En el sector energético se vive un clima de máxima tensión luego de que el Secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, eliminara por decreto una serie de regulaciones que establecían las funciones básicas y estratégicas de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), entre ellas la importación de combustible –al precio de dólar oficial- para abastecer al mercado energético mayorista.

Las centrales térmicas utilizan gas natural como combustible, pero cuando éste escasea deben reemplazarlo por fuel oil o gasoil, con un costo sensiblemente mayor. Este combustible líquido le es suministrado por Cammesa, que por esa razón actúa como intermediario, para poder asegurar el abastecimiento y regular el precio de la generación eléctrica.

Pero en las últimas semanas se ha desatado una disputa entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Energía, Rodríguez Chirillo, en el que las empresas Cammesa y Enarsa, han pasado a ser los campos de batalla. Los recortes de funciones para Cammesa ha sido una de las consecuencias de esa batalla, y las acusaciones cruzadas entre funcionarios de segunda línea que responden a Rodríguez Chirillo y a Caputo ha pasado a ser moneda corriente en esta disputa. 

Las funciones de Cammesa que se ven afectadas por ese decreto fueron detalladas por el especialista en materia energética y titular de la consultora Paspartú, Juan José Carbajales.  Eatas son: la importación directa de energía eléctrica proveniente de Brasil, Bolivia o Chile en el marco de acuerdos bilaterales con esas naciones queda en cabeza de Cammesa; con relación a los combustibles como el gas natural los contratos de suministro firmados en el marco del plan Gas.ar están también regulados por Cammesa, al igual que las importaciones directas provenientes de Bolivia. 

El transporte del gas natural a través del Gasoducto Néstor Kirchner es también un servicio en cabeza de Cammesa y Enarsa. La lista sigue y abarca desde la prestación de servicios a buques alijadores, depósitos y camiones para el transporte de gasoil hasta los contratos vinculados al abastecimiento de energías renovables, convencionales y nucleares.

El vicepresidente de Cammesa, Mario Cairella, no es de los colaboradores más directos del Secretario de Energía, quien había propuesto a otra persona para ese cargo. Fue propuesto por Luis Caputo, quien lo erigió en el cargo en el mes de mayo pasado. Como parte de este conflicto, Cairella le solicitó por escrito a Chirillo que estipule cuáles acciones deberá desarrollar Cammesa y especifique de dónde saldrán los fondos. Además, hizo circular un informe donde señala que en verano podrían producirse cortes de suministro eléctrico por la incapacidad del sistema para hacer frente a los eventuales picos de consumo.

Puntualmente, en el sector temen por las importaciones para el abastecimiento de energía eléctrica. Ante la escasez de dólares en el Banco Central, las compañías generadoras anticipan que deberán descontar los pagos al dólar Contado con Liquidación, lo cual encarecerá el servicio claramente. 

Además Cammesa acumula una deuda importante con las generadoras, que recibieron bonos a pagar en 2038 de parte del ministro de Economía, Luis Caputo, en el marco del no menos desprolijo proceso de ajuste fiscal de la Nación. De dicha negociación, Caputo excluyó a Rodríguez Chirillo y trató directamente con las empresas generadoras.

Por si faltaran pimienta en este asunto, Fernando Luis Olaizola, asesor de Chirillo, denunció a autoridades de Cammesa, por desviar fondos millonarios de la compañía “equivalentes a barcos completos de combustibles” durante las últimas dos décadas. En dicha denuncia mencionó explícitamente a Cairella.

El rol de Cammesa es claro desde un punto de vista operativo y estratégico para el funcionamiento del entramado energético nacional, pero el Gobierno parece buscar evadirlo en la medida que no cuenta con los fondos para su normal actividad. El Estado se corre y pone en aprieto a las compañías privadas en un mercado que es complejo y en donde priman las urgencias, en el medio está la incertidumbre para los consumidores.