencia del dedo. Pero el destino está en el aire y habrá que ver si la sonrisa se mantiene más allá de sábado 27 de julio a las 8:15, cuando juegue su debut, ni más ni menos, que contra Argentina.
Dawson ya representó a su país en competencias de primer nivel: estuvo en Rio 2016 y Tokio 2020, cosechando en Japón una valorada medalla de plata luego de que se le escapara el partido en la tanda de penales. Eso sí, no tuvo chance de marcar ningún gol a lo largo de toda la competencia.